La Ryder, el verdadero legado de Severiano Ballesteros
Europa afronta su primer Ryder sin la figura del golfista c¨¢ntabro, que cambi¨® el sentido del torneo. Desde su aparici¨®n, Europa ha ganado nueve de 16 duelos. Hasta entonces contaba tres de 22.

Es dif¨ªcil valorar a un s¨®lo jugador en una competici¨®n tan colectiva como la Ryder Cup; sin embargo, igual de complicado es entender este torneo sin la aportaci¨®n de un s¨®lo hombre. Se trata de Severiano Ballesteros. Con permiso de Samuel Ryder y Walter Hagen, verdaderos impulsores de la rivalidad entre estadounidenses y europeos (entre 1927 y 1979 s¨®lo la jugaron ingleses e irlandeses por el bando europeo), el golfista c¨¢ntabro cambi¨® el signo de la Ryder. Esta ser¨¢ la primera edici¨®n desde 1979 que Seve no ver¨¢, pero su legado es interminable y permanecer¨¢ siempre junto al nombre de este torneo. En especial este a?o, con su amigo e inseparable compa?ero Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal como capit¨¢n de Europa. "Te deseo mucha suerte. Al igual que en los viejos tiempos, estar¨¦ apoy¨¢ndote. Sabes mejor que nadie lo que hay que hacer", dijo Severiano cuando conoci¨® la capitan¨ªa de Olaz¨¢bal, pocos meses antes de morir, en mayo de 2011.
En 1979 la Ryder acept¨® a jugadores de la Europa continental en su equipo. Aquellos fueron los espa?oles Antonio Garrido y Severiano Ballesteros. El c¨¢ntabro s¨®lo contaba 22 a?os por aquel entonces, acababa de ganar su primer British ante la at¨®nita mirada de medio mundo y la voz del todopoderoso Jack Nicklaus se alz¨® para pedir la inserci¨®n de toda Europa en la Ryder. El torneo hab¨ªa perdido su atractivo inicial, los estadounidenses hab¨ªan ganado 19 de las 22 ediciones que contaba la Ryder hasta entonces y la medida se antojaba imperiosa para reavivar las ascuas de la rivalidad. Seve irrumpi¨® con fuerza en aquel equipo y aquel torneo. Y desde ese mismo instante, la Ryder cambi¨® su historia.
Realmente no fue hasta 1983 cuando Europa comprendi¨® que necesitaba a Severiano Ballesteros. Despu¨¦s de dolorosas palizas, incluida en 1981 cuando el ingl¨¦s John Jacobs dej¨® fuera a Ballesteros, que ya contaba un British y un Masters, los europeos cambiaron la tendencia. Perdieron en Estados Unidos, en Muirfield Village, la casa de Nicklaus (14,5 a 13,5), pero Seve plante¨® en el vestuario tras la derrota un discurso sobre el orgullo y el honor digno de un golfista que nunca bajo los brazos. "Ten¨¦is que estar muy orgullosos de lo que hab¨¦is hecho, de c¨®mo hemos jugado y de lo dif¨ªcil que se lo hemos puesto a los norteamericanos. Aqu¨ª hemos cambiado la historia, os lo aseguro", confes¨® el propio Olaz¨¢bal en el libro '18 hoyos con Seve' del periodista Guillermo Salmer¨®n. Y cre¨® un sentimiento que ha permitido a Europa ganar nueve de los siguientes 13 duelos con los norteamericanos.
Ballesteros estuvo presente en las victorias de 1985, '87, '89, '95 y capitane¨® a su equipo en Valderrama (C¨¢diz) en 1997, la primera vez que la Ryder sali¨® de las Islas Brit¨¢nicas cuando los europeos eleg¨ªan sede. Por todo ello, Olaz¨¢bal, con quien Seve form¨® una pareja de leyenda en la Ryder, pidi¨® que los europeos rindiesen un peque?o homenaje al golfista c¨¢ntabro en Medinah. "Es la primera vez que Seve no estar¨¢ entre nosotros f¨ªsicamente, aunque s¨ª en esp¨ªritu, y he cre¨ªdo que la mejor manera de honrar a un gran campe¨®n pero, sobre todo, a un gran amigo, que estar¨¢ junto a nosotros en cada paso que demos", dijo el capit¨¢n europeo. La silueta de Seve, aquella con el pu?o alzado tras embocar el glorioso putt en el 18 de St. Andrews en 1984 estar¨¢ en las bolsas de cada jugador europeo, encima de cada nombre. Presente en cada paso que den los europeos. Porque la Ryder es el gran legado que dej¨® el inolvidable Severiano Ballesteros