Ag¨¹ero en los tiempos negros del Bar?a
Tiene 33 a?os, lleva 18 jugando como profesional, ha triunfado, cuando mire hacia atr¨¢s puede estar satisfecho. Pero su congoja duele. El Kun Ag¨¹ero nos emocion¨® con su despedida.
Tiene 33 a?os, lleva 18 jugando como profesional, ha triunfado, cuando mire hacia atr¨¢s puede estar satisfecho. Pero su congoja duele. El Kun Ag¨¹ero nos emocion¨® con su despedida. Una dolencia cardiaca le ha expulsado del Para¨ªso cuando a¨²n no lo ten¨ªa calculado. El primer d¨ªa del resto de su vida es obligadamente triste porque los buenos ahorros que le suponemos no van a suplir los aplausos ni encontrar¨¢ un trabajo en el futuro tan bonito como el que acaba de abandonar, hecho de complicidad con la pelota, aire libre, compa?eros, celebridad social y muy buena paga. De repente se ve expulsado al mundo exterior. Para ¨¦l, la peor de las desgracias.
Por supuesto que para muchos su situaci¨®n es envidiable por edad y ahorros, pero eso no impedir¨¢ que durante un tiempo se sienta desdichado. En buena medida da la imagen de estos meses negros del Bar?a, en los que todo lo que puede salir mal sale peor. Ag¨¹ero fue fichado para animar a Messi a quedarse, pero de repente a Messi se le retir¨® la oferta, Ag¨¹ero se qued¨® colgado de la brocha y cuando tras pasar un tiempo lesionado, como es preceptivo en el Bar?a de estos d¨ªas, por fin pudo jugar, asom¨® esa dolencia cardiaca escondida tras una esquina. Otro contratiempo en un Bar?a que llega a echar en falta a Braithwaite, as¨ª est¨¢n las cosas.
Su despedida coincide con el regreso del equipo de una excursi¨®n deshonrosa a Arabia Saud¨ª en busca de 3 millones. Hace poco el club anunci¨® su compromiso con unos principios ¨¦ticos que cualquier persona o entidad razonable respalda sin necesidad de pregonarlos. Pero para demostrar que esto es m¨¢s que un club, Laporta, puro postureo, los incluy¨® en los estatutos. Con la tinta a¨²n fresca ha traicionado el texto con este viaje a Arabia Saud¨ª metido a martillazos en el calendario, ¨²til s¨®lo para perder otro partido y quedar mal, porque los c¨¦lebres no jugaron, excepci¨®n hecha del resucitado Alves. Un viaje para vender prestigio por un 0,4% del presupuesto.