El peor plan de jubilaci¨®n: la decadencia de Gregg Popovich
Tras 22 temporadas consecutivas en playoffs y 5 anillos, Popovich afronta sus ¨²ltimos a?os en unos Spurs sin aspiraciones y condenados por sus propios errores.


A 7:55 para el final del tercer cuarto, Zaza Pachulia met¨ªa el pie en la zona de aterrizaje de Kawhi Leonard, que con un paso atr¨¢s y un salto en suspensi¨®n intentaba una nueva canasta para los Spurs. Era el primer partido de las finales de la Conferencia Oeste del a?o 2017. Los Spurs ganaban de 21 puntos (55-76) en lo que fue una exhibici¨®n constante de t¨¢ctica por parte de Gregg Popovich hacia el que fuera su jugador, Steve Kerr. El equipo texano dej¨® a sus rivales en 16 puntos en el primer periodo y en 26 en el segundo. El cl¨ªnic de juego era absolutamente inapelable y los Warriors, que hab¨ªan conseguido 67 victorias en regular season (por las 61 de sus rivales), se vieron entre la espada y la pared despu¨¦s de haber superado con sendos sweeps la primera y la segunda ronda. Y, cuando parec¨ªa que la machada era posible y el intento de remontada una quimera, todo cambi¨®.
Es innegable que los Warriors estaban en una clara din¨¢mica ascendente en este tercer periodo, pero el adi¨®s a Kawhi min¨® tanto la moral de los Spurs, que un encuentro que dominaron por m¨¢s de 20 puntos lo acabaron perdiendo de 2. El 113-111 final supuso tambi¨¦n el fin de una era, aunque eso todav¨ªa no se sab¨ªa. Tim Duncan se hab¨ªa despedido un a?o antes y Manu Gin¨®bili y Tony Parker eran cada vez m¨¢s mayores y estaban cada vez m¨¢s cansados. Kawhi era el relevo l¨®gico, la estrella incipiente que era el futuro pero tambi¨¦n el presente. El hombre llamado a dominar una competici¨®n a la que ten¨ªa capacidad de adaptarse como figura atemporal, esa capaz de jugar como antes, y no perder coba con el estilo de ahora. Sin embargo, esa lesi¨®n, potenciada por Pachulia, estrope¨® los planes de un Popovich a cuyos equipos siempre le hab¨ªan respetado los problemas f¨ªsicos y los reveses de ¨²ltima hora. Ese salto de Kawhi y ese pie de Pachulia lo cambiaron todo. Y, en ese momento, empez¨® el camino a la perdici¨®n.
Kawhi, problemas con los m¨¦dicos mediante, forz¨® a los Spurs a una situaci¨®n imposible, incluso poniendo a alguien como Popovich en su contra. El pragmatismo del t¨¦cnico de cara hacia fuera, sin grandes cr¨ªticas jam¨¢s a nadie y con una capacidad para cuidar a sus estrellas digna de encomio, provoc¨® que las cosas se vieran de otra manera en los Spurs. Ya no era esa franquicia mod¨¦lica que era capaz de asegurar la continuidad constante de sus estrellas durante una cantidad ingente de a?os. El funcionamiento interno se resquebraj¨® por la acci¨®n de un jugador impert¨¦rrito a la par que herm¨¦tico, que hizo un uso cuestionable del empoderamiento del jugador, apadrin¨® el load managment y puso en un primer plano eso que ahora est¨¢ en boga dentro de las nuevas generaciones: el entorno. Esa palabra que tiene tanto poder o m¨¢s que el jugador para forzar traspasos y decidir, por qu¨¦ no, el futuro de un proyecto determinado.
En ese traspaso, el de Kawhi, no qued¨® patente solo el error de los Spurs al intentar constuir un nuevo proyecto en torno a DeMar Derozan y LaMarcus Aldrige, dos talentos incuestionables que estaban incuestionablemente por debajo de las estrellas anteriores. Tambi¨¦n la animadversi¨®n de los Spurs en general y de Popovich en particular hacia los Lakers. Ciertos sectores de San Antonio celebraron el traspaso que acab¨® con el sainete Kawhi Leonard, que pondr¨ªa rumbo a Toronto y no a Los ?ngeles, esa ciudad enemiga que genera unos sentimientos para nada rec¨ªprocos. Al fin y al cabo, para rivalidad, los de p¨²rpura y oro ya tienen a los Celtics, mientras que los Spurs se quedaron con un premio muy cuestionado en ese traspaso (el ya mencionado DeRozan), en el que iniciaron una ca¨ªda paulatina que acab¨®, coronavirus aparte, con 22 temporadas consecutivas en playoffs. Todo, claro, tiene su explicaci¨®n, y muchos se acordaron de c¨®mo en 1999, Phil Jackson, que utilizaba como nadie el juego psicol¨®gico, dirigi¨® su consabida verborrea hacia los Spurs. El Maestro Zen quit¨® importancia al anillo de los texanos ese a?o, el primero de la dinast¨ªa, temporada del primer lockout que provocaba un acortamiento de la temporada, defini¨¦ndolo como el a?o del asterisco (se jugaron 50 partidos y no hubo All Star). Popovich jam¨¢s se lo perdon¨®.
