La bestia de Vettel
Eso que le hace transformarse en alguien capaz de ir al parque cerrado y cambiar de sitio el n¨²mero al legitimo ganador de la carrera.
Diciembre de 2015, en la playa Sadiyat Islas cercana al hotel Park Hyatt de Abu Dhabi paseo con mi mujer y nos encontramos con una pareja de turistas alemanes, el padre empujando un carrito de beb¨¦ con cierta dificultad y la madre de la mano de una ni?a peque?a. El hombre salud¨® con cierta timidez y continuaron camino. De no ser por el lugar podr¨ªa haber sido cualquier funcionario germano de vacaciones, pero era Sebastian Vettel en familia. Dos a?os antes cuando a¨²n ganaba carreras en Red Bull como si fuese f¨¢cil en el inmenso hospitality que la marca de bebidas energ¨¦ticas monta en las carreras pedimos un capuchino a la camarera cuando de repente aparece Vettel para servirlo y sin querer rompe una botella de agua que ¨¦l mismo recoge con una escoba en un rato de risas y bromas. Ese es Vettel, un tipo normal, pero que adem¨¢s es tetracampe¨®n del mundo de F¨®rmula 1 y para lograrlo hay que llevar la bestia dentro, transformarse. Y eso el alem¨¢n de Ferrari lo hace bastante bien.
Nadie, por m¨¢s que en ocasiones haya habido pol¨¦mica sobre esto, puede discutir que Sebastian es un piloto enorme, dotado de un gran talento, otra cosa es que haya tenido la oportunidad de haber vivido una ¨¦poca de Red Bull con un coche dominante, pero tambi¨¦n hay que reconocer que es una persona que puede llegar a ser dif¨ªcil porque tiene la bestia dentro, eso que le hace transformarse en alguien capaz de ir al parque cerrado y cambiar de sitio el n¨²mero al leg¨ªtimo ganador de la carrera. Creo que la sanci¨®n a Vettel fue justa, aunque deber¨ªa haber sido en carrera, pero eso no le permite hacer lo que hizo, como en Bak¨² cuando toc¨® con el coche a Hamilton o cuando insult¨® a pilotos y comisarios por radio en M¨¦xico. Por ejemplo. Y es que, en la vida, casi nunca es lo que parece¡