La primera tarjeta es para un ruso (1970)

Aunque ahora son tan comunes, las tarjetas amarillas y rojas no han existido desde siempre. Exist¨ªa, s¨ª, la recomendaci¨®n a los ¨¢rbitros de advertir de expulsi¨®n a los jugadores especialmente incorrectos, a los que hac¨ªan faltas muy peligrosas, o a los que reiteraban las faltas o las protestas. Exist¨ªa la indicaci¨®n de que deb¨ªan ser amonestados verbalmente y, en caso de insistir, expulsados. Pero se hac¨ªa poco, cada vez menos, y los jugadores de clase estaban poco protegidos. El Mundial de 1966, en Inglaterra, llev¨® la situaci¨®n a lo insostenible. Pel¨¦ fue masacrado a patadas, por los b¨²lgaros primero y despu¨¦s por los portugueses. Sali¨® lesionado y nadie fue expulsado. Stiles (v¨¦ase el d¨ªa 21 de marzo), el medio ingl¨¦s, se pas¨® el Mundial haciendo faltas, siempre al jugador estrella del equipo rival, de cuyo marcaje (tambi¨¦n en el sentido visual del t¨¦rmino) se encargaba. Ratt¨ªn, capit¨¢n de Argentina, fue expulsado por protestar a Kreitlein, ¨¢rbitro alem¨¢n, en el partido contra Inglaterra. No hubo constancia de que hubiera sido avisado previamente. Tras el campeonato qued¨® la sensaci¨®n de que hab¨ªa que hacer algo, de que la cuesti¨®n de las amonestaciones y las suspensiones, aunque bien prevista en el reglamento, no se estaba aplicando adecuadamente. Hab¨ªa que ayudar a los ¨¢rbitros, empujarles a que hicieran esto mejor.
As¨ª que se decidi¨® introducir un nuevo sistema: dotar a los ¨¢rbitros de una tarjeta amarilla y una roja. La amarilla para advertir, la roja, para expulsar, bien por reiterar las conductas que merec¨ªan tarjeta amarilla, bien para castigar directamente conductas especialmente violentas o antideportivas. La innovaci¨®n se present¨® en sociedad en el partido inaugural del Mundial de M¨¦xico de 1970, un M¨¦xico-URSS. El ¨¢rbitro era el alem¨¢n Tschenscher. Una multitud colm¨® el gigantesco estadio Azteca, primero para ver la ceremonia inaugural y luego para presenciar el partido de los ?chamacos? contra los sovi¨¦ticos (entonces todav¨ªa era la URSS, en ruso, CCCP, que alg¨²n periodista chusco mexicano tradujo por ?cucurrucuc¨²¡ paloma?). No vieron un gran partido, no vieron ning¨²n gol, pero vieron algo hist¨®rico: la primera tarjeta amarilla que fue, claro, para un visitante, Asatiani, por una entrada dura sobre el local Velarde a los 27 minutos de juego. Hab¨ªa visto la luz la tarjeta amarilla.
Asatiani era un hombre marcado negativamente por el destino. A?os m¨¢s tarde, un breve teletipo informaba a las redacciones de todo el mundo que Kaji Asatiani, de cincuenta y cinco a?os, y primer hombre que hab¨ªa visto una tarjeta amarilla, hab¨ªa muerto violentamente en Tbilisi, donde se dedicaba a diversos negocios tras haber sido director del Departamento de Deportes de Georgia. Seg¨²n inform¨® la polic¨ªa, Asatiani fue ametrallado por unos desconocidos que le esperaban en un coche aparcado y que se dieron a la fuga tras cometer el crimen.