Aportando cambios al género automovilístico...

Han hecho falta casi 9 a?os para salir de la oscura perspectiva cenital a la que los juegos de Formula 1 de Game Boy nos tenía acostumbrados. Durante este largo y duro camino hemos visto como se estrellaban versiones de Nintendo y Konami que pese a ser los únicos exponentes en su día, nunca han sido objeto de grandes críticas y ventas allá por donde han pasado.
Hasta que Video System se atrevió a reducir el tama?o del alabado F1 World GP, nadie antes había experimentado con un enfoque trasero, tal y como marcan las pautas de VRally o Top Gear. Entonces no es para menos las ansias que teniamos puestas en el nuevo cartucho de Tiertex, con el afán de estrenar otra temporada que hace poco han podido destapar los usuarios de PC, y que ante las dudas de la presencia de uno de nuestros pilotos espa?oles en la élite, lo mejor para relajar las tensiones y emular lo que puede ser un campeonato glorioso, la apuesta de EA nos viene como anillo al dedo.

No solo en este aspecto brilla la atención por el detalle de sus programadores, y es que al trastear por los miles de menús que hay a tu disposición a fin de retocar un bólido, definir la climatología, o ver las características actuales de todo ser humano, posteriormente afectan de mil y una forma la respuesta del coche.
Sin embargo, echamos de menos algún que otro modo de juego más, ya que los campeonatos o una carrera rápida quedan desali?ados sin contrarreloj, multiplayer, y el siempre agradecido "scenario" en el que puedas resarcir hechos catastróficas o sorprendentes.

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Al zambullirte por primera vez en el circuito australiano, adivinarás que lo que te espera de ahora en adelante poco tiene que ver a lo visto hasta el momento. Después de todo, los sprites enormes que iban pasando a tu lado haciendo las veces de vallas o se?ales, son sustituidas por un fondo unicolor, y del que tan solo destaca una gradería sin textura, y el horizonte característico del país. Es probable, entre otras cosas, que a estos datos se le sume un framerate bajo, y del que muy pocas veces lo verás transcurrir con normalidad.

Factor 5 tuvo la genial idea de crear su propio motor de sonido, al que posteriormente iban a proporcionar a las desarrolladoras a fin de conseguir mucha más calidad de lo que las librerías de Nintendo permiten. Y eso, precisamente, lo promulga las tropecientas pantallas que desfilan antes del propio título del juego.
Después de esto, nos fuimos rápidamente a escuchar la Banda Sonora con tintes de rock, y que evidentemente posee una calidad impresionante. La instrumentación, o las melodías, pese a la escasez del plantel, hacen de los menús algo mucho más divertido de lo que en realidad es cambiar neumáticos, adaptar alerones, definir dirección, o intercambiar amortiguadores.
EA, sin duda, ha hecho bien en coger prestado MusyX, te dan idealizados programadores.

A diferencia del intento de simulación de F1 Monaco Grand Prix, el juego que nos ocupa busca el control arcade, en el que la frecuencia al freno sea algo menos que testimonial, y eso, por supuesto, permite ignorar gran parte de las curvas imprimidas en todas las pistas. Lo bueno de todo esto es que no debes estar continuamente con las antenas puestas en pos de encontrar el momento idóneo de la desaceleración, ni con los extra?os efectos que producía el cartucho de Ubi, en el que la distancia ante el viraje era difícilmente percatable.
Como siempre, los cambios que efectuemos en la configuración del coche, retocando partes del motor, accesorios, o el capó, servirán para adaptar al circuito, al clima, y a tus dotes, la forma de manejar libremente el vehículo durante todas las vueltas que hayas configurado previamente.

Sin destacar demasiado entre el pelotón, F1 Season supera en muchos aspectos a sus competidores más directos. Desde la ejecución gráfica, como el apartado sonoro, y lo que es más importante, en una maniobrabilidad rápida y dinámica.
Evidentemente no es el resultado de estos 11 a?os de vida de la portátil, y esperemos que no sea el último en celebrarlo. Aun hay tiempo para enmendar una asignatura pendiente, con la esperanza de ver más y mejores títulos de esta disciplina.