Carmelo, Lillard y el ¨²ltimo tren para la pareja de los 400 millones
Uno de los triunfadores del mercado, los Blazers est¨¢n llamados a pelear por estar en la zona noble del Oeste. Damian Lillard todav¨ªa no ha jugado con un vigente all star en Portland.


Los Trail Blazers, finalistas del Oeste en 2019 (4-0 contra unos Warriors sin Kevin Durant aunque manejaron ventajas de m¨¢s de diez puntos en tres partidos), llegaron a la burbuja de Florida fuera de la zona de playoffs, y necesitaron finalmente el novedoso play in para deshacerse de los biso?os Gizzlies y colarse por la puerta de atr¨¢s en las eliminatorias. All¨ª tuvieron un solo d¨ªa de gloria: abrieron la primera ronda con un triunfo ante los Lakers y despu¨¦s se llevaron cuatro derrotas seguidas, zarandeados en muchos tramos por el que iba a ser, a la postre, campe¨®n.
En Walt Disney World, y si se permite el chascarrillo f¨¢cil, Damian Lillard jug¨® a un nivel de dibujos animados. Fue MVP de ese regreso y en los ocho partidos previos al play in promedi¨® 37,6 puntos y 9,6 asistencias con un 43,6% en triples. Con su equipo contra las cuerdas y en trance, el base acab¨® con 51,3 puntos de media en los tres ¨²ltimos partidos: 51 a los Sixers, 61 a los Mavericks y 42 a los Nets. Sus triples imposibles y sus ¨²ltimos cuartos sobrehumanos relanzaron a un equipo que, mal mirado, necesitaba partidos estratosf¨¦ricos de un jugador estratosf¨¦rico para sobrevivir ante rivales que en general se jugaban poco o nada y que flirteaban con el triunfo casi por inercia gracias, b¨¢sicamente, al p¨¦simo desplieguen defensivo de los Blazers, finalmente un problema capital en la serie contra el martillo de los ultra f¨ªsicos Lakers.
Un proyecto venido de repente a menos
En una temporada, los Blazers hab¨ªan pasado de la su primera final del Oeste desde 2000 a una eliminaci¨®n sumar¨ªsima en primera ronda. Un balance en Regular Season de 35-39 pese a un temporad¨®n de Lillard, que jug¨® en Chicago su quinto All Star: 30 puntos y 8 asistencias con 4,1 triples anotados en r¨¦gimen de un 40% de acierto. El techo de su carrera en todos estos n¨²meros.
Las lesiones jugaron un papel fundamental en la bajada de revoluciones de un equipo que, en todo caso, lleva siete temporadas seguidas en playoffs. Cosa que no es sencilla en el Oeste. Cuatro, eso s¨ª, las ha saldado con eliminaciones en primera ronda. Jusuf Nurkic arrastraba su grav¨ªsima lesi¨®n (fractura de tibia) de marzo de 2019. Listo para volver justo cuando el coronavirus par¨® la temporada regular, regres¨® en la burbuja a muy bien nivel. Zach Collins, el ala-p¨ªvot en el que se ten¨ªan (y se tienen, pero el tiempo pasa) puestas muchas esperanzas (n¨²mero 10 de draft en 2017), solo jug¨® once partidos por una lesi¨®n de hombro y se perdi¨® la serie ante los Lakers por otra, esta vez en un tobillo. Las lesiones, al menos, permitieron que en noviembre los Blazers se giraran hacia Carmelo Anthony, que parec¨ªa a punto de quedarse sin opciones en la NBA. El alero promedi¨® m¨¢s de 15 puntos y 6 rebotes por partido, se gan¨® unos cuantos highlights¡ y profundiz¨® los problemas defensivos de un equipo cuya primera l¨ªnea de contenci¨®n (el backcourt Lillard-CJ McCollum) es una autopista para los rivales.
