TOCA Race Driver 2

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Del juego anterior al que nos ocupa, Toca Pro Race Driver, se habl¨® m¨¢s antes de salir que despu¨¦s. Aquel juego trajo importantes innovaciones, no s¨®lo a la saga que continuaba, sino al g¨¦nero de los simuladores deportivos en general. La novedad que m¨¢s repercusi¨®n tuvo, aunque no necesariamente la m¨¢s importante, fue la inclusi¨®n de una historia entre carrera y carrera que serv¨ªa para implicar m¨¢s al jugador. Las aventuras del piloto Ryan McKane, tratando de salir de la sombra de su padre y su hermano haci¨¦ndose un nombre propio como piloto, serv¨ªan como hilo conductor del 'modo historia'.

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No era ¨¦sta la innovaci¨®n m¨¢s importante, como digo. El juego te manten¨ªa informado durante la carrera por audio, simulando la conexi¨®n por radio con boxes, por ejemplo. Pero lo m¨¢s original era c¨®mo se hab¨ªa estructurado el sistema de juego para simular una carrera de piloto profesional. Al empezar cada temporada se presentaban al jugador ofertas de empleo de varios equipos con objetivos de temporada distintos. As¨ª, en ocasiones el objetivo era puntuar en todas las carreras, o quedar por delante de un piloto o escuder¨ªa en particular.

Ganar no siempre era la ¨²nica opci¨®n, y la estrategia de carrera se incorporaba as¨ª al simulador. El primer Pro Race Driver no acab¨® de cuajar, sin embargo. La competici¨®n en la que se centraba no es demasiado popular, y las carreras pod¨ªan acabar por hacerse repetitivas para el jugador medio. Con el tiempo, se ha convertido en un cl¨¢sico de culto. Su secuela ha decidido apuntar al un p¨²blico m¨¢s amplio esta vez, acerc¨¢ndose a los m¨¢s populares, y esto tiene cosas buenas y malas.

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Y es que nuestro piloto sin nombre tiene problemas de dinero y de patrocinadores, de modo que tendr¨¢ que competir en carreras un tanto extravagantes antes de lograr llegar al Masters Grand Prix (un trasunto de la f¨®rmula 1). As¨ª, la narraci¨®n nos llevar¨¢ por carreras de Super Trucks, Formula Ford, campeonatos de marcas o de deportivos, e incluso rallies. 15 deportes del motor representados en total.

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En cuanto al suelo, correremos sobre varios tipos de asfalto, grava e incluso nieve, con agarres muy diferentes. Si acaso, la grava se hace excesivamente blanda, y la suspensi¨®n de los coches de rally un poco extra?a, ya que planean en exceso y botan demasiado. Todo perdonado, sin embargo, porque el motor permite absolutamente cualquier cosa. Saltos y vuelcos no est¨¢n trampeados. Todo depende de las fuerzas aplicadas al coche en cada momento. Se han a?adido baches a los circuitos, de modo que la dureza de la suspensi¨®n es un factor m¨¢s importante que en la mayor¨ªa de los juegos, donde el asfalto es absolutamente perfecto y los que los pianos son la ¨²nica superficie que hace trabajar de verdad a los amortiguadores. Hay que tener en cuenta tambi¨¦n los cambios de rasante a la hora de frenar, porque pisar a fondo cuando el coche est¨¢ a punto de despegar puede ser catastr¨®fico.

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Y gracias a que los circuitos son reales (igual que los coches), hay multitud de ocasiones para probar cada uno de los detalles de la simulaci¨®n en curvas que los aficionados serios a los simuladores reconocer¨¢n enseguida. TOCA Race Driver 2 tambi¨¦n es bastante realista en cuanto a los desperfectos en el coche. Es f¨¢cil tocarse en las carreras con m¨¢s tr¨¢fico, y el coche se deformar¨¢ en consecuencia, aunque alg¨²n pol¨ªgono se sale a veces de madre y deja arrugas un poco extra?as. Los da?os sufridos podr¨¢n dejarnos fuera de la carrera, as¨ª que nadie tendr¨¢ tentaciones de apurar frenadas a base de utilizar a los rivales como quitamiedos. Es interesante que ¨¦ste es otro factor que cambia en cada veh¨ªculo.