Del todo a la nada
En 22 a?os, Popovich bati¨® casi todos los r¨¦cords posibles. Se quedaron a una participaci¨®n en playoffs de la marca m¨¢s absoluta, y comparten el tope con los Nationals/76ers, que hicieron lo propio entre 1950 y 1971. En ese tramo ganaron cinco anillos (los mismos que los Lakers), sumando m¨¢s victorias que nadie en playoffs (170) y regular season (1.228). En ese periodo de tiempo, los Spurs superaron las 50 victorias en 19 de sus primeras 20 participaciones, siendo la ¨²nica ocasi¨®n en la que no llegaron a esa cifra precisamente en la temporada del lockout, algo que habr¨ªa sido imposible (37-13). S¨ª lo hicieron en la 2011-12, a pesar de contar solo con 66 duelos (50-16). Las 60 victorias se superaron otras seis veces, Tim Duncan gan¨® dos MVPs, Kawhi dos premios a Mejor Defensor, Gin¨®bili uno a Mejor Sexto Hombre... Y siempre estuvieron en faena: adem¨¢s de los cinco anillos jugaron seis Finales y 10 finales de Conferencia. Un ¨¦xito constante en un periodo de tiempo enorme en el que establecieron una de las mejores dinast¨ªas de la historia, fueron cuna del mayor aperturismo que la NBA ha experimentado y fueron candidatos de manera objetiva.
Todo eso se ha evaporado: los Spurs consiguieron a LaMarcus Aldrige procedente de Portland, a DeRozan de los Raptors y a un envejecido Pau Gasol, procedente de los Bulls. Movimientos que se dieron en 2015, 2018 y 2016 respectivamente. Pero ninguno fragu¨® a largo plazo y el juego colaborativo del que Popovich disfrut¨® en los ¨²ltimos a?os de ¨¦xitos, empez¨® a brillar por su ausencia. Gin¨®bili se retir¨®, Parker puso rumbo a los Hornets antes que a la clandestinidad y la mujer del t¨¦cnico muri¨®, provocando un sentimiento de a?oranza enorme que ya apareci¨® con el adi¨®s de Duncan en 2016, pero que se agrav¨® con todas esas p¨¦rdidas. Pero ¨¦l decidi¨® seguir ah¨ª, inamovible, liderar a un grupo con menos talento a los playoffs en 2018 y 2019 (47 y 48 victorias respectivamente) e incluso tener oportunidades reales de pasar a segunda ronda por la parte f¨¢cil del cuadro en 2019, la ¨²ltima vez que llegaron a la fase final: 2-1 arriba y s¨¦ptimo partido ante los Nuggets en Colorado. Y en semifinales estaban los Blazers. ?Hasta d¨®nde podr¨ªan haber llegado? En fin. Nunca lo sabremos.
En los ¨²ltimos a?os, los Spurs se han quedado sin playoffs, pero no han renunciado a nada ni han tankeado como para hacerse con puestos altos en el draft. En 2016 lleg¨® Dejounte Murray, un hombre con gran talento que es la cara de un futuro que no llega. Desde entonces, Derrick White, Lonnie Walker, Keldon Johnson, Devin Vassell... Un bot¨ªn bueno pero insuficiente para ganar posiciones en una Conferencia Oeste siempre competitiva. Joshua Primo, selecci¨®n n¨²mero 12 del presente draft, apenas ha disputado 3 partidos y ya no hay veteranos que se congracien con los j¨®venes tras las salidas de Aldrige y DeRozan, que tuvieron buenos n¨²meros pero nunca cuadraron al 100% con la idiosincrasia del lugar en el que se encontraban. Ni, claro, ten¨ªan la calidad de sus antecesores. Los contratos no han sido abusivos ni lo son en este momento, y Murray y White, con 48 y 69 millones garantizados para los pr¨®ximos a?os, son los que m¨¢s cobran de una plantilla que era la m¨¢s veterana de la NBA hace unos a?o y ahora es la novena m¨¢s joven, con 25,3 a?os de media.
Y entre medias de todo ello, Gregg Popovich sigue a lo suyo. Imperecedero, ha pasado por la selecci¨®n de Estados Unidos para liarla en un Mundial y ganar unos Juegos Ol¨ªmpicos. Una p¨¢gina m¨¢s de un curr¨ªculum envidiable, pero que se enfrenta a un plan de jubilaci¨®n un poco triste. Unos a?os en los que se dedicar¨¢ a iniciar una reconstrucci¨®n que terminar¨¢, si todo va bien, una Becky Hammond que lleva mucho tiempo esperando su oportunidad. Una etapa final que representa el ocaso para un hombre que cobra 11,5 millones por temporada, m¨¢s que ning¨²n otro entrenador. Y del que LeBron James dijo que era el mejor t¨¦cnico de todos los tiempos al haber dominado y ganado en tres ¨¦pocas diferentes: la era de los hombres altos (bal¨®n dentro-fuera), la del pick and roll y la de los triples. Un legado objetivamente inabarcable con un final amargo. El crep¨²sculo y la decadencia, en una carrera que abarca ya 26 a?os, es una cuesti¨®n de estad¨ªstica. E incluso los m¨¢s grandes lo sufren. Pero eso no quita, claro, que Gregg Popovich es eterno. Un genio.