La Goliat acu¨¢tica puede con los chicos de David
Despu¨¦s de un partido descomunal y ag¨®nico, que finaliz¨® con empate (7-7), nuevamente los penaltis, como en Roma 2009, le dieron el t¨ªtulo europeo a Serbia.


No pod¨ªa ser de otra manera. Un Europeo tan espectacular, vivido con la pasi¨®n propia del waterpolo de los 90, de las haza?as de unos hombres que ahora se han reencarnado en otros hombres y en otros rostros en una nueva brillante generaci¨®n del waterpolo espa?ol, se deb¨ªa resolver en la tanda de penaltis, despu¨¦s de un partido ag¨®nico, igualado, con la Espa?a de David plant¨¢ndole cara a la Goliat del waterpolo mundial. Y, como dict¨® la historia en 2009, ante Serbia en el Mundial de Roma, y en la Barcelona '92, las Picornell se resisten a ver una victoria del waterpolo masculino. Los penaltis se cruzaron de nuevo en su camino.
Dani L¨®pez Pinedo, h¨¦roe, guardi¨¢n espa?ol, un gigante, no pudo hacer nada ante la seguridad serbia, acostumbrada a jugar finales, a vivir momentos de tensi¨®n al filo de la navaja. No fallaron ni uno de los cinco lanzamientos. Por el lado espa?ol, anotaron Perrone, Munarriz y Larumbe, y fall¨® Fran Fern¨¢ndez, el h¨¦roe de las semifinales. El destino es as¨ª de cruel. Hubo l¨¢grimas, pero contenidas. Espa?a ha hecho un torneo descomunal, y con la media de edad m¨¢s baja de los mejores equipos no ha hecho nada m¨¢s que iniciar su traves¨ªa en Barcelona. Todos los grandes equipos espa?oles siempre han empezado con una plata.
Un partido jugado al l¨ªmite con Espa?a por delante
Espa?a empez¨® el duelo jugando como si lo so?ara. Fue imposible defender mejor que la Selecci¨®n espa?ola en el primer parcial. Con tal de alejar a los lanzadores a m¨¢s de cinco metros, David Mart¨ªn emple¨® una defensa larga, presionando hombre a hombre a los gigantes serbios. Donde no alcanzaba esa estrategia lo hac¨ªa L¨®pez-Pinedo, que ataj¨® los dos lanzamientos que recibi¨®, o llegaban las manos de los espa?oles, que parec¨ªan pulpos y no humanos. La fe en la victoria se constat¨® en los primeros ocho minutos, en los que Mallarach, en una superioridad y con su zurda, abri¨® el marcador (1-0). La Picornell explot¨® en la noche cerrada barcelonesa. Hab¨ªa partido, el sue?o estaba intacto, Espa?a segu¨ªa desatada, hechizada por la atm¨®sfera cautivadora.
Espa?a nad¨® a toda velocidad, como si se jugase a mar abierto, y se puso 3-1 en una acci¨®n r¨¢pida de Fern¨¢ndez que cedi¨® a Perrone para que anotase y en un remate del descarado Granados, que encontr¨® oro en el palo corto de Mitrovic. El 3-1 era un sue?o, pero el ogro nunca se rinde a mitad de la pel¨ªcula. Aleksic y B. Mitrovic, en dos acciones en superioridad y haciendo gala del talento serbio, al anotar un gol desde el arco y otro en combinaci¨®n con la boya, igual¨® el encuentro, pero Perrone caz¨® en la ¨²ltima cent¨¦sima de segundo del cuarto un rechace y lo meti¨® para adentro. 4-3 al descanso. Ni los m¨¢s optimistas hubiesen firmado este resultado.
No con esas, con un ataque diferente, demostrando los m¨²ltiples recursos que tiene esta din¨¢mica Espa?a de Mart¨ªn, Del Toro emergi¨® de las profundidades para levantarse con un gigante y soltar un latigazo con el que nada pudo hacer Mitrovic. El 5-3 aseguraba un final ¨¦pico de partido, lo que pretend¨ªan los espa?oles. Pero Serbia encontr¨® a sus lanzadores dormidos. Cuk fusil¨® a L¨®pez Pinedo y Mandic, en una brillante acci¨®n t¨¦cnica, anot¨® el 5-5. Espa?a se estrellaba contra los palos, Serbia contra el portero espa?ol. Pero, a falta de 19 segundos para el final del tercer parcial, Prlainovic s¨ª pudo superar el muro (5-6). Cuando todo parec¨ªa sentenciado, de nuevo el hechizo de la Picornell sopl¨® la vaselina de Munarriz, el empate de un diamante (6-6).
Un desenlace a 180 pulsaciones
La tensi¨®n en las Picornell era la m¨²sica de una noche de waterpolo puro, con una Selecci¨®n espa?ola que se sent¨ªa invencible, descarada, pisoteando con su desparpajo la historia serbia, el mejor equipo de waterpolo de la ¨²ltima d¨¦cada. El primer ataque fue para Espa?a, que lo err¨®. Quedaban siete minutos. Pero Serbia tampoco pudo aprovechar su ofensiva, por lo que los chicos de Mart¨ªn le ganaban segundos al tiempo y dispon¨ªan de otro ataque. El partido se jugaba a la velocidad de la luz. Y Serbia no era capaz de quebrantar la irrompible Espa?a, que encadenaba exclusi¨®n y se defend¨ªa con coraz¨®n, hasta que Jaksic, a falta de cinco minutos, puso el 6-7. Pero esta Espa?a est¨¢ cosida con m¨¢rmol, como el que lanza Mallarach cada vez que arma su brazo izquierdo (7-7). Quedaban cuatro minutos.
L¨®pez Pinedo sac¨® otra mano de santo para detener dos ataques serbios. No hab¨ªa un portero en la meta espa?ola, hab¨ªa un demonio para los serbios, quienes se llevaban las manos a la cabeza. Con 1:32 Espa?a resist¨ªa, y ten¨ªa la posesi¨®n. La grada de las Picornell gritaba al un¨ªsono un "s¨ª se puede" que se escuch¨® hasta en la Barceloneta. El latido de los corazones marcaba el ritmo de la m¨²sica cuando David Mart¨ªn pidi¨® tiempo muerto con 1:07. Espa?a atacaba en superioridad. Perdi¨® la oportunidad, quedaban 13 segundos. Penaltis. Y de nuevo sali¨® cruz.