La leyenda del primer pipero
Tan buen futbolista como torpe al descuidar su implicaci車n y sus relaciones p迆blicas con el madridismo, Bale es un inconsciente al que parece no afectarle el entorno.

El primer pipero no sali車 de un cabreo en el Bernab谷u del Madrid de Mourinho. Al pipero original lo descubri車, casi por casualidad, un entrenador del Bar?a en el viejo campo de Les Corts. El 23 de junio de 1929, el bueno de James Francis Bellamy, un gentleman que hab赤a llegado a media temporada para resucitar al equipo y auparlo al liderato, flip車 con la afici車n blaugrana. Aquel ingl谷s hablaba mal castellano, pero sab赤a lat赤n: "No haber jugado bien, pero tener culpa p迆blico. Si no silba, jugadores hacerlo bien. Arocha, Guzm芍n y Garc赤a hacerlo mal cuando o赤r al p迆blico silbar". Una semana despu谷s de aquellas declaraciones chapurreadas a Mundo Deportivo, el Barcelona gan車 la primera Liga espa?ola de la historia. Fuera de casa, donde los piperos no pudieron estropear la victoria de su equipo.
Como las familias felices de Ana Karenina, los hinchas na?f son id谷nticos en todos los campos. Y se gustan, proliferan. Su mayor obra, el silbido pipero, acaba de morir de 谷xito. Para reprimenda p迆blica, la de aquella anciana que abuchea a Robin Wright en La princesa prometida. Aquello s赤 que fue una bronca, pero hay que reconocer el apabullante protagonismo decib谷lico y medi芍tico de los silbidos a Gareth Bale tras el affaire de la banderita.

Tan buen futbolista como torpe al descuidar su implicaci車n y sus relaciones p迆blicas con el madridismo, Bale es tambi谷n un inconsciente al que parece no afectarle el entorno (apunt谷mosle un peque?o tanto por su ausencia de tribunerismo). La pitada fue abrumadora, pero su efecto fue inocuo. Como el infierno turco, las santiaguinas, los botellazos en el Peque?o Maracan芍, el barro de Bala赤dos, las patadas de los centrales del Granada, el hombre del paraguas que hostigaba al linier en Atocha y el ox赤geno del Espanyol de Scopelli, el poder de las broncas del Bernab谷u se extingue. Con cuatro jugadas en 20 minutos, Bale ha silenciado el eco pipero. Queda el miedo esc谷nico, aguanta como puede tras el paseo del 迆ltimo Ajax. Lo divertido es que pueda depender de Bale que su leyenda contin迆e.