Una defensa infernal y un top 5 del draft: as¨ª son los Red Raiders
Texas Tech inspira terror a sus rivales gracias al trabajo de Chris Beard, un disc¨ªpulo de Bob Knight. Jarrett Culver apunta a estrella de la NBA.


Texas Tech llegaba al March Madness como seed 3 de un Oeste extremadamente duro. Gonzaga y Michigan aterrizaban por delante, y Florida State tambi¨¦n parec¨ªa tener m¨¢s argumentos para salir vivo de ese lado del cuadro con destino a la Final Four del US Bank Stadium de Minnesota, donde finalmente fueron los Red Raiders los que llegaron. La tierra es para el que la trabaja. All¨ª, su afici¨®n bulle al ritmo de Old Town Road, el single de Lil Nas X adoptado como canci¨®n de guerra por esta universidad p¨²blica de Lubbock (m¨¢s de 38.000 alumnos de 50 estados y 100 nacionalidades) porque su entrenador, Chris Beard, considera que funde su mundo con el de sus jugadores: el country con el hip hop. El mism¨ªsimo Billy Ray Cirus ha salido a defender el pedigr¨ª del tema frente a los puristas del country y, de paso, ha grabado un remix con Lil Nas que sali¨® directo al n¨²mero 1.
Si otros equipos ten¨ªan m¨¢s motivos para verse en la Final Four, Texas Tech ten¨ªa uno: su defensa. Una, adem¨¢s, hist¨®ricamente buena. Una m¨¢quina de provocar cortocircuitos que llena de terror el coraz¨®n de sus rivales. En el torneo Northern Kentucky les meti¨® 57 puntos en primera ronda. Despu¨¦s Buffalo 58 aunque promediaba 85 (se pasaron 18 ataques sin meter una canasta en la segunda parte), Michigan 44 con un 1/19 en triples y 8 p¨¦rdidas al descanso cuando hab¨ªa promediado 8,8 durante la temporada. Gonzaga, el mejor ataque del pa¨ªs y a toda m¨¢quina en el torneo, lleg¨® solo a 69 y Michigan State se qued¨® en 51 en la semifinal de la pasada noche. Durante la temporada, solo Oklahoma State sum¨® 80 puntos contra ellos, y fue en un partido con pr¨®rroga. Arrancaron la temporada 10-0 con seis partidos en el que el rival no lleg¨® a 55, y entonces cayerocn (69-58) contra la Duke de Zion Williamson. Finalmente fueron primeros de la Big 12, acabando con una dictadura de 14 a?os de Kansas, y tuvieron su tarde mala en el arranque del torneo de su Conferencia, 74-79 contra West Virginia. No han tenido otra despu¨¦s.
Texas Tech, una joya del Suroeste donde el football es mucho m¨¢s que el baloncesto, lleg¨® por primera vez al Elite 8 el a?o pasado. Pero se le consider¨® flor de un d¨ªa, un one hit wonder, cuando se fueron cuatro titulares y cinco de los seis primeros anotadores, entre ellos Zhaire Smith, un alero salido de la nada que acab¨® en el n¨²mero 16 del draft (juega en los Suns). Pero los Red Raiders no solo han duplicado sino que han mejorado la f¨®rmula: su defensa fue cuarta del pa¨ªs en r¨¢nking ajustado la pasada temporada y ha sido primera en esta. Lo que fue Smith lo ha superado Jarrett Culver, un jugador de segundo a?o que va directo al top 5 del draft aunque no era ni un top 300 del pa¨ªs cuando fue reclutado por Texas Tech. Inteligente, buen defensor, generoso y con capacidad anotadora, es el referente absoluto de un equipo en el que tambi¨¦n son decisivos Tariq Owens como ancla interior y los tiradores Davide Moretti (un jugador de Bolonia que pas¨® totalmente desapercibido en su primera temporada) y Matt Mooney, que lleg¨® en su quinto a?o tras sus pasos por la Air Force y South Dakota, del mismo modo que Owens (23 a?os ¨¦l, 24 Mooney) hab¨ªa estado en Tennessee y St John. Reciclaje y optimizaci¨®n de jugadores, un exterior convertido en referente con el bal¨®n en las manos, buenos tiradores, un p¨ªvot que barre todo por encima del aro y una defensa infernal. Otra vez, la misma f¨®rmula. Pero ahora tan perfeccionada que est¨¢ a 40 minutos del t¨ªtulo nacional.
Y el responsable es Chris Beard, un entrenador que hace cinco a?os estaba en la segunda divisi¨®n universitaria y que en 2016 decidi¨® fichar por Texas Tech a pesar de que se hab¨ªa comprometido con UNLV porque sus tres hijas viven en Lubbock (est¨¢ divorciado) y porque en esa universidad dio sus primeros pasos en los banquillos al lado de un hist¨®rico como Bob Knight, la leyenda de Indiana. Antes de esta aventura colosal, llev¨® al torneo a Arkansas-Little Rock en su ¨²nico a?o en esta universidad (2015-16).
Beard, sin embargo, capea la reci¨¦n llegada fama y apunta al "tipo m¨¢s importante de la Final Four al que nadie conoce": Mark Adams, su gur¨² defensivo y un veterano que estaba fuera del negocio desp¨²es de graduarse hace cuatro d¨¦cadas en Texas Tech y entrenar por casi todos los rincones del pa¨ªs. Adams es el padre del kill drill, el ejercicio en el que una unidad defensiva tiene que lograr tres stops seguidos contra ataques que cambian jugadores antes de poder descansar. El objetivo es la perfecci¨®n, y desde luego la han logrado: los Red Raiders rompen el pick and roll central, env¨ªan a los ataques rivales a los laterales o la l¨ªnea de fondo, cargan ayudas con esquemas propios de otros tiempos (cuando el triple no era un arma de uso constante), cambian y ajustan con la precisi¨®n de las mejores defensas NBA y llegan a puntear (como m¨ªnimo) todos los tiros exteriores. Si su defensa es hist¨®rica por n¨²meros, cada rival al que se ha enfrentado dice despu¨¦s que en realidad no es lo que parece por n¨²meros: es algo much¨ªsimo peor.
Jugadores de mucha envergadura, inteligentes, competitivos y atl¨¦ticos. Compromiso y sentido colectivo personificado en el que es, a pesar de todo, clar¨ªsima estrella, un Jarrett Culver elevado ya a los altares del draft de 2019. Una afici¨®n enloquecida, una canci¨®n como grito de guerra que es un hit single en todo Estados Unidos... y un partido m¨¢s para convertirse, por primera vez, en rey del baloncesto universitario y culminar lo que est¨¢ siendo una obra de arte de Chris Beard (46), un t¨¦cnico que gana poco m¨¢s de 3 millones de d¨®lares y en el que ya han puesto el ojo las grandes universidades. Solo queda que sus Red Raiders acaben el trabajo ante los Cavaliers de Tony Bennett en lo que ser¨¢, sin duda, un tremendo duelo de supervivientes.