Juanito Arcade Mayhem, An¨¢lisis
Juanito Arcade Mayhem es, pese a lo que pueda sugerir su t¨ªtulo, una nueva vuelta de tuerca al m¨ªtico Pang. Os contamos qu¨¦ tal resulta el recorrido de su protagonista por los viejos salones recreativos en la ¨²ltima locura indie.
Pang, otra vez con alien¨ªgenas
Llev¨¢bamos a?os esperando, al menos en consolas y ordenadores, nuevas vueltas de tuerca al antiguo Pang, uno de esos t¨ªtulos de jugabilidad t¨ªpicamente retro que no supo adaptarse al cambio de los tiempos y termin¨® durmiendo una larga siesta tras el fant¨¢stico Mighty Pang de 2001. Por fortuna las cosas han sido algo diferentes los ¨²ltimos a?os, ya que la escena independiente ha devuelto a la palestra una f¨®rmula que le resulta natural, ya que estos juegos de acci¨®n r¨¢pida e inmediata proporcionan grandes opciones de demostrar su talento a los estudios que buscan abrirse paso entre el oc¨¦ano independiente. Con estas premisas nos llega desde Argentina un videojuego de t¨ªtulo potencial de mejora pero con alma de cl¨¢sico, sincero homenaje a varios mitos del ayer. Juegos legendarios de los que intenta fusionar algo de sus mec¨¢nicas con las del viejo arcade de las bolas y los ganchos. Lo consigue, pero con niveles de acierto algo desiguales. Comenzamos.

Juanito Arcade Mayhem hace algo bien de entrada: renuncia a complicar el argumento para descerrajarnos una historia autopar¨®dica que va de rescatar a algunos videojuegos arcade de las garras de las malvadas clonoc¨¦lulas. El argumento se toma a s¨ª mismo muy poco en serio, lo cual es de agradecer de vez en cuando en estos momentos; aqu¨ª no hay personajes que analizar en cuanto a sus motivaciones, su psicolog¨ªa o su evoluci¨®n, sino el cl¨¢sico men¨² de un juego de 16 Bits, incluso con sonidos que recuerdan sospechosamente a los de la vieja consola Neo-Geo. A pesar de ello, una vez metidos en faena no queda espacio para la imitaci¨®n de los viejos modelos pixelados, lo que empieza tambi¨¦n a agradecerse ya que no siempre el resultado es el esperado con este tipo de aproximaci¨®n. Juanito Arcade Mayhem no imita los viejos monitores ni a los personajes de hace d¨¦cadas, sino que apuesta por un estilo art¨ªstico desenfadado y minimalista, incluso con ciertas reminiscencias de los proyectos para dispositivos m¨®viles. Es un trabajo solvente dentro de esta escuela de los gr¨¢ficos resultones (Pixeljunk, Insanely Twisted Shadow Planet, Wonderful Explosion Machine), pero en esta ocasi¨®n hay un detalle concreto que tira de la cuerda hacia abajo, a nuestro modo de ver, de un resultado gr¨¢fico que podr¨ªa haber estado a mucha m¨¢s altura.



