El deporte de ¨¦lite no perdona
La derrota de Nadal en la primera ronda de Wimbledon ante el belga Steve Darcis, jugador n¨²mero 135 del mundo, pone de relieve la dificultad de ganar en el deporte de ¨¦lite. Nadal y otros grandes campeones nos han acostumbrado a no dar importancia a sus victorias hasta la ronda final. Mas en cuanto uno no juega al cien por cien corre el riesgo de perder. Lo vimos ayer con Nadal. No se puede cuantificar la merma f¨ªsica que le supuso jugar sobre hierba con una rodilla a¨²n no adaptada a las superficies blandas, ni ¨¦l tampoco quiso ponerla como excusa en un acto exquisito de deportividad, pero que acab¨® cojeando es una realidad. Y en esas condiciones no es posible hoy en d¨ªa ganar en el deporte de ¨¦lite. Ni al 135 del mundo.
Darcis es un jugador de 29 a?os que se sit¨²a al nivel de Carre?o (126 del mundo) o Mu?oz-De la Nava (146). Estos jugadores no es que sean muy conocidos, pero en Espa?a alguien sabr¨¢ de ellos m¨¢s que de Bemelmans o Devvarman, quienes est¨¢n clasificados delante y detr¨¢s, respectivamente, del tal Darcis, desde ayer tenista que ha entrado en la historia de Nadal. Darcis, que gan¨® hace cinco a?os en Memphis, hace seis en Amersfoort y punto, tampoco es que sea un especialista en hierba. Participaba por quinta vez en Wimbledon, y s¨®lo hab¨ªa superado en una ocasi¨®n la primera ronda. Ayer le toc¨® la loter¨ªa. ?l estaba a tope, y el rival, no. La culpa no fue suya; el m¨¦rito, s¨ª. As¨ª es el deporte. Nadie gana sin bajarse del autob¨²s.