Qu¨¦ fue de... Nadia Comaneci, el primer 10 en unos Juegos
La rumana, que logr¨® el 18 de julio de 1976 el primer 10 ol¨ªmpico, ahora es una emprendedora de ¨¦xito en Estados Unidos y su leyenda contin¨²a.

El 18 de julio de 1976 alrededor de veinte mil personas en el Forum de Montreal tuvieron el privilegio de asistir a un momento m¨ªtico en el deporte, el primer diez en la gimnasia ol¨ªmpica, entonces la nota m¨¢xima en art¨ªstica, la excelencia. La protagonista de aquella obra de arte fue una jovencita rumana de catorce a?os, Nadia Comaneci, que sin estar en la lista de las favoritas, se meti¨® en la pelea entre las sovi¨¦ticas Nelli Kim y Ludmila Turischeva para ser la campeona ol¨ªmpica, aunque m¨¢s que las medallas de oro que consigui¨® en Montreal ha entrado en el imaginario deportivo por aquella matr¨ªcula que no estaba prevista ni en los marcadores.
Nadia Elena Comaneci, nacida en 12 de noviembre de 1961, y gimnasta desde los seis a?os, fue uno de los primeros talentos a los que entren¨® el matrimonio Bela y Marta Karolyi, la deportista que les puso en ¨®rbita, la primera campeona ol¨ªmpica de las que vendr¨ªan despu¨¦s al frente de la selecci¨®n de Estados Unidos y de su rancho campamento en Texas.
Cuando se present¨® en Montreal Nadia estaba avalada por sus ¨¦xitos en el Europeo de 1974 en Noruega (tres oros una plata con 13 a?os), pero en los Juegos todo parec¨ªa ser una batalla entre las sovi¨¦ticas, que ven¨ªan de dominar en M¨²nich. Cuando Nadia se subi¨® a las asim¨¦tricas complet¨® un trabajo tan excelente que cuando las jueces colocaron su nota, 1,0, el pabell¨®n se qued¨® perplejo. Hubo que explicarlo por la megafon¨ªa: no estaba previsto una nota superior al 9,95, y el 1,0 era un diez. Cuentan las cr¨®nicas que la ovaci¨®n fue inacabable. Tambi¨¦n sacar¨ªa matricula en la barra de equilibrios. Esas puntuaciones le valieron la medalla de oro en la general individual con un rictus siempre serio y concentrado, para nada dado a exteriorizar sus emociones.
Donde peor lo pasaba Nadia era en la sala de prensa. Por ejemplo, cuando le preguntaron qu¨¦ es lo que pedir¨ªa en ese momento de gloria, ella contest¨® que irse a su casa; y luego, acerca de si tras un ¨¦xito sin precedentes el futuro era la retirada, se sorprendi¨® para responder que s¨®lo ten¨ªa catorce a?os. Comaneci tambi¨¦n estuvo en los Juegos de Mosc¨², en 1980, donde lograr¨ªa el segundo puesto en la general tras la local Elena Dadivova, para retirarse como competidora en los Juegos Universitarios de 1981, a los veinte a?os de edad.
Su bagaje de grandes ¨¦xitos qued¨® en nueve medallas en los Juegos Ol¨ªmpicos, cinco de ellas de oro, cuatro medallas en los Mundiales, y otras nueve en los Europeos. Y aqu¨ª empez¨® su segunda vida.
Retirada como gimnasta, convertida en hero¨ªna de la pol¨ªtica comunista del momento en Ruman¨ªa, adem¨¢s de entrenadora de ni?as que empezaban su imagen se asoci¨® al hijo de Nicolae Ceaucescu, con quien le presentaban en los festejos de Bucarest. Sin embargo, en 1989 decide escapar de su pa¨ªs en una aut¨¦ntica Odisea, recorriendo media Europa a pie y en auto stop para acabar en Florida con un camionero rumano que la aloj¨® en un motel barato donde ella se pasaba las horas delante del televisor, bebiendo colas y comiendo palomitas de ma¨ªz con mantequilla sin que diese muestras e inter¨¦s por algo distinto. Cuando se descubri¨® su situaci¨®n, la gimnasia de Estados Unidos sali¨® al rescate.
En 1994 comenz¨® a vivir con Bart Conner, uno de los gimnastas campeones ol¨ªmpicos de Estados Unidos, y en 1996, ya con el cambio de r¨¦gimen en Ruman¨ªa, regresa a Bucarest donde se casa con el estadounidense en una boda de princesa. Con Bart, con quien tiene su ¨²nico hijo, Dylan Paul, nacido en 2006, ha abierto todo tipo de negocios relacionados con la gimnasia y productos asociados. Y no le va mal. Tambi¨¦n es comentarista de televisi¨®n en los grandes acontecimientos de gimnasia.
Y adem¨¢s, es una imagen del deporte mundial. De hecho, fue invitada a hablar en las Naciones Unidas, donde fue la segunda persona del deporte en hacerlo. En Ruman¨ªa es la presidenta honoraria de la Federaci¨®n de Gimnasia, y all¨ª tiene adem¨¢s algunas de sus asociaciones filantr¨®picas para ayudar a ni?os desfavorecidos.
Tambi¨¦n ha sido una de las primeras gimnastas en hacer p¨²blico los abusos que sufri¨® cuando era deportista por "personas que quisieron aprovechar su nombre", ha dicho m¨¢s de una vez.