Al borde de la zona catastr¨®fica
El Madrid cae en Kiev, pero la victoria del Inter en M?nchengladbach le permite seguir dependiendo de s¨ª mismo para pasar. Le falt¨® punter¨ªa en la primera mitad y de todo tras encajar el 1-0.


Queda un rastro preocupante a espaldas de cada partido del Madrid. Sus resultados se parecen extraordinariamente en los d¨ªas malos y en los regulares (los buenos son dif¨ªciles de encontrar), como el de Kiev. Falta el gol, pasa el tiempo y se produce la met¨¢stasis, que acaba alcanzando a toda la geograf¨ªa del equipo. As¨ª cay¨® ante el Shakhtar, que se creci¨® ante un rival desarmado. El Inter le dio una vida extra para seguir dependiendo de s¨ª mismo. Si gana al Borussia, estar¨¢ en octavos. Quedarse en esa frontera es territorio desconocido en el club.
No ha prosperado hasta ahora la investigaci¨®n de Zidane sobre por qu¨¦ su Madrid va de palo a palo de un d¨ªa para otro, de por qu¨¦ pierde de golpe el sentido del deber como quien pierde de vista la carretera y acaba en la cuneta. Vistos sus resbalones recientes (derrotas ante tres modestos y un Valencia amputado) la hip¨®tesis m¨¢s razonable apunta al error de c¨¢lculo. El f¨²tbol de hoy divide los equipos en buenos, muy buenos y excepcionales y el Madrid crey¨®, equivocadamente, que a¨²n quedan algunos por debajo de ese umbral. Esta vez s¨ª trat¨® con respeto al Shakhtar, que no tiene sangre azul pero tampoco es una mar¨ªa, y tampoco bast¨®. Tambi¨¦n debe mirar hacia dentro Zidane, cuyo plan es contar con todos cuando con algunos ya no se puede contar.
El palo
En Kiev el franc¨¦s le dio otra vuelta al once, sin la escolta de Casemiro, que este a?o no lo es tanto; con un centro del campo m¨¢s creativo que permite a Odegaard ser el enganche, puesto suprimido por el 4-3-3, y con Rodrygo y Asensio en sus bandas naturales. Cree que el mejor tratamiento para mejorar a la pareja es la insistencia. Con Vinicius, relevo natural del desparecido Hazard, aplica la terapia contraria.
El Madrid sali¨® con la pelota y la determinaci¨®n bajo el brazo. Presi¨®n elevada, solidaria y exigente y vocaci¨®n de ataque por los flancos. Lo que no se vio ante el Alav¨¦s. Al Shakhtar, que es notablemente inferior, no le qued¨® otra que ovillarse en torno a Trubin. El mensaje que mand¨® a los ucranianos es que en Valdebebas le pillaron en la hora de la siesta. A los 5 minutos ya hab¨ªa estrellado Asensio un remate al palo y seis despu¨¦s Benzema no encontr¨® colocaci¨®n en su remate franco desde el borde del ¨¢rea. Hasta Rodrygo le ech¨® cara en sus dos primeras incursiones por la derecha. Con ¨¦l queda siempre la sensaci¨®n de que juega por debajo de sus posibilidades por falta de arrojo.
El problema es que este Madrid se distrae con extrema facilidad. Una falta crucial de Varane a Moraes que lesion¨® al brasile?o cambi¨® la din¨¢mica. El equipo de Zidane perdi¨® el hilo y el Shakhtar encontr¨® por donde respirar. Es un grupo hegem¨®nico en su Liga y verse sin la pelota le incomoda. Y es que el Madrid es capaz de ser un equipo y el contrario en un mismo partido. Incluso en un mismo tiempo. Antes y despu¨¦s del receso, Asensio apunt¨® buenas noticias. Ofreci¨® su mejor versi¨®n en meses. Quiz¨¢ la izquierda sea su banda, aunque a ¨¦l le apetezca menos y a Zidane tampoco le haga feliz tener otro competidor para Hazard. A la media hora, Trubin le sac¨® milagrosamente un remate al balear, que hab¨ªa bordado una combinaci¨®n con Odegaard.
El desastre
El segundo asalto del Madrid antes del descanso tambi¨¦n acab¨® sin gol, el muro con el que se topa incluso en sus mejores d¨ªas. Benzema no tiene siempre el mismo apetito y a Odegaard, que deja buenos detalles, le falta pegar la patada en la puerta.
La segunda mitad volvi¨® con el mismo dominio del Madrid y cinco minutos locos: a Nacho se le fue alto un cabezazo cuando Trubin hab¨ªa sacado ya bandera blanca; Courtois le quit¨® el gol a Taison, el mejor de los ucranianos, y Dentinho adelant¨® al Shakhtar en un error terrible de Mendy, que se volvi¨® creativo en ¨¢rea propia y asisti¨® al brasile?o.
Ah¨ª volvi¨® a evidenciarse que el Madrid no es s¨®lo un equipo sin pegada, sino tambi¨¦n sin mand¨ªbula. Ese gol inesperado, en cierto modo inmerecido, provoc¨® un desvanecimiento descomunal. Perdi¨® la orientaci¨®n, la pelota, el orden y hasta la esperanza. Qued¨®, durante unos minutos, un equipo bloqueado, sin capacidad de respuesta, bland¨ªsimo en el eje, donde Kroos y Modric no son precisamente andamio, y sin ¨¢nimo para retomar su presi¨®n inicial. Y de pronto, tres cambios, todos en ataque, y la embestida final, con Mariano a la cabeza. Y con Casemiro, en el banquillo. El todo o nada. Y fue la nada, porque en una contra, Solomon, reci¨¦n entrado, anduvo midiendo a Lucas V¨¢zquez hasta encontrar el hueco para meterle el estoque al Madrid, que llega a la ¨²ltima jornada con opciones de ser primero... o ¨²ltimo. Dos a?os lleva cayendo en octavos y se percibi¨® como un drama. Caer en la fase de grupos, por primera vez en la historia, elevar¨ªa el caso a la categor¨ªa de cat¨¢strofe.