Pag¨® el responsable, faltan los culpables
Feijoo ha dimitido. Vale. Pero el caso no puede parar ah¨ª. Ya ha pagado el responsable, pero ahora tienen que hacerlo los culpables, hasta las ¨²ltimas consecuencias...


Alfonso Feijoo pas¨® del ¡°no pienso dimitir¡± que hab¨ªa expresado por la noche en El Larguero al ¡°me voy sin culpa¡± de la ma?ana siguiente en su comparecencia p¨²blica para explicar la segunda expulsi¨®n consecutiva de Espa?a de un Mundial de rugby, ambas por alineaciones indebidas y ambas con ¨¦l en la presidencia federativa. Entre medias hubo un demoledor comunicado de los jugadores de la Selecci¨®n en el que ped¨ªan la marcha de los dirigentes de la FER. Y tambi¨¦n una recomendaci¨®n del CSD se?alando la puerta de salida. Feijoo present¨® su dimisi¨®n, mientras insist¨ªa en que lo hac¨ªa como ¡°responsable¡± del suceso, pero no como ¡°culpable¡±. En eso lleva raz¨®n: no es lo mismo la responsabilidad, que la culpabilidad, pero la ausencia de la segunda no exime de la primera. Feijoo, que lo ha sido todo en el rugby nacional, deja una Federaci¨®n mejor gestionada de la que hered¨®, eso hay que reconoc¨¦rselo, pero en este catastr¨®fico caso ha hecho lo que ten¨ªa que hacer, porque alguien deb¨ªa pagar, en primera instancia, esta nueva verg¨¹enza del deporte espa?ol. Culpable o no.
Feijoo ha dimitido. Vale. Pero el caso no puede parar ah¨ª. Ya ha pagado el responsable, pero ahora tienen que hacerlo los culpables, hasta las ¨²ltimas consecuencias. Tanto el club Alcobendas, que ha admitido la falsificaci¨®n de documentos p¨²blicos, como el jugador, Gavin van den Berg, o su entorno, si conoc¨ªan el percal. En todas sus ramificaciones: administrativas y penales. De paso, una vez denunciado a la Fiscal¨ªa, se podr¨ªa profundizar un poco m¨¢s, porque igual resulta que Van den Berg no es el ¨²nico. Cada deporte arrastra sus miserias. En el f¨²tbol fueron las deudas; en el ciclismo, el dopaje¡ Y en el rugby, el oscurantismo detr¨¢s de las nacionalizaciones. World Rugby ya tom¨® medidas en los ¨²ltimos a?os. Aqu¨ª, en Espa?a, hay que aplicar tambi¨¦n la mano de hierro. Para evitar m¨¢s sonrojos.