Un cartel as¨¦ptico para anunciar un derbi trepidante

Lo que ven no es el cartel oficial del Espanyol-Bar?a. Lo que imaginan ya no existe: aquellos p¨®sters de anta?o, ilustrados con escorzos ¨¦picos, son ahora objetos de coleccionista o elementos decorativos en tiendas de moda. Lo que observan es el cartel que sirve de reclamo a los turistas que visitan Barcelona (nueve millones cada a?o), en busca del forastero que se apuntar¨ªa con id¨¦ntico entusiasmo a un concierto de sardanas.
La particularidad del anuncio no impide la irritaci¨®n de los aficionados, en este caso de la Resistencia perica. Dir¨ªa que hasta la incita, tal y como se pudo comprobar ayer. La pasi¨®n del hincha se ofende ante la visi¨®n de un cartel g¨¦lido, as¨¦ptico y ecu¨¢nime que escamotea una palabra esencial desde el punto de vista del organizador, del m¨¢rketing y del seguidor perico: ¡°Espanyol¡±. Los viejos carteles jam¨¢s hubieran cometido semejante error, al contrario; antes era costumbre rotular con una tipograf¨ªa m¨¢s generosa el nombre del equipo local, como primer paso para achicar las esperanzas del contrario.
El problema del f¨²tbol es que est¨¢ cambiando de propiedad. El due?o del Espanyol es un magnate chino que tiene entre sus planes de negocio ¡°combinar f¨²tbol y turismo¡±. El resultado es que las pasiones se difuminan y los horarios se achinan. El objetivo es atraer dinero, en forma de inversores o turistas. Una vez convocados, s¨®lo deben encontrar el estadio (ahora RCDE, antes Power 8 y previamente Cornell¨¤-El Prat), salvar el atasco en la rotonda de entrada y disfrutar del derbi. Gran partido, por cierto.