El Tratado de Roma y la Copa de Europa

Ahora que se celebran los sesenta a?os del Tratado de Roma, me apetece recordar que la Copa de Europa viene de antes. Sirva como reconocimiento al f¨²tbol y a aquellos pioneros que zurcieron Europa despu¨¦s de la m¨¢s terrible de las guerras. Aquello no empez¨® con seis pa¨ªses de la Europa Occidental y pr¨®spera, sino con diecis¨¦is (que pronto fueron muchos m¨¢s) de todo tipo: monarqu¨ªas, rep¨²blicas y dictaduras, capitalistas y comunistas, cat¨®licos, protestantes, ortodoxos y musulmanes... Ganadores y perdedores de una guerra terrible, de la que a¨²n se retiraban cascotes, se reconstru¨ªan puentes y se reparaban l¨ªneas de ferrocarril.?

En ese tiempo, y con una navegaci¨®n a¨¦rea todav¨ªa incipiente, un grupo de tipos audaces se propuso una tarea descomunal que ah¨ª queda. Aquello fue el empe?o de un peri¨®dico llamado L¡¯?quipe, que acogi¨® con calor la audaz idea de una de sus m¨¢s destacadas firmas, Gabriel Hanot. Entre el art¨ªculo en el que ¨¦ste lanzaba la idea, en diciembre del 54, y el primer partido de la nueva competici¨®n, en septiembre del 55, no pasaron ni nueve meses. La gente del f¨²tbol supo ponerse de acuerdo para la dif¨ªcil tarea. Y ah¨ª sigue, ahora llamada Champions, con su hermana menor, la Europa League, englobando a toda Europa. Y sin Brexit.?

Es verdad que los ingleses, c¨®mo no, arrastraron al principio los pies y no se apuntaron hasta la segunda edici¨®n, tambi¨¦n iniciada antes del Tratado de Roma, por cierto. Pero acataron una expulsi¨®n de cinco a?os por la salvajada de los hinchas del Liverpool en Heysel, despu¨¦s de lo cual regresaron decididos a enmendarse. Nadie vea en este art¨ªculo desd¨¦n irreverente por los esfuerzos de otro orden para coser Europa, que tanto agradezco, sino s¨®lo una reivindicaci¨®n de lo que hizo y sigue haciendo el f¨²tbol en este terreno. La vieja Europa tiene en esta competici¨®n un fenomenal punto de encuentro y su divertimento favorito.?