La g¨¦nesis de las villas: tiendas de campa?a, barracones...
La primera se utiliz¨® en los Juegos de Par¨ªs 1924. Los deportistas viv¨ªan en casamatas y con problemas sanitarios.

La primera Villa Ol¨ªmpica remotamente parecida a las actuales la encontraron los deportistas en Par¨ªs 1924, aunque se resum¨ªa a un grupo de casamatas sin excesivas comodidades ni excelencias sanitarias. En este ¨²ltimo caso la historia se repite en R¨ªo, 92 a?os despu¨¦s.
Ocho a?os m¨¢s tarde, en Los ?ngeles, los atletas vivieron en 550 bungalows prefabricados, asentados en un campo de golf. Estaban pintados de rosa y blanco y era lo mejor que hasta entonces se hab¨ªa preparado para hacer m¨¢s c¨®moda la permanencia de los competidores en la ciudad sede de los Juegos. Las casitas eran c¨®modas, confortables y estaban limpias. Adem¨¢s de las casas propiamente dichas, los deportistas ten¨ªan a su disposici¨®n comedores, cafeter¨ªas, un hospital, biblioteca y diversas zonas recreativas. Y todo ello custodiado por polic¨ªas vestidos de cowboys. Un lujo sin precedentes que s¨®lo pod¨ªan disfrutar los 1.281 hombres participantes, porque las 127 mujeres inscritas no s¨®lo hab¨ªan sido alojadas en hoteles, sino que ten¨ªan prohibida terminantemente la entrada a la Villa.
La primera vez que los atletas residieron en un mismo lugar fue en los Juegos de Saint Louis 1904, pero no en una Villa ol¨ªmpica: se les reserv¨® una parte del hotel destinado a la Exposici¨®n de Louissiana. Anteriormente, los deportistas se hab¨ªan alojado de forma desperdigada. En Atenas 1896, por ejemplo, la mayor¨ªa vivieron en los alrededores del estadio, en tiendas de campa?a dispuestas por la organizaci¨®n. En Par¨ªs 1900, donde todo fue ca¨®tico, los alemanes durmieron en la calle en su primera noche en la Ciudad de la Luz, sin que se les permitiese acceder a los hoteles.
Los organizadores adujeron un error de planificaci¨®n, pero los germanos sospecharon que el olvido hab¨ªa sido intencionado, ya que por aquel entonces las relaciones franco-alemanas no pasaban por su mejor momento. Los estadounidenses que compitieron en Estocolmo 1912 lo hicieron en el mismo barco que les hab¨ªa tra¨ªdo de su pa¨ªs, el Finlandia, perfectamente acondicionado para tal fin.
En ?msterdam 1928 se hab¨ªa previsto levantar una Villa Ol¨ªmpica, pero el presupuesto no alcanz¨® finalmente para tales lujos, de manera que los deportistas fueron alojados en hoteles, casas particulares e incluso en cuarteles. Algunas delegaciones, como la norteamericana, prefirieron quedarse en el barco que les hab¨ªa tra¨ªdo de sus pa¨ªses, que en este caso se trataba del President Roosevelt, bautizado as¨ª en honor de Theodore, el primero de los dos presidentes estadounidenses de ese apellido, que dirigi¨® el pa¨ªs entre 1901 y 1909. El nav¨ªo ten¨ªa una pista de entrenamientos fabricada en madera y durante los Juegos holandeses permaneci¨® anclado en el canal Amstel. Sus pasarelas se levantaban a las nueve y media de la noche y quien no hubiera llegado a tiempo corr¨ªa el riesgo de quedarse a dormir en la calle. Con los deportistas norteamericanos resid¨ªa tambi¨¦n el velocista cubano Jos¨¦ Barrientos, ¨²nico representante de la isla caribe?a.
Se volvi¨® al alojamiento colectivo en Londres 1948, pero los barracones que entonces se ofrecieron nada ten¨ªan que ver con aquellos bungalows de Los ?ngeles. Reci¨¦n terminada la Segunda Guerra Mundial, la capital brit¨¢nica apenas ten¨ªa nada que ofrecer, y los atletas se alojaron en casamatas militares que durante la contienda hab¨ªan servido como residencia para militares de la Royal Air Force, la gloriosa RAF, que hab¨ªa ganado la Batalla de Inglaterra a la Luftwaffe alemana. Los alojamientos estaban constru¨ªdos en madera y hojalata y cuando las temperaturas eran altas se convert¨ªan en aut¨¦nticos hornos.
Desde entonces las Villas ol¨ªmpicas se han generalizado, con mayor o menor fortuna. En los ¨²ltimos tiempos los pisos se acaban destinando a viviendas sociales. Las mejores de historia pasan por ser las de Barcelona 1992 y Pek¨ªn 2008.