El regreso del portero barroco
Gertrude Stein, aquella escritora a la que Picasso pint¨® de cualquier manera, pas¨® a la historia con una tautolog¨ªa de la que fue feliz autora: ¡°Una rosa es una rosa es una rosa¡±. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, su contempor¨¢neo, fue m¨¢s exigente con la rosa, es decir, a la poes¨ªa: le exigi¨® el nombre exacto de las cosas. Y ahora de este portero barroco que tiene el Bar?a se espera que sea un portero, porque, como dir¨ªa la se?ora o se?orita Stein, un portero es un portero es un portero. La raz¨®n por la que todos bromeamos con Ter Stegen, el portero que ha desequilibrado las estad¨ªsticas del Bar?a en defensa, es porque se ha olvidado de cu¨¢l es la demarcaci¨®n f¨ªsica, pero tambi¨¦n psicol¨®gica, del guardameta. Y ha desviado tanto su lugar en el campo que ahora los delanteros saben que pueden encontrarle en cualquier parte, tambi¨¦n bajo los palos, pero adelantado.
En este tiempo en que guard¨® las ausencias de Bravo ha hecho de todo, y de todo le han dado, incluso goles de medio campo que s¨®lo se marcaban en Segunda cuando ya los futbolistas se hallaban muy aburridos. Ahora regresa Ter Stegen. Los aficionados estamos obligados a desearle lo mejor, porque en realidad lo que queremos es que nos vaya mejor a nosotros. Ter Stegen es hoy equivalente a Douglas, lo cual es un r¨¦cord: Douglas tampoco sabe que es defensa, como demostr¨® el s¨¢bado. Y Ter Stegen no sabe que es portero. Un portero es un portero es un portero, pero esa definici¨®n no le lleg¨® a tiempo a Ter Stegen en la escuela de los guardametas.