Las lesiones, en todo caso, no eran la ¨²nica raz¨®n de que los Blazers no fueran tan fieros. En el verano de 2019, el general manager Neil Olshey hab¨ªa tocado muchas teclas pero no hab¨ªa dejado sensaci¨®n de que el equipo fuera mejor que antes de que ¨¦l se remangara la camisa y descolgara el tel¨¦fono. Cambiar no siempre es mejorar, obviamente. Por el camino se hab¨ªan quedado jugadores fundamentales en la rotaci¨®n: Aminu, Harkless y Seth Curry (el herman¨ªsimo); y otros que, a su manera, hab¨ªan funcionado la temporada anterior: Kanter, Evan Turner, Layman... Rodney Hood, que hab¨ªa llegado en febrero de 2019, se rompi¨® el tend¨®n de Aquiles en diciembre. Y no sali¨® bien la renovaci¨®n de la rotaci¨®n con los Bazemore, Hezonja, un Whiteside que no tuvo demasiado valor ni como seguro en las zonas hasta el regreso de Nurkic, Tolliver y un Pau Gasol que no lleg¨® a debutar por la lesi¨®n en el pie que le tiene todav¨ªa fuera de las pistas y buscando f¨®rmulas para, al menos, estar en Tokio con la Selecci¨®n. En enero, los Blazers soltaron a Bazemore y Tolliver para hacerse con Trevor Ariza. En junio, el alero renunci¨® a estar en la burbuja para ocuparse de su hijo en medio de una complicada batalla por su custodia.
No fue el curso de los Blazers, desde luego. Un mal s¨ªntoma despu¨¦s de que en el verano de 2019 comprometieran m¨¢s de 300 millones extra para renovar a largo plazo a Lillard y McCollum: extensi¨®n de 196 millones y cuatro a?os para el base (que se acerca a Bill Walton y Clyde Drexler en el pante¨®n hist¨®rico de la franquicia), que tiene ahora 30 a?os y contrato hasta 2025, cuando habr¨¢ consumido una player option (2024-25) de ?54,2 millones de d¨®lares! Y 100 millones por tres a?os para el escolta, que tiene 29 y v¨ªnculo hasta 2024. En total, los Blazers pasaban a invertir 414 millones en sus dos estrellas durante un tramo de seis temporadas.
La eterna cuesti¨®n de la pareja Lillard-McCollum
Pero la cuesti¨®n es recurrente en Oreg¨®n: McCollum es un tremendo talento anotador pero, ?es el complemento ideal para Lillard? ?Ser¨ªa mejor el equipo traspasando al escolta y creando otro tipo de bloque alrededor de Lillard, obvio y extraordinario jugador franquicia? Las preguntas reaparecieron tras la eliminaci¨®n ante los Lakers, sobre todo despu¨¦s de que en la burbuja se confirmara el ascenso de Gary Trent Jr (21 a?os), un escolta que es una lapa en defensa y que tiene un notable tiro de tres nada m¨¢s recibir y sin acaparar la bola. Es decir, un jugador radicalmente opuesto a un McCollum que tiene talento de all star (nunca lo ha sido) y libera a Lillard en muchos tramos¡ pero es peque?o y d¨¦bil en defensa y en momentos calientes resulta algo redundante al lado del todopoderoso base. En todo caso, y con sus extensiones de 2019, la apuesta de los Blazers era que funcione un d¨²o que tiene una excelente qu¨ªmica. Al frente un Lillard que es rara avis en esta NBA de 2020: vive en Portland todo el a?o, est¨¢ comprometido al m¨¢ximo con la comunidad y jam¨¢s ha amenazado ni presionado a la franquicia ni ha dejado que se airee un posible cambio de aires. Una estrella de vieja escuela que, eso s¨ª, tiene 30 a?os y afronta su novena temporada en la NBA. Es decir, sabe que el tiempo empezar¨¢ a agotarse dentro de no mucho, y quiere ganar ya. Y ese ha sido su mensaje a la franquicia en la preparaci¨®n de esta temporada 2020-21, tal y como ¨¦l mismo ha reconocido: ¡°Vamos a por ello, d¨¦monos la oportunidad de lograr algo grande¡±.
