Requiem of Hell

Acompa?a a dos valerosos guerreros en su lucha por devolver a su encierro al mago Dalu, se?or del mal que ha liberado las fuerzas del infierno. Siguiendo la inspiración de un clásico como Diablo, Requiem of Hell es el primer action-rpg para la máquina de Nokia.

Ya tenemos en nuestras manos el primer RPG que llega a nuestra consola, de la mano de Digital Red. Sus similitudes con Diablo son más que evidentes, aunque cuando empecemos a jugar, veremos que no es todo tan parecido como creíamos en un principio. El juego pinta realmente bien y si no hubiera sido por algún punto negro que enseguida comentaremos, seguramente estaríamos hablando de una compra mas que obligada. Prestar atención porque el primer RPG aterriza en nuestras N-Gage.

La historia comienza un día oscuro, gris y triste. Nos levantamos del suelo y miramos a nuestro alrededor. Todo está desolado. Los árboles están cortados y algunos arden en llamas. El suelo está lleno de tablones de madera, piedras partidas por la mitad e incluso sangre. Mucha sangre. Pero eso no es todo. También vemos cadáveres de lo que anta?o fueron humanos de una aldea cercana Pero eso no es lo peor. Lo peor es que nos asusta no recordar nada. Entre el aturdimiento y el desolado pasaje que no nos permite ni ver el cielo, empezamos a pensar que estamos muertos y que hemos ido a parar al purgatorio o incluso al mismo infierno.

Y aquí precisamente se encuentra uno de los puntos menos positivos del juego. Con varias submisiones de por medio mas la principal, los programadores del juego deberían haber introducido algún tipo de cuaderno que nos permitiera ver el progreso de las misiones y submisiones. Ver cuantas tenemos pendientes todavía y cuantas hemos podido realizar con éxito. Y es que cuando realicemos varias a la vez, nos daremos cuenta de lo complicado que es no saber lo que tenemos pendiente ya sea porque no nos acordamos o porque no hemos entendido bien la misión. En este aspecto, un tirón de orejas a los programadores por dejarse algo sumamente imprescindible en un juego de estas características.

Los enemigos transmiten la misma sensación. Son engendros salidos del mismísimo infierno a cuál más tenebroso. Veremos entre muchos otros tipos de monstruos a  perros de tres cabezas, también conocidos como cerbero, el custodio del averno, esqueletos andantes dispuestos a acabar con nosotros sin compasión y varios tipos de demonios diferentes. Y no solo en variedad destacan, también lo hacen en calidad. Han sido recreados con todo lujo de detalles y con sus rutinas de ataque diferenciadas según la raza que sean. Lo mejor de todo es cuando acabamos con ellos puesto que son reventados por nuestra arma dejando el suelo lleno de sangre y vísceras demoníacas. Un buen detalle.

A destacar también los efectos de luz de nuestras magias que pese a no ser muy frecuente su uso, si está bien recreado. Hablando de magias, queremos mencionar el ataque que tienen en la presentación entre el poderoso (en apariencia) brujo, mentor de Gigi y el malvado demonio Dalu. Llega un momento en que dejan de lado la conversación y empiezan un combate en el cual priman los rayos y magias al mas puro estilo Dragon Ball. Resumiendo este apartado, diremos que, junto con la música, es lo mejor del juego.

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En cuanto a los sonidos FX, nada a destacar en especial. Oiremos bastantes rayos producidos por las magias así como espadazos y gritos tanto de aldeanos como de los engendros del infierno que aúllan ante su inminente final. Eso si, no esperéis las voces de los aldeanos cuando les preguntemos algo...habrá que conformarse con sus palabras en forma de textos escritos, en perfecto castellano, en pantalla.

El problema real de la jugabilidad, y del juego, radica en que es prácticamente injugable. Si, habéis leído bien, es prácticamente injugable. Eso se debe a que, si bien en las primeras apariciones los enemigos son acordes a la dificultad, a medida que avanzamos en el juego, la cantidad de enemigos es increíble, saliendo de todas partes condenándonos así a una muerte segura. Solo nos queda la opción del cobarde, es decir, la de huir. Y sinceramente....no es plan de huir constantemente en un juego cuya mayor virtud radica en intentar conseguir puntos de experiencia para hacernos mas fuertes mediante matar a enemigos.

Y no sólo que no es plan sino que tarde o temprano nos encontraremos que somos demasiado débiles debido a que apenas hemos liquidado enemigos. Es el pez que se muerde la cola. No podemos matarlos siempre porque son exageradamente numerosos y si no los matamos, no obtendremos experiencia ni subiremos de nivel. ?Os atreveréis a enfrentaros al final del juego contra Dalu con el mismo nivel (prácticamente) que empezasteis el juego? Y realmente es una pena. Una gran pena. El primer RPG para nuestra consola, un apartado gráfico bastante bueno, un sonido también muy bueno y con la jugabilidad van y la pifian. Un mayor trabajo a la hora de testear habría sido imprescindible para concluir con éxito esta primera incursión del rol en N-Gage, pero al parecer, el número de testeadores era insuficiente...

Con el fin de no aportar solamente lo negativo, podríamos destacar la inclusión de un modo multiplayer para vivir la aventura por partida doble. Este modo nos viene, como no, de la mano de nuestro habitual amigo bluetooth. Gracias a él, podremos batallar por la tierra oscura con compa?ía de algún amiguete, disminuyendo así las posibilidades que tienen las hordas enemigas de salirse con las suyas. Pero si lo que queremos es zurrar a nuestro compa?ero, los programadores también han incluido un modo versus para que nuestro amigo se entere de quien es el más fuerte.

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Pero sus defectos son demasiado grandes como para ser tapados por las virtudes. Es imperdonable una mala jugabilidad. Malos gráficos y mala música quedan compensados por una buena jugabilidad que te enganche hasta el fin, cosa que no podemos decir de una mala jugabilidad. Una mala jugabilidad no se ve compensada ni por los mejores gráficos del mundo. Una pena pero es así. Y este juego aprueba en muchos apartados pero no se le puede permitir esa jugabilidad. Es injugable hasta el punto de abandonarlo al poco tiempo sin demasiadas ganas de volverlo a probar. Y si alguna vez somos tentados, al recordar esas legiones enemigas detrás de nosotros sin apenas poder defendernos, viniendo golpes de todos lados, hará que se nos vaya de la cabeza tal idea.

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