Tranquilidad, queda la fe
El susto ya lo llevamos en el cuerpo, nadie puede negar que atisba al fantasma del descenso (...) Pero en el Espanyol existe consenso sobre la causa principal del drama liguero.

En materia de creencia el espa?olismo sabe un rato. No ha habido en la historia de este club mayor sustento que la propia fe de su afici¨®n. La historia del Espanyol es una historia de resistencia, de no dejar de creer. El perico siempre llev¨® con orgullo su capacidad de resistir arropado en sus iguales. Todos sonre¨ªmos al cruzarnos de manera casual con un escudo del Espanyol en una mochila escolar, en la pared de cualquier taller o pegado en el casco de un motorista. Sonre¨ªmos porque sabemos que es un igual, que est¨¢ acostumbrado a sufrir y a creer. Esa sonrisa, por cierto, es proporcional a la distancia que separa el encuentro con Barcelona.
El susto ya lo llevamos en el cuerpo, nadie puede negar que atisba al fantasma del descenso al ver la clasificaci¨®n pero ojo, algunos tambi¨¦n vemos aquel gol de Coro. En realidad, la fe nos impide creer que el descenso pueda ser una opci¨®n real.?
Y en esas anda club y afici¨®n, con la fe intacta y asumiendo la realidad. El equipo est¨¢ mal, s¨ª. Adem¨¢s existe consenso sobre la causa principal del drama liguero: hay falta de gol. Bendito problema con maldita soluci¨®n, obliga a acudir al mercado. Con el gol se nace, no es algo que se pueda entrenar. El gol es lo m¨¢s caro del f¨²tbol, quien lo quiera est¨¢ obligado a pagarlo. Quien lo tenga, obligado a retenerlo. De eso tambi¨¦n sabemos un rato en este barrio. La venta de Borja Iglesias, que estamos deseando dejar de recordar, se bas¨® en ese dogma.