M芍s porteros que p車lvora
Despu谷s de un primer tiempo discreto en el que Sa迆l adelant車 al Atl谷tico, Su芍rez acab車 empatando y con los rojiblancos encerrados en su 芍reaICC 2018 partido en vivo: MIlan - Barcelona

Veintinueve segundos le bastaron a Messi para presentarse al Wanda Metropolitano. En una sola jugada, dejar赤a de golpe todas sus tarjetas de visita: la del quiebro, la de la carrera con la pelota cosida al pie y la del disparo letal al llegar al 芍rea. Otro quiebro y Filipe al suelo, otro paso y God赤n que no llega. Al tercero apareci車 la bota de Sa迆l para desviar el bal車n lo justo y enviarlo un palmo lejos de Oblak. Fiuuuuuu. Veintinueve segundos de Messi en el estadio y ya lo hab赤a silenciado. Tard車 diez minutos el Atleti en acomodarse el traje tras ese comienzo.
En tomar el bal車n y hacerlo suyo, rojiblanco, bajarlo al verde, buscar a su Messi, a Griezmann. Pero si el argentino se hab赤a topado con el pie de Sa迆l, el franc谷s lo har赤a con el guante de Ter Stegen. Dos veces se plantar赤a ante 谷l en cuatro minutos: la primera se topar赤a con su mano, la segunda, adornada con una pincelada de fantas赤a, un ca?o a Piqu谷, con su pie. 0-0, empate a sustos.
Era el veinte cuando, de pronto, todos los ojos volver赤an a las botas del principio. No las de Messi no, sino a aquellas que impidieron su gol. Las de Sa迆l, uno de esos futbolistas que, cuando aparecen, siempre logran cambiar la temperatura de las cosas, hacerlas mejores. Esta vez fue despu谷s de un gran pase de Carrasco. Recibi車 y convirti車 el bal車n en una extensi車n suya, de sus ojos, de su cabeza, de su bota derecha. A la cepa del palo izquierdo de Ter Stegen quiso enviarlo y all芍 lo envi車. El portero s車lo vol車 para o赤r m芍s de cerca agitarse la red, el primer gol del 8, n迆mero de Luis, en el Wanda Metropolitano. El Bar?a que tanto hab赤a inquietado en aquellos veintinueve segundos ya no estaba.
Su posesi車n era est谷ril, como tratar de sembrar un erial. Le hab赤a dejado Valverde un hilo a Simeone del que tirar y tratar de descoser: Andr谷 Gomes, que no termina de encajar en el puzzle. Iniesta intent車 sorprender con un pase filtrado perfecto, que dejaba solo, sol赤simo, a uno de los suyos ante Oblak. Pero ese uno era Andr谷 y el final fue nada. Como en nada, ni siquiera el silbato de Mateu, termin車 el 迆ltimo intento de Messi de meter el pie en 芍rea contraria de la primera parte. Regate車 a God赤n, a Savic y a Sa迆l para caer ante Gabi, al borde. Gabi ya con tarjeta. Gabi, que meti車 la pierna. Messi pedir赤a penalti, Mateu no lo pitar赤a y God赤n patear赤a lejos la bola antes de que al 芍rbitro le diera por arrepentirse y sacar una amarilla que ser赤a segunda, problemas.
Los plante車 todos el Bar?a nada m芍s regresar de la caseta. Su dominio se llen車 de brotes verde ante un Atleti diluido: Carrasco siempre se topaba con Umtiti, Correa no estaba y Oblak estrenar赤a por primera vez sus guantes en el 55'. Ser赤a ante Su芍rez, poco antes de que Messi estampara, de libre directo, un bal車n en su poste que son車 a alarma. Ser赤a constante.
Bar?a ante Oblak, Oblak y sus guantes
Entonces apareci車 el miedo en el Wanda. El miedo, filtr芍ndose gota a gota mientras Messi no se iba del 芍rea de Oblak. Uno de sus m迆ltiples golpes, un zurdazo, se fue rozando el palo. El fiuuuuuu dio tanto susto como aquel de los primeros veintinueve segundos: el argentino lograr赤a hacer arte sobre un mantel de papel, con vasos y platos de pl芍stico.
O, incluso, con las piernas pesadas. Porque en el 80' lo hac赤an, las piernas, pesar mucho, por esos minutos y los de los partidos FIFA y sus kil車metros las 迆ltimas dos semanas. Su芍rez estir車 de pronto la suya como si fuera un tent芍culo ante Oblak que parar赤a esa, esa s赤, mano milagro, pero la siguiente no. La siguiente, cuando lo que Su芍rez estir車 fue la cabeza para rematar un bal車n de Sergi Roberto. Sonar赤a la red de Oblak, empate, dir赤a. El partido ya era asedio del Bar?a.
Luis Su芍rez se hab赤a convertido en el drag車n que escup赤a pelotas del padre de Agassi, una tortura. Y Mateu le a?adir赤a tres minutos. Tres m芍s. Y cuando quedaban veintinueve segundos, justo veintinueve el partido estaba como al principio: en las botas de Messi. Porque Grizi le fue a robar un bal車n al borde del 芍rea con falta y el 芍rbitro la pit車. Minuto 92:31, 92:32... Qu谷 sufrir. Y Messi que mira la pelota, da un paso atr芍s y mira a Oblak. Mira a Oblak y el tiempo se detiene en el campo. Cuando el reloj lleg車 al 93' se lo comi車 un rugido, el de la grada aplaudiendo con su garganta un abrazo, el de Oblak al bal車n. Fin del primer Atleti-Bar?a de una historia, la del Wanda Metropolitano: intensidad Calder車n, resultado 1-1. Y dando gracias a un santo. San Jan.
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