Cierra los ojos y sue?a

Era tan dif¨ªcil que estuvo a punto de suceder. En el deporte la realidad se comba, las l¨®gicas se reescriben y los milagros se hacen posibles. Por eso existen los Juegos Ol¨ªmpicos y por eso todo el planeta mira. La victoria y la derrota se miran a los ojos, hermanas a punto de reconciliarse. A punto: Espa?a perdi¨® con los dientes apretados y la mirada enterrada en amargura. As¨ª pierde el que compite y eso fue la Selecci¨®n, el ¨²nico equipo que ha sido capaz de competir hasta las ¨²ltimas consecuencias contra la mejor versi¨®n de Estados Unidos desde el Dream Team de Barcelona 92. Y la tentaci¨®n ahora es asegurar que a la leyenda que puso Barcelona para siempre en el mapa del baloncesto mundial s¨®lo le falt¨® precisamente eso, un rival a su altura. Un rival, dig¨¢moslo bien fuerte, como Espa?a.

El 24 de agosto de 2008 Espa?a perdi¨® 118-107 en Pek¨ªn en el que muchos consideraron el mejor partido de la historia del baloncesto de selecciones. Juro que ahora mismo no s¨¦ si este 107-100 del 12 de agosto de 2012 en Londres fue todav¨ªa mejor pero dir¨ªa que en muchos momentos lo pareci¨® y estoy casi seguro de que esta vez Espa?a se lo crey¨® todav¨ªa m¨¢s. Toc¨® el oro con las alas desplegadas y el cuchillo entre los dientes. No s¨¦ si fue mejor pero s¨ª creo que fue m¨¢s duro, salvaje. Hubo 54 faltas personales y 63 tiros libres y hubo baloncesto del nivel que s¨®lo estos dos equipos pueden ofrecer. Estados Unidos es mejor que hace cuatro a?os y Espa?a hab¨ªa parecido durante todos los Juegos peor. No import¨® durante cuarenta minutos de baloncesto puro, de confrontaci¨®n tit¨¢nica. Las excusas se quedaron en el vestuario en una mara?a inolvidable de batallas t¨¢cticas y retos individuales, una colisi¨®n de estrellas en la que Espa?a, y el m¨¦rito es simplemente sobrecogedor, ret¨® hasta la misma l¨ªnea de meta a un equipo de un potencial sublime. Espa?a fue en el d¨ªa m¨¢s importante mucho m¨¢s que el mejor de los terrenales, una plata digerida antes de jugar. Ribete¨® el firmamento y so?¨® con una fuerza conmovedora y con atributos que eran pura ley. Esta Espa?a ya era leyenda, hoy lo es un poco m¨¢s. Su historia, que ya era gigantesca, hoy es mucho m¨¢s hermosa. Esta plata, si cierras los ojos, refulge con c¨®mplices destellos dorados. Esta Espa?a no gan¨® el oro pero es oro puro.

El gran partido de Espa?a

El triunfo de Estados Unidos fue justo y fue maravilloso porque se vio obligado a jugar 40 minutos de m¨¢xima concentraci¨®n. Sali¨® abrasando la zona espa?ola a ritmo de triples (7/10 en el primer cuarto) pero se vio emboscado en un partido inesperado. Espa?a roz¨® la haza?a yendo a m¨¢s de cien puntos, a un intercambio de golpes que reson¨® desde la cancha del O2 hasta la vieja Atenas a trav¨¦s de siglos de historia ol¨ªmpica. Nada que objetar al triunfo estadounidense. Al contrario, respondieron bajo presi¨®n al galope de LeBron James, Kevin Durant y Kobe Bryant, tres jugadores que ser¨¢n ma?ana lo que hoy son Magic, Jordan, Bird: leyenda sagrada. Alg¨²n d¨ªa contaremos que Espa?a exprimi¨® a un equipo con esos jugadores: 59-58 al descanso, 66-67 en el ecuador del tercer cuarto, 85-84 con nueve minutos por jugar y 97-91 a 100 segundos del final, cuando Pau Gasol fall¨® el gancho que pudo oprimir por ¨²ltima vez el partido. Lo siguiente fue LeBron, un mate brutal y un triple de mu?eca de hierro para sellar un triunfo en el que sumaron mucho el mejor de ayer, Kobe Bryant (17 puntos), y el mejor de ma?ana, un Kevin Durant que se escap¨® hasta 30 puntos. Chris Paul anot¨® ocho puntos en el ¨²ltimo cuarto, cuando ard¨ªa el bal¨®n, y Estados Unidos gan¨® con un ¨²ltimo esfuerzo f¨ªsico, un combate a muerte por las segundas opciones a trav¨¦s del rebote de ataque y un ejercicio de personalidad y adaptaci¨®n al juego FIBA al que ayudaron mucho Carmelo Anthony o Kevin Love. Enorme Estados Unidos. Sin Howard, sin Rose ni Wade. Sin Bosh, Aldridge, Bynum¡­ Qu¨¦ importa. Su lugar es la historia, su espejo el Dream Team y su rival, el ¨²nico que le ha llevado al l¨ªmite, la selecci¨®n espa?ola.

