Bombazo en Boston: Stevens deja el banquillo y sustituye a Ainge
Danny Ainge sale de los despachos tras una temporada catastr¨®fica para los Celtics. Stevens deja el banquillo y se convierte en Presidente de Operaciones. El proyecto, en jaque.


Se acab¨® lo que se daba. El proyecto de los Celtis exig¨ªa cambios que se ven¨ªan venir, y se han dado todos de repente, sin tiempo para pensar y mucho para dar de hablar. Danny Ainge sale de los despachos tras una gesti¨®n que abarca casi las ¨²ltimas dos d¨¦cadas y es sustituido por un Brad Stevens que, atenci¨®n, deja los banquillos y asume ¨²nicamente el puesto de General Manager. Bombazo total y absolutamente inesperado en la NBA, que dice adi¨®s a una de las figuras m¨¢s relevantes en los despachos de todo el siglo XXI, el hombre que sustituy¨® a la eterna (y eternizada) figura de un Red Auerbach fallecido en 2006, solo tres a?os despu¨¦s de que su pupilo, miembro de esos Celtics de Larry Bird que conquistaron tres anillos en los 80, llegara a la plana mayor de la franquicia m¨¢s ganadora de la historia de la NBA; entonces en solitario y hoy, claro, junto a Los Angeles Lakers, su enemigo ¨ªntimo.
Esto tiene dos conclusiones (entre muchas otras): la primera, que se va una de las figuras m¨¢s relevantes de la historia de los Celtics, el hacedor del big three (Garnett, Pierce y Allen) que dio a la ciudad de Boston su ¨²nico anillo en los ¨²ltimos 35 a?os, una crisis pantagru¨¦lica, casi inexplicable, que solo fue interrumpida por el buen hacer de Ainge en los despachos. La segunda, que su conservadurismo le ha pasado factura y que ha sido continuamente se?alado por aficionados, periodistas y analistas como el hombre que imped¨ªa a un proyecto prometedor, que se qued¨® a dos victorias de las Finales hace apenas ocho meses, dar el paso definitivo hacia el anillo. Un a?o horrible, perjudicado por el coronavirus y las lesiones, con play-in mediante y dudas infinitas, ha precipitado la salida de un personaje que se aprovech¨® de la avaricia de un hombre de apellido Projorov para hacer una reconstrucci¨®n meritoria. Y que hoy, casi ocho a?os despu¨¦s, ha visto c¨®mo su equipo ha sido eliminado en playoffs precisamente por el que hipotec¨® con ese traspaso. Ese que llev¨® a los envejecidos Garnett y Pierce a Brooklyn a cambio de rondas del draft de las que han salido Tatum, Jaylwn Brown, Smart... y otros que ya no est¨¢n (Rozier y compa?¨ªa).
La situaci¨®n de los Celtics es delicada: Brad Stevens lleg¨® en 2013, justo despu¨¦s del ya mencionado traspaso, y puso rumbo a una etapa de progresi¨®n magn¨ªfica que acab¨® con todos los miembros del anillo de 2008 (el ¨²ltimo en salir fue Rajon Rondo) y puso rumbo a una etapa que ha tenido siete participaciones consecutivas en playoffs y tres finales de la Conferencia Este. Dos de ellas fueron, por cierto, perdidas contra LeBron James, que tambi¨¦n les elimin¨® en la primera ronda de 2015. Stevens sale tras un formidable balance en lo general, pero pobre cuando el p¨²bluco te exige el anillo; y, seg¨²n las ¨²ltimas informaciones (Shams Charania, Adrian Wojnarowski...) muy quemado tras la burbuja, con muchas dificultades para mantener a flote la qu¨ªmica del grupo y con la discusi¨®n p¨²blica entre Marcus Smart y Gordon Hayward, ahora fuera del equipo, como plato fuerte de destrucci¨®n.
Los Celtics se van ahora al rinc¨®n de pensar. Tiene por delante un verano en el cu¨¢l necesitan un nuevo entrenador, un puesto para el que, de momento, han sonado Jason Kidd (nadie sabe por qu¨¦) y Lloyd Pierce, denostado tras su abrupta salida de los Hawks. Sean ellos o no, Stevens tendr¨¢ que hacer en los despachos el trabajo que Ainge no ha podido conseguir, y con el que el propio entrenador ha pasado de ser el heredero de Gregg Popovich a un buen entrenador para equipos malos. Los Celtics siguen necesitando banquillo y poder interior, adem¨¢s de rodear a Jayson Tatum, el h¨¦roe de todos, con las armas suficientes como para ganar un anillo esquivo que solo han podido ver de cerca una vez en 35 a?os. Una crisis excesivamente grande para una franquicia hist¨®rica. O, dicho de toda manera: un fracaso.