Los coches con ruedas descubiertas son fr¨¢giles. Es muy f¨¢cil romper y perder una rueda. Tambi¨¦n puede ocurrir que nos enganchemos con el contrario y acabemos estrell¨¢ndonos contra un muro. Con un coche que lleve los neum¨¢ticos protegidos, sin embargo, tendremos mucho m¨¢s margen. El motor y la transmisi¨®n probablemente sufrir¨¢n m¨¢s en los choques que los neum¨¢ticos, as¨ª que podemos permitirnos alguna que otra licencia al adelantar. Porque, eso s¨ª, no hay reglamentos, y nadie nos va a sancionar si provocamos un accidente y logramos salir indemnes. Lo que ha perdido realismo son las configuraciones del coche.

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?ste es otro factor simplificado desde el primer Pro Race Driver, ya que, por alg¨²n motivo, ha desaparecido la posibilidad de configurar el coche antes de cada carrera del modo historia. Es una ausencia sorprendente, porque la posibilidad s¨ª se da en otros modos de juego, y es bastante completa. Aunque m¨¢s simple que la de la primera parte, las simplificaciones vienen sobre todo de unir ajustes que suelen ser siempre iguales para reducir el n¨²mero de pulsaciones. S¨ª se puede configurar en cualquier momento la precisi¨®n de la simulaci¨®n. Podemos jugar con marchas autom¨¢ticas, semiautom¨¢ticas o manuales con embrague, y tambi¨¦n cambiar la habilidad de la inteligencia artificial.

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Si tenemos un buen volante y mucha ma?a podemos decidirnos por el modo 'simulador profesional', que nos obligar¨¢ a ser extremadamente precisos en las aceleraciones y deceleraciones para evitar derrapes. El propio juego recomienda no usar este modo de juego con un pad, y por buenos motivos. Las opciones disponibles permiten llevar el juego desde un nivel medio, o medio-alto hasta la simulaci¨®n de conducci¨®n m¨¢s realista, que apasionar¨¢ a los expertos. Todo esto hace que conducir cualquiera de los veh¨ªculos que se incluyen en el juego (unos 50) sea una completa gozada, y pasar de uno a otro comprobando los diferentes estilos de conducci¨®n a¨²n m¨¢s. La ¨²nica pega que encontrar¨¢n algunos jugadores a la representaci¨®n de las carreras son las c¨¢maras.

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Es casi m¨¢s divertido que ganar, os lo aseguro, porque la inteligencia artificial es magn¨ªfica. El juego nunca har¨¢ trampas, y la manera de avanzar o perder puestos es ara?ar d¨¦cimas en cada curva o confiarse y perder ritmo. El tr¨¢fico es un elemento interesante de todas las carreras que la mayor¨ªa de los juegos no son capaces de representar, oblig¨¢ndonos a ganar en tres vueltas y haciendo que correr por una carretera vac¨ªa sea la imagen habitual. Eso se acab¨®. Ahora se trata de colocarse bien, ganar un puesto o dos en la salida y buscar los sitios apropiados para adelantar. Incluso en carreras largas habr¨¢ alguna parada obligatoria en boxes, lo que a?ade a¨²n m¨¢s estrategia.

Podemos entrar tarde y aprovechar la ausencia de rivales para correr m¨¢s pero, si somos de los que vivimos del rebufo y corremos mejor con una liebre por delante, tal vez entrar r¨¢pido sea la mejor opci¨®n. La duraci¨®n de la parada es configurable. Los mec¨¢nicos arreglar¨¢n cualquier desperfecto del coche, pero cuanto m¨¢s trabajo tengan que hacer m¨¢s tardar¨¢n. Otro motivo para modificar la estrategia y entrar antes o despu¨¦s de lo planeado. La radio del primer juego tambi¨¦n sigue ah¨ª. De hecho, se pueden apagar los contadores de vueltas y de posici¨®n, que se antojan excesivamente grandes, y seguir estando informado por radio de cu¨¢ntas vueltas quedan para acabar o para entrar en boxes, as¨ª como de la posici¨®n en la que vamos y de qu¨¦ pilotos van por delante o por detr¨¢s de nosotros.