Espa?a no se pod¨ªa ir de los Juegos Ol¨ªmpicos sin hacer un partido grande. El sufrido final ante Francia, la catarsis del segundo tiempo ante Rusia fueron simples muescas. Su despliegue en la final super¨® cualquier expectativa. Contra el agotamiento f¨ªsico, contra los desequilibrios en la rotaci¨®n, contra la fascitis de Navarro o las dudas en el tiro exterior. Contra la l¨®gica: baloncesto. Espa?a rompi¨® las cadenas y dej¨® uno de esos partidos que se comunican con Lisboa en 1999, Saitama en 2006 o Pek¨ªn en 2008. Alegr¨ªa, car¨¢cter, circulaci¨®n y sentido colectivo, aguerridas defensas en una zona de ajustes que exig¨ªa un sufrimiento m¨¢ximo. No s¨¦ si esta es la ¨²ltima o la pen¨²ltima carga de este equipo de leyenda. Felipe se va y quiz¨¢ otros sigan sus pasos. Sea como sea no olvidaremos nada de esto, nunca, queden o no m¨¢s batallas para este grupo que viaja a hombros de Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, dos de los grandes jugadores de la historia. De la nuestra y de la del juego: un 2¡¯14 que se mueve como un ¨¢ngel y un irrepetible demonio de 1¡¯92.

Navarro anot¨® 21 puntos, 19 en un primer tiempo colosal en el que equilibr¨® a base de pinceladas de genio la salida en estampida de Estados Unidos (25-16, minuto 6). Pau Gasol (24 puntos, 8 rebotes, 7 asistencias) tom¨® el relevo en el tercer cuarto con 15 puntos y una cabeza de puente construida sobre las defensas de Chandler y Love. Ayudaron Ibaka (12 puntos, 9 rebotes) y Rudy (14+6) porque Marc hizo cuatro faltas en menos de medio partido. Ayud¨® un Sergio que puso la alegr¨ªa que no aport¨® Calder¨®n y ayud¨® un Llull que jug¨® de base, otra vez, el ¨²ltimo cuarto. Con la rotaci¨®n contra¨ªda y las fuerzas justas Espa?a firm¨® tres cuartos inolvidables hasta que se sinti¨® demasiado cuesta arriba en el ¨²ltimo. Kobe atrap¨® en defensa el ¨²ltimo aliento de Navarro y Estados Unidos rompi¨® el partido en el ¨²nico respiro que se tom¨® Pau Gasol (cuatro puntos de Espa?a en m¨¢s de cuatro minutos: 93-86). Con el duelo ya inclinado Espa?a dej¨® un ¨²ltimo esfuerzo, una reacci¨®n final en la que ara?¨® a la l¨®gica y se dej¨® el alma, el ¨²ltimo h¨¢lito de vida. Le ganaron, tantos minutos de baloncesto despu¨¦s, un pu?ado de defensas brutales de unos atletas sobrehumanos y un pu?ado de canastas deliciosas de algunos de los mejores jugadores que nunca haya dado el baloncesto: Kobe, LeBron, Durant.

S¨ª: era tan imposible que estuvo a punto de suceder. Espa?a exprimi¨® su superioridad interior, la jerarqu¨ªa de Gasol, y la magia de Navarro, herido pero siempre genial. Defendi¨® en trinchera y atac¨® como tantas veces le hemos visto, casi ninguna en estos Juegos hasta la segunda parte de la semifinal ante Rusia. Espa?a hizo un partido sublime, Estados Unidos tambi¨¦n. Fue maravilloso y fue el resultado previsto de un modo sumamente imprevisto. Porque Espa?a excedi¨® sus l¨ªmites y cuando fue m¨¢s all¨¢ fue por fin ella misma. Compiti¨® hasta el final y firm¨®, aunque de plata, una (otra) p¨¢gina inolvidable para la historia del baloncesto espa?ol. Gan¨® un equipo gigantesco, perdi¨® otro enorme, monumental. Oro y plata, plata y oro en otro partido para el recuerdo. As¨ª que cierra los ojos y valora todo lo que sucedi¨® en la cancha del O2, guarda cada momento en tu memoria y si¨¦ntete privilegiado por haber disfrutado de un pellizco tan sublime de gloria ol¨ªmpica. Sue?a, tan s¨®lo cierra los ojos y sue?a.