Dicen que Lillard ha sentido dos veces (fue n¨²mero 6 del draft de 2012 y Rookie del A?o por delante de¡ Anthony Davis) que sus Blazers pod¨ªan ser campeones: en la temporada 2014-15 y en otro proyecto muy distinto, en el que formaba con Wesley Matthews, Nico Batum, LaMarcus Aldridge y Robin Lopez. Un equipo que era tercero del Oeste en marzo, cuando Matthews se rompi¨® el tend¨®n de Aquiles. Y en 2019, antes de la barrida de los Warriors. En el primer equipo, McCollum era un meritorio de 23 a?os que apenas jugaba 16 minutos por partido. A partir de la siguiente temporada, 2015-16, y con un roster totalmente remozado, comenz¨® el proyecto Lillard-McCollum. Han pasado cinco temporadas con los dos como titulares y este es el balance: tres eliminaciones en primera ronda, una en semifinales de Conferencia y una final del Oeste.
Ese ¡°vamos a por ellos¡± de Lillard se ha traducido en una ventana de mercado muy agresiva de Olshey. Y muy interesante¡ y aplaudida por todo el entorno NBA: dio dos primera rondas para cambiar a Trevor Ariza (un alero defensor con buena mano de 35 a?os) por Robert Covington (un alero defensor con buena mano de 29). Covington es, a priori, exactamente lo que necesitaban Lillard y McCollum: una peste en defensa y una amenaza de per¨ªmetro en ataque. Adem¨¢s ha vuelto Kanter (que, con todos su defectos, dej¨® un gran recuerdo en su anterior paso por el equipo) y se ha apostado por dos j¨®venes con un techo alto: Derrick Jones Jr, otro defensor para las alas al que se dan m¨¢s de 9 millones por temporada (19 por dos) y Harry Giles, un p¨ªvot con un enorme talento del que no se sabe muy bien qu¨¦ tiene dentro tras una extra?a estancia en los Kings (as¨ª son casi todas las estancias en los Kings). Adem¨¢s se ha mantenido a Hood (19 millones por dos temporadas pese a su grave lesi¨®n) y a Carmelo Anthony, que vuelve con un contrato m¨ªnimo de una temporada, agradecido al equipo que apost¨® por ¨¦l cuando nadie parec¨ªa ya dispuesto a hacerlo y con una actitud positiva y humilde: ayudar en lo que haga falta, aportar su pu?ado de puntos y ser suplente si hace falta. Han salido Whiteside, Hezonja y un Ariza que apenas jug¨® entre unas cosas y otras. El balance es netamente positivo, claro.
Los Blazers pueden encajar a Covington como una bisagra esencial entre Lillard y McCollum (por fuera) y Collins y Nurkic (por dentro). Pueden usar al reci¨¦n llegado como ala-p¨ªvot, incluso como falso p¨ªvot por su capacidad de intimidaci¨®n (los Rockets lo hac¨ªan) en quintetos ultra ligeros. Pueden meter a Carmelo como tres o como cuatro y usar a Trent Jr como stopper defensivo contra los bases rivales. Tienen talento por explotar en Anfernee Simons y Harry Giles, tienen a Derrick Jones como alternativa defensiva, el pu?ado de puntos de Hood y Kanter y otra wildcard, el alero Nassir Little, elegido en primera ronda de 2019. Y tienen lo que ya ten¨ªan: el potencial de Collins y a McCollum y Nurkic como eje al lado de, claro, Lillard, una de las megaestrellas de la NBA y un jugador que es literalmente capaz de todo, de ese pu?ado de elegidos que es capaz de sembrar el terror en el coraz¨®n de los rivales.
La clave estar¨¢, claro, en la defensa. Lo sabe Olshey, que ha operado en consecuencia, y lo sabe Terry Stotts, que se ha comprometido a revisar son habitualmente conservadores esquemas. Y lo saben Lillard y McCollum, que han hablado abiertamente de aplicarse el cuento y tomarse como algo personal que los rivales no anoten tan f¨¢cil cuando ellos est¨¢n juntos en pista. Porque si esta vez el equipo no funciona, si es solo otro equipo de playoffs del Oeste (no poca cosa para muchos, no suficiente ya en Oreg¨®n) clamar¨¢n las voces que repiten que Lillard y McCollum estar¨ªan mejor separados. Y Lillard tendr¨¢ 31 a?os cuando acabe la temporada y estar¨¢ a las puertas de su d¨¦cimo curso en la NBA. As¨ª que si hay un momento para estos Blazers, al menos tal y como los entendemos en esta configuraci¨®n, es ahora. No pueden esperar m¨¢s. No hay excusas.