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El modo historia es bastante largo, y lleva tiempo terminarlo, para empezar por el n¨²mero de carreras, aunque la curva de dificultad tambi¨¦n est¨¢ bien medida y crece gradualmente. El argumento es poco relevante, pero entretiene entre carrera y carrera, y proporciona una agradable sensaci¨®n de recompensa por haber logrado nuestros objetivos. Como el protagonista es, b¨¢sicamente, un cascar¨®n vac¨ªo, el poco conflicto que hay en la historia se dar¨¢ entre los personajes secundarios. Pero el juego est¨¢ pensado para tener una vida larga. Incluso tras acabar el modo historia tenemos mucho que hacer con las carreras libres.

No s¨®lo podemos ajustar todos los par¨¢metros de cada carrera, incluida, esta vez s¨ª, la configuraci¨®n del coche; tambi¨¦n es posible dise?ar un torneo por puntos de varias carreras. S¨®lo tenemos que seleccionar varios circuitos de los que se ofertan para cada tipo de coche y el n¨²mero de rivales. Por cierto, una de las pocas modificaciones del juego desde sus otras versiones es la oferta de m¨¢s circuitos para cada coche, de modo que podemos llevarnos los deportivos a circuitos de grava o tierra para ver qu¨¦ pasa, si queremos.

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Los dem¨¢s presentan a veces un aspecto ligeramente mate, d¨¢ndoles una impresi¨®n de cart¨®n piedra bastante molesta. Es una pena, porque ¨¦ste es, como hemos dicho, un juego en el que los puestos medios son habituales, y estaremos viendo a los dem¨¢s coches mucho tiempo. No tendr¨ªan que haber parecido cochecitos de juguete bajo ninguna circunstancia. Existen otros defectos gr¨¢ficos, como el abuso de sprites en los escenarios o las ruedas planas y simplonas de muchos coches. Tambi¨¦n llama la atenci¨®n la desaparici¨®n, muy cerca de la c¨¢mara, de algunos pianos o detalles del circuito. Lo cierto es que la versi¨®n de PS2 ha perdido parte de la impresi¨®n de lujo gr¨¢fico que daban sus hermanas mayores.

Se nota que Codemasters ha tirado de cada truco conocido para sacar velocidad y conseguir que el juego no pierda fotogramas en ning¨²n momento. S¨®lo en las arrancadas del modo de pantalla partida se puede apreciar alg¨²n esfuerzo excesivo que no resulta molesto. La sensaci¨®n de velocidad y la fluidez de manejo no se ven afectadas. El sonido s¨ª que sigue siendo el mismo. Pro Race Driver 2 tira por la simulaci¨®n pura en este aspecto. Aparte de las melod¨ªas de los men¨²s, que s¨®lo son funcionales, no hay m¨²sica en carrera. No la hay porque o¨ªr lo que nos van diciendo por radio es esencial, y porque o¨ªr el motor rugiendo es tan agradable como siempre. Incluso en los videos se apuesta por meter sonido ambiente, lo que nos introduce en la situaci¨®n de una forma estupenda. A¨²n as¨ª sigue siendo una simplificaci¨®n de lo ya visto. En el primer juego la m¨²sica de los men¨²s sal¨ªa de una radio que el protagonista ten¨ªa en su oficina, y las pantallas de configuraci¨®n del coche estaban adornadas con el ruido de los mec¨¢nicos trabajando.

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Con Toca Race Driver 2 no ha llegado un rival para los otros simuladores realistas de conducci¨®n, ha llegado un complemento, un juego cuyo lugar en la estanter¨ªa est¨¢ al lado de su competencia. La demostraci¨®n de que se pueden hacer las cosas bien de forma diferente. En definitiva, Toca Race Driver 2 es una de las mejores opciones para los aficionados a la simulaci¨®n, aunque sin aportar mejoras apreciables a las versiones ya disponibles de PC y Xbox. Si puedes hacerte con una de ellas, tal vez el a?adido de un solo circuito no baste para que te decidas por la que analizamos aqu¨ª. Si te gustan los simuladores de conducci¨®n y s¨®lo tienes una PS2, ¨¦ste es tu juego.