A mi se?al, ira y fuego
En cuanto comienza a sonar el himno nacional se olvidan los desencantos heredados, los malos augurios, las ri?as preventivas y todo lo malo.

A las Eurocopas, como a La que se avecina, se va uno enganchando y desenganchando por momentos, a menudo por los motivos m¨¢s insospechados y menos importantes. La ilusi¨®n por el primer partido, el que enfrent¨® a Italia y Turqu¨ªa en Roma, me dur¨®, exactamente, diecis¨¦is minutos, lo que tard¨® el realizador en mostrarnos a Ciro Immobile mes¨¢ndose el cabello en slow motion, una escena de alt¨ªsimo voltaje que me fundi¨® los plomos hasta el punto de que me pas¨¦ el resto del partido leyendo comparativas sobre mascarillas para el pelo en internet: as¨ª es el f¨²tbol cuando uno lo vive pendiente de los detalles.
El debut de los nuestros suele marcar un punto de inflexi¨®n en el discurrir de los grandes torneos, normalmente para bien. Poco importa que tratemos de resistirnos. En cuanto comienza a sonar el himno nacional -y caemos en la cuenta de que la supervivencia del tarareo depende de nosotros- se olvidan los desencantos heredados, los malos augurios, las ri?as preventivas y hasta el nombre del psic¨®logo que persigue a Luis Enrique a todas partes. "A mi se?al, ira y fuego", ordena M¨¢ximo D¨¦cimo Meridio en una de las primeras escenas de Gladiator. Y esto es un poco lo mismo pero con suecos de por medio, Camacho record¨¢ndonos que el f¨²tbol es cosa de vida o muerte por televisi¨®n, y la mascota de la Eurocopa con un cartel de Compro Oro en las inmediaciones de La Cartuja: ?vamos, Espa?a!
"?A d¨®nde vamos?", se preguntar¨¢ usted, que lleva de morros con Luis Enrique desde que anunci¨® la lista de convocados. Eso ya lo veremos m¨¢s adelante. De momento, y para asegurarnos el mejor debut posible, se recomienda espantarse cuanto antes el meigallo, pitar lo justo a Morata, dar una imagen deplorable como pa¨ªs y ganar por la m¨ªnima, que es como se oposita a una Eurocopa desde tiempos inmemoriales: despistando a todo el mundo pero con los tres primeros puntos en la mochila. Yo, personalmente, tengo fe. La recuper¨¦ ayer mismo viendo a un ingl¨¦s de mediana edad, rosado, grueso y sin camiseta, celebrando un gol de Sterling bajo un sol de justicia: la m¨¢s perfecta de las c¨¢balas.