El juego de Juanito tiene muchos detalles de calidad, que sin duda lucen fant¨¢sticos en un momento en el que es casi imposible sorprender con un juego bidimensional de estas caracter¨ªsticas. Las animaciones de los jefes finales, algunos de sus modelos, los efectos que se dan en algunos niveles y, sobre todo, los que causan las interferencias que se dan en los videojuegos cl¨¢sicos hackeados por los malos, tienen un indudable encanto. Tambi¨¦n lo tienen casi todos los fondos.? El personaje principal, en cambio, ese Juanito que se pasea en pijama por los videojuegos que gustaban a su padre, es uno de los dise?os m¨¢s flojos del videojuego, lo cual es un problema bastante serio para la impresi¨®n final que nos deja todo a nivel visual. No es, por desgracia, la ¨²nica sombra en un apartado gr¨¢fico algo irregular, ya que tampoco llegan a convencer los dise?os de algunas de las malvadas clonoc¨¦lulas, y la variedad de las mismas no llega a ser suficiente para lo que el juego promete en sus primeros niveles.
Un tarde irregular en los arcades
Este es el problema que planea sobre todo el videojuego. De entrada, sorprende y promete mucho. Los primeros compases de la campa?a, con las piezas del viejo Tetris estorb¨¢ndonos mientras disparamos al m¨¢s puro estilo Pang, son un aut¨¦ntico shock para todo fan¨¢tico de los videojuegos retro: una gran noticia para quienes gusten de las vueltas de tuerca que la f¨®rmula est¨¢ recibiendo los ¨²ltimos a?os. El problema es que si antes mencion¨¢bamos las irregularidades en el aspecto gr¨¢fico del juego, mucho mayores son las diferencias de inter¨¦s entre sus diferentes mundos, y aqu¨ª es donde este Juanito, sin ser jam¨¢s un mal juego, se aleja definitivamente de las cotas que podr¨ªa haber alcanzado.
El problema que se encuentra este Juanito es que no venimos precisamente de la nada en cuanto a recuperar la f¨®rmula que Mitchell Corp llev¨® a los altares en 1989. Recientemente, dos proyectos totalmente diferentes entre s¨ª la han recuperado con cierto ¨¦xito, y lo cierto es que cada uno de ellos le incorporaba algo especial que terminaba por convencer a nivel jugable. Pang Adventures, el regreso oficial de la franquicia tras mucho tiempo, apostaba por un dise?o de niveles muy cuidado gracias al cual sacaba todo el jugo posible a sus novedades, que sin ser muchas resultaban acertadas para el g¨¦nero, como la presi¨®n constante del reloj o ciertos elementos de puzzle . Por su parte, The Bug Butcher, tambi¨¦n dotado de mucha personalidad en el aspecto gr¨¢fico, compensaba su escaso contenido con unos desaf¨ªos muy bien estudiados que consegu¨ªan provocar al jugador a obtener las m¨¢ximas estrellas en cada nivel, para lo que se hac¨ªa imprescindible utilizar diferentes enfoques. Algo de esto ¨²ltimo intentan desde Game Ever Studio, pero por desgracia el resultado se queda algo a medias en su propuesta. Juanito termina siendo un videojuego divertido e inmediato, que se disfruta a lo grande con un arcade stick que nos permita entregarnos al entra?able button mashing, pero su dise?o de niveles no est¨¢ a la altura de lo que hoy se exige en una escena independiente en la que precisamente los estudios peque?os suelen compensar su falta de presupuesto con mucho trabajo en este aspecto. Por desgracia, este no es el ¨²nico aspecto a mejorar, como quedar¨¢ claro a quien supere todas sus pantallas, ya que la irregularidad impregna tambi¨¦n a otros aspectos de su propuesta.

Juanito nos propone nueve mundos basados en juegos retro mitol¨®gicos. Tetris, Arkanoid, Donkey Kong, Pong¡ cada uno da origen a un mundo dividido en 9 niveles y un fin de fiestas especial que no nos atrever¨ªamos a llamar Final Boss, ya que no va de acabar con ning¨²n enemigo muy cachas. El problema es que en un videojuego as¨ª, que adem¨¢s pretende ser un arcade a la antigua, la curva de dificultad deber¨ªa ser la m¨¢xima preocupaci¨®n en cuanto al dise?o, y a lo largo de la aventura tenemos la sensaci¨®n en demasiados momentos de que tal cosa no se ha logrado en absoluto. Cada nuevo mundo introduce nuevas mec¨¢nicas: movernos a bordo de la entra?able nave Vaus de Arkanoid, esquivar las hachas de Wonder Boy o las pelotas cuadradas del tatarabuelo Pong¡ cada mundo incorpora una mec¨¢nica propia. El problema es que no todas ellas est¨¢n igual de bien integradas en la jugabilidad, y nos encontramos desde ideas tan bien llevadas como la de reaparecer por las dos esquinas del escenario a la manera de Pac-Man a otras much¨ªsimo m¨¢s anodinas, casi prescindibles, como son los niveles basados en Pong y Wonder Boy.
Adem¨¢s, los primeros niveles de cada mundo dan la sensaci¨®n de ser mucho m¨¢s sencillos. Posiblemente se han tratado como una especie de demostraci¨®n de estas din¨¢micas, pero a la hora de la verdad lo que nos ha sucedido en algunos mundos ha sido contraproducente, y es que atravesamos demasiados niveles con excesiva facilidad, para luego estrellarnos contra una pantalla de dificultad desquiciada. Menci¨®n especial en este sentido se la llevan algunos momentos cercanos al final, con picos de dificultad que llegan a tontear con el mayor enemigo del arcade: las muertes injustas por pura acumulaci¨®n de enemigos o trayectorias de proyectiles que no se adaptan del todo a la pantalla. A¨²n con estos puntos a mejorar, lo cierto es que Juanito Arcade Mayhem es una sorpresa de la escena independiente este a?o. Sus gr¨¢ficos y dise?o pueden ser irregulares, pero su acabado y su jugabilidad cumplen y se prestan al disfrute para quienes gusten de machacar el stick o no se cansen de enlazar homenaje tras homenaje a los grandes cl¨¢sicos del arcade. Quien guste de estos saltos temporales tiene aqu¨ª otro imprescindible de la cosecha independiente de este a?o.