El rey del Bal¨®n prisionero.

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?Recuerdas una serie de televisi¨®n que hace algunos a?itos emit¨ªan a eso de las 19.00 en Tele Cinco? Os dar¨¦ otra pista: la trama principal giraba en torno a uno disputad¨ªsimos partidos de un extra?o deporte. No, no hablamos de Julia ni de Campeones. El nombre de la serie era Bola de Dan. ?Lo record¨¢is? Trataba de un muchacho con el pelo rojo de punta que jugaba a un extra?¨ªsimo juego en el que hay que "linchar a pelotazos" a los adversarios y evitar que hagan lo propio contigo.

A algunos esto que estoy contando les sonar¨¢ porque era uno de los ejercicios preferidos de muchos profesores de Educaci¨®n F¨ªsica , que parec¨ªan disfrutar viendo como sus alumnos se torturaban unos a otros a balonazo limpio. 

Bromas aparte, este deporta, llamado "Bal¨®n prisionero" en nuestros lares y tiene gran predicamento en el pa¨ªs del sol naciente. Y como cualquier deporte que guste en Jap¨®n tiene su correspondiente videojuego, este, por supuesto no iba a ser la excepci¨®n.

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Las canchas son bastante simplonas, sin grandes alardes y algo vac¨ªas, pero bien definidas. Los jugadores, pues m¨¢s de lo mismo. Son bastante expresivos gracias a las animaciones puramente manga, aunque si hemos de decir la verdad, se echan de menos bastantes frames en cada uno de sus movimientos, ya que parecen muy artificiales.

Mucho color y movimiento, lo que hace que no nos desagrade... aunque el gran problema del juego es que cuando nuestros jugadores entran en el campo rival o viceversa se forma un marem¨¢gnum que har¨¢ que distinguir a los nuestros de los contrarios sea cuesti¨®n de azar. Tal vez un  efecto de zoom o un silueteado en color de los personajes lo hubiese evitado. Pero lo que hay es lo que hay... algo muy confuso.

Eso s¨ª, le sube alg¨²n que otro entero la realizaci¨®n de los supertiros, con muchas "lucecitas y colorines", aunque sinceramente, bastante alejado de lo que la GBA es capaz.

  m  ¨²  s  i  c  a

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Est¨¢... m¨¢s o menos como los gr¨¢ficos. No destacan ni para bien ni para mal. Durante toda la partida suenan sin parar y, dig¨¢moslo as¨ª de nuevo, son "correctas". Algunas, incluso, tiene algo de ritmo  y acompa?an adecuadamente los partidos. Eso s¨ª, para escucharlas, recomiendo encarecidamente el uso de los cascos, porque con el altavoz de la GBA se escuchan muy distorsionadas y al cabo de 10 minutos la cabeza os pedir¨¢, insistentemente, una aspirina.

Malos. Parece muy taxativa esta afirmaci¨®n, pero vosotros mismos lo podr¨¦is comprobar. Se limitan a unos cuantos sonidillos "cutres" al golpear el bal¨®n y a algo parecido remotamente a gritos. Atlus no es que se halla lucido en este aspecto, muy por debajo de la media.

El sistema de juego resulta muy sencillo. El bot¨®n A es el de pase y el B el de disparo; ambos a la vez: salto y disparo o salto y pase. La din¨¢mica de los partidos es que cuando tengamos  la pelota en nuestro poder, debemos pasarla hasta que obtengamos un buen ¨¢ngulo y meterle un balonazo a los rivales, para que su contador de energ¨ªa baje. Cuando llegue a 0, el jugador dejar¨¢ de participar. Evidentemente, gana quien elimine a todos los adversarios. Vamos, que todo es esquivar cuando nos lancen e intentar "noquear" a los rivales.

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Si todo el juego fuese as¨ª, al cabo de 10 partidas lo lanzar¨ªamos por la ventana. Pero hay dos acciones que alargan la vidilla y le dan mucha m¨¢s emoci¨®n. El primero, que con los botones L y R podemos mandar a los miembros de nuestro equipo al otro lado de la pista para distraerlos y trenzar jugadas bastante "espectaculares" (dentro de las limitaciones del juego).

El segundo, los supertiros. Mueves el pad dos veces en una direcci¨®n, aprietas B y contemplar¨¢s un tiro especial en el que el bal¨®n golpear¨¢ a varios rivales, se dividir¨¢ en muchas, electrificar¨¢ al rival y dem¨¢s florituras por el estilo hasta 50.

El control es bastante efectivo, aunque se hace confuso las m¨¢s de las veces, habiendo una aut¨¦ntica marabunta de jugadores en un campo, lo que nos obliga a pulsar todos los botones a ciegas hasta que la bola caiga en un jugador que podamos distinguir con claridad... o bien, ponernos a disparar como locos intentando que el bal¨®n impacte en los rivales.

En cuanto a las opciones, resultan escasas. Un modo exhibici¨®n (un partido contra la selecci¨®n que queramos), un modo historia (en el que, como no, nuestro objetivo es erigirnos como los campeones del mundo), cuatro niveles de dificultad, 13 selecciones disponibles (los mejores, para variar, son los nipones XD) y un modo de dos jugadores mediante el cable link bastante entretenido. Y esto es todo.

  c  o  n  c  l  u  s  i  ¨®  n

Los juegos de Bal¨®n Prisionero en consolas nunca han destacado por su brillantez. Super DodgeBall no ha roto la regla. Es entretenido, pero a los m¨¢s les aburrir¨¢ a las pocas partidas. Le falta profundidad t¨¢ctica para ser un "simulador" y acci¨®n para ser un "arcade". Vamos, que se queda a medias. Indudablemente, a los fans de este deporte (muchos m¨¢s de los que se pueda suponer) les encantar¨¢, pero al resto se les har¨¢ muy mon¨®tono. Gastarte o no 50 euros en este juego depender¨¢ de lo que te guste este deporte. Por lo general, la mayor¨ªa bostezar¨¢ con ¨¦l.

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