Asesinatos mejorables

Apenas un a?o despu¨¦s del regular Art of Murder, nos llega ahora su secuela, con el subt¨ªtulo Hunt for the Puppeteer. Se podr¨ªa decir mucho del juego bas¨¢ndonos en su entrega original, la cual promet¨ªa mucho pero se qued¨® en un terreno de nadie, replicando muchos elementos de otros juegos del g¨¦nero, pero incapaz de conseguir darles forma con acierto, antoj¨¢ndose un popurr¨ª de elementos un tanto incoherente. Las limitaciones de presupuesto se hac¨ªan tambi¨¦n muy evidentes, aunque resolv¨ªa con solvencia esa carga t¨¦cnica en abundantes ocasiones. En general, no fue una aventura gr¨¢fica que consiguiese destacar en el mercado, ni siquiera en el coraz¨®n de los aficionados al g¨¦nero.

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El hecho de que esta secuela llegue tan pronto genera una cierta desconfianza, aunque bien es cierto que el g¨¦nero, de por s¨ª, no precisa de grandes per¨ªodos de desarrollo. Pero la verdad es que, pese a tener algunos detalles superiores al t¨ªtulo original, da la sensaci¨®n de que no se ha pulido tanto como hubiese sido lo ideal. Las situaciones parece que se dejan caer en pantalla, en muchas ocasiones sin un nexo coherente que sirva para narrar el argumento con acierto. Tambi¨¦n repite muchos elementos de otros t¨ªtulos, aunque parece que es m¨¢s por conseguir el golpe de efecto inicial que por verdaderamente tener necesidad de ellos. El juego transmite la sensaci¨®n de que no ha sido capaz de explotar su potencial latente, aunque no da tanto la impresi¨®n de que sea por limitaciones de presupuesto.

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Desgraciadamente, la puesta en situaci¨®n es bastante precaria, ya desde un primer momento, dej¨¢ndonos con la protagonista en la escena del crimen casi de forma inmediata. Del mismo modo, a lo largo de la aventura, hay abundantes transiciones que no son del todo satisfactorias, y nos vemos algo desconcertados pero limit¨¢ndonos a resolver las inc¨®gnitas que nos ofrece el entorno; en muchos casos, deberemos investigarlo pr¨¢cticamente todo, aunque sea s¨®lo para saber qu¨¦ hacemos all¨ª. Esta sensaci¨®n de estar perdidos en muchas ocasiones perjudica un poco al t¨ªtulo, ya que no tiene facilidad para retener la atenci¨®n del usuario, algo que deber¨ªa conseguir desde un primer momento.

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Sin duda, dicha opci¨®n facilita bastante la labor de investigaci¨®n y recopilaci¨®n de objetos, eliminando la cl¨¢sica preocupaci¨®n del g¨¦nero por conseguir pasar el rat¨®n por cada mil¨ªmetro de pantalla para no dejarnos nada por el camino. Es posible que esto suponga enajenar un tanto el propio esp¨ªritu del g¨¦nero, pero lo cierto es que no simplifica tanto las cosas como podr¨ªa parecer en un primer momento. Conseguir hilar las piezas y descubrir qu¨¦ objetos entran en acci¨®n en qu¨¦ momentos es algo b¨¢sico; el juego no duda ni por un momento el castigar nuestros errores y nuestros palos de ciego con una reprimenda del personaje que no podremos saltar.

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En una aventura de estas caracter¨ªsticas, en la que la experimentaci¨®n es clave, la reiteraci¨®n constante de frases del personaje sin poder obviarlas llega a hacerse tediosa. Adem¨¢s, tiene momentos en los que parece que se debate entre la vagancia y la falta de imaginaci¨®n, como por ejemplo abrir un caj¨®n y hacernos con media docena de objetos de golpe, sin darnos tiempo a asimilarlos ni hacernos una idea de para qu¨¦ los podremos necesitar. Por si fuera poco, la l¨®gica no siempre es tal y como la entendemos, como suele ocurrir, y sufrimos el castigo de las sentencias de Nicole. Dos herramientas constantes en su bolso ser¨¢n la c¨¢mara de fotos, con las que investigar los escenarios y hacerse con nuevas pistas, y un m¨®vil/PDA con el que comunicarse con otra gente.

Si bien ninguno de estos artefactos se explota con originalidad (da m¨¢s bien la sensaci¨®n de que se limitan a situaciones argumentales concretas), lo cierto es que dan un cierto toque de variedad al producto. Pero dejan un cierto sabor agridulce en el jugador, dado que se percibe que son aparatos que podr¨ªan dar mucho m¨¢s juego (mismamente, el m¨®vil/PDA de Overclocked, pr¨¢cticamente el eje central de aquel t¨ªtulo), y sobre todo la m¨¢quina de fotos, cuyo uso se ver¨¢ bastante limitado a los lugares del escenario en los que nos indiquen concretamente que deberemos usarla. Lejos de poder crear nuestro ¨¢lbum de fotos virtual, la c¨¢mara se convierte en un objeto constante de experimentaci¨®n, al tener acceso siempre a ella aunque no sea preciso su uso; algo que no resulta del todo satisfactorio, ya que se puede convertir en una molestia m¨¢s que en una ayuda.

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Art of Murder 2 est¨¢ muy cuidado a nivel sonoro, ya que para cada uno de los efectos de sonido se ha recurrido a grabarlos en su entorno natural, en los escenarios reales. Adem¨¢s, est¨¢ completamente doblado al espa?ol, con un buen trabajo por parte de los actores que dan vida a los personajes. En general, el apartado t¨¦cnico del juego es notable, con detalles de calidad; pero el gui¨®n no termina de estar todo lo inspirado que cabr¨ªa esperar, y su presentaci¨®n se antoja algo ca¨®tica, por lo que se ve limitado a ser un t¨ªtulo destinado a los m¨¢s fervientes seguidores del g¨¦nero o a quienes quieran enfrentarse a un reto bastante considerable.

En cuanto a su jugabilidad, nada m¨¢s que a?adir a lo que el propio g¨¦nero impone: se trata de una aventura gr¨¢fica de corte cl¨¢sico, en la que con el rat¨®n controlamos todo y llevamos a cabo experimentos, an¨¢lisis concienzudos, di¨¢logos, etc. La principal diferencia de Art of Murder es que podremos ver en todo momento con qu¨¦ objetos interactuar, dejando aparcada la investigaci¨®n lenta y concienzuda para centrarnos directamente en qu¨¦ hacer en cada sitio con qu¨¦ objeto para que funcione, dado que en todo momento podremos tener todo en nuestro haber. Sin grandes sobresaltos ni momentos de acci¨®n, es un t¨ªtulo sencillo y tranquilo, que se controla sin grandes problemas.

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