Los Ravens pod¨ªan buscar al heredero de Flacco en el draft
En los medios de la ciudad se especula con la posibilidad de que gasten incluso su primera ronda en un quarterback para formar, como hicieron los Chiefs el a?o pasado con Mahomes.


En la NFL moderna se han cometido errores morrocotudos. Memorables. Pero creo que en la ¨²ltima d¨¦cada, m¨¢s all¨¢ de nefastas elecciones del draft, o fichajes de agentes libres que una vez estampada la firma se tumbaran a la bartola, hay un caso especialmente flagrante. Hablo de Joe Flacco.
Muchos aficionados de los Ravens negar¨¢n la mayor. Los Ravens ganaron la Super Bowl en la temporada 2012 con Flacco al frente de su ataque, y aunque nunca ha sido el mejor quarterback de la NFL como ¨¦l mismo se proclam¨®, s¨ª que ha rendido a un nivel como m¨ªnimo aceptable a lo largo de su carrera.
Un contrato que ha sido y es una losa
No es ah¨ª d¨®nde est¨¢ el problema. O al menos todo el problema. Personalmente, Flacco no me gusta y, lo que es peor, creo que el equipo lleva varios a?os intentando sacar de su quarterback un petr¨®leo que no existe, cambiando sistemas de ataque y coordinadores ofensivos y obsesionando a un staff que tiene las ideas muy claras en defensa, pero para el que el ataque se ha convertido en un quebradero de cabeza. Podemos apuntar a la falta de un backfield poderoso desde la marcha de Rice, a una l¨ªnea ofensiva poco consistente, un cuerpo de receptores que nunca convence, pero en el fondo, detr¨¢s siempre est¨¢ un Flacco definitivamente catalogado en ese grupo de quarterbacks que no son suficientemente malos como para darles una patada en la puerta, ni suficientemente buenos para echarse un ataque a la espalda.
El problema empez¨® exactamente en febrero de 2013, cuando los Ravens le hicieron un contrato mareante para aquel momento de 120,6 millones en seis a?os. Y el l¨ªo se increment¨® en marzo de 2016 cuando le hicieron una extensi¨®n de contrato hasta 2021 por 66,4 millones m¨¢s. La consecuencia es que hoy Flacco tiene un coste contra el cap de 24,75 millones de d¨®lares y cortarlo les costar¨ªa la friolera de 28,75 millones. Imposible. El a?o que viene, 2019, tendr¨ªan un lastre parecido. Su impacto en el cap ser¨¢ de 26,5 millones y cortarlo costar¨ªa 16. Tambi¨¦n imposible, aunque ah¨ª ya se abrir¨ªa la puerta a un traspaso que podr¨ªa resultar muy jugoso con alg¨²n equipo desesperado. En 2020 su coste contra el cap podr¨ªa parecer desorbitado: 28,25 millones, pero visto el ritmo al que crecen el cap en la actualidad (este a?o ha subido m¨¢s de 10 millones de 167 a 177,2) y se incrementa el salario medio de los quarterbacks, cuando llegue esa fecha podr¨ªa parecer hasta barato. Cortarlo en ese a?o 2020 solo costar¨ªa 8 millones, pero muy mal deber¨ªan estar las cosas para que simplemente se lo quitaran de encima sin conseguir un traspaso. En 2021 termina su contrato, pero a esas alturas seguro que ya habr¨¢ sido extendido o ser¨¢ problema de otros.
Un proyecto atascado desde la posici¨®n de quarterback
La consecuencia de todo eso es que el contrato de Flacco lleva cinco a?os reduciendo gravemente el margen de los Ravens a la hora de moverse en la agencia libre. Este a?o, una vez m¨¢s, est¨¢n entre los equipos con menos dinero para gastar. Y se ver¨¢n obligados otra vez a hacer el pino con las orejas para reforzar una plantilla que casi siempre es bastante competitiva, pero que no acaba de cerrar los agujeros que se van abriendo. Y eso que Ozzie Newsome, su general manager, es un sabio que en todo este periodo ha sido capaz de hacer una gran renovaci¨®n, rejuveneciendo poco a poco, y con un coste m¨ªnimo, un equipo que peinaba demasiadas canas.
Pero ya no es una cuesti¨®n de plantilla. El problema est¨¢ m¨¢s en un proyecto que parece desnortado pese a contar con un genio como el ya nombrado Ozzie Newsome, y un entrenador con el prestigio de John Harbaugh. Por supuesto que hay muchos factores para explicar ese bloqueo evolutivo, pero uno de los m¨¢s importantes es el estancamiento de un Flacco que desde 2013 hasta hoy ha mejorado muy poquito o casi nada, que sigue sin ser capaz de conducir un ataque explosivo y se ha quedado en simple gestor de juego leg¨ªtimo, algo que a sus 33 a?os sabe a muy poco tras las expectativas creadas.
Un quarterback en primera o segunda ronda del draft
?A qu¨¦ viene todo este rollo? Principalmente, a que no me ha sorprendido demasiado que en los medios de Baltimore lleven algunos d¨ªas especulando con la posibilidad de que los Ravens se l¨ªen la manta a la cabeza y gasten incluso su primera elecci¨®n, 16 global, en elegir un quarterback si se presenta la oportunidad y alguno de los cinco nombres que est¨¢n en boca de todos se pone a tiro.
Las principales prioridades de los Ravens est¨¢n en el cuerpo de receptores y en la l¨ªnea ofensiva. Adem¨¢s, este draft viene cargado de buenos jugadores en la OL; pero no me parecer¨ªa descabellado que Ozzie nos sorprendiera este a?o haciendo una jugada similar a la que hicieron los Chiefs el a?o pasado?y elija un quarterback con talento pero pendiente de formar, mientras Flacco apura sus opciones e intenta jugar a su mejor nivel en busca de un ¨²ltimo gran contrato en la NFL.
Tal vez el pick 16 sea demasiado bajo para intentar una jugada as¨ª, y necesitar¨ªan una carambola imposible para aspirar a conseguir a esas alturas a Rosen, Darnold, Allen, o incluso a Mayfield, pero quiz¨¢ Lamar Jackson est¨¦ ah¨ª a¨²n a tiro, y m¨¢s all¨¢ de sus comparaciones con Michael Vick, un a?o de trabajo desde la banda puede convertirle en una joya. Si el plan A fallara, me sorprender¨ªa que con su pick de segunda ronda dejen pasar a Mason Rudolph si sigue disponible, que es muy probable. Es un jugador por formar, pero en eso consistir¨ªa el plan que, como digo, comienza a coger cuerpo en los medios de Baltimore.
Los Ravens necesitan salir del c¨ªrculo vicioso de inconsistencia en el que lleva instalado su ataque desde hace demasiado tiempo. La mejor manera es buscar cuanto antes al heredero de Joe Flacco. Si no lo hacen este a?o corren el peligro de conformarse con ¡®malo conocido¡¯ en una nueva extensi¨®n de contrato que simplemente rubricar¨ªa la inevitable decadencia de un plan que hace mucho que no funciona.