Jes¨²s Gil toma una decisi¨®n desastrosa (1991)

Hacia finales de la primavera de 1991 Jes¨²s Gil compareci¨® en un magac¨ªn de tarde de televisi¨®n, de Nieves Herrero, ufano, al frente de su equipo Cadete B. ?Estos chicos han ganado el? campeonato con 127 goles, y aqu¨ª hay uno que ha marcado 44.? Y entresac¨® del grupo a un chaval¨ªn, peque?o y escurrido como una trucha. ??Dile a Nieves c¨®mo te llamas!? ?Ra¨²l? Gonz¨¢lez?, contest¨® el chaval. ?Eso es, ?Ra¨²l Gonz¨¢lez! Acu¨¦rdate, Nieves, porque este chico ser¨¢ un fen¨®meno.? Y lo fue, pero resulta que no lo disfrut¨® el Atl¨¦tico, sino el Real Madrid. Y eso que el chaval era rabiosamente atl¨¦tico y antimadridista desde ni?o seg¨²n cuenta en su propia autobiograf¨ªa. ?C¨®mo pudo ser eso?
Pues porque Gil tom¨® la mala decisi¨®n de cerrar casi por completo la cantera, seg¨²n comunic¨® este d¨ªa a sus colaboradores, dentro de la mara?a de estudios econ¨®micos que hac¨ªa para la? reconversi¨®n del club en sociedad an¨®nima. La cantera costaba entonces ochenta millones de? pesetas al Atl¨¦tico. Ten¨ªa en funcionamiento ocho equipos, en juveniles, cadetes, infantiles y alevines, con dos por categor¨ªa, A y B. Ya en enero hab¨ªa pensado en dar de baja al Juvenil B, cosa que hizo finalmente este d¨ªa, retir¨¢ndolo bruscamente del campeonato. La situaci¨®n en el club era entonces delicada para la gente del f¨²tbol base, con impagos de sueldos a los t¨¦cnicos y de ayudas a los chicos de fuera de Madrid, a los que se les ven¨ªan dando 30 000 pesetas al mes para pagar la pensi¨®n. Gil decidi¨® tirar por la calle de en medio y dej¨® la cantera reducida de forma testimonial a dos equipos: un Juvenil y un Cadete, al que llam¨® Atl¨¦tico Chopera, porque jugaba en las instalaciones de este nombre que hay en el parque del Retiro. Decenas de ni?os quedaron libres, sin equipo en el que jugar. Los mejores de ellos fueron captados por el? Madrid. Entre ellos est¨¢ Ra¨²l, con quince a?os reci¨¦n cumplidos, flamante campe¨®n de Espa?a de su categor¨ªa. (Gan¨® el t¨ªtulo de Espa?a en Tenerife, y nada m¨¢s acabar el partido se fue a la tele, a ver c¨®mo el Atl¨¦tico le ganaba la final de Copa al Madrid en el Bernab¨¦u, con goles de Futre y Schuster. En su autobiograf¨ªa lo recuerda como el d¨ªa m¨¢s feliz de su infancia.) Tote, que tambi¨¦n lleg¨® al Madrid (el de la c¨¦lebre rabona en Huelva), form¨® parte igualmente de esa desbandada.
Y Ra¨²l dar¨¢ quince a?os de goles y ¨¦xitos al Madrid. Fue una p¨¦rdida tremenda, que no obstante la casualidad pudo remediar. En el verano de 1994 Ra¨²l se enfad¨® porque no le pusieron en la final de Copa de juveniles y regres¨® al Atl¨¦tico con la idea de fichar. Le ofrec¨ªan ficha en el filial para esa temporada, y para la siguiente en el primer equipo. Pero antes de? formalizar el contrato, Valdano, entonces entrenador del Madrid, le convenci¨® para que se quedara y ¨¦l accedi¨®. Comenz¨® jugando en Tercera Divisi¨®n, pero pronto Valdano empez¨® a subirle en amistosos y finalmente le hizo debutar, a los tres meses de eso, en Zaragoza (v¨¦ase el d¨ªa 29 de octubre). Los a?os le har¨ªan una gloria del Madrid. Cuando el Atl¨¦tico reh¨ªzo su cantera ya era tarde. La ?generaci¨®n Ra¨²l? se hab¨ªa perdido. Pero una nueva figura confirm¨® la conveniencia de tener equipos inferiores: el Ni?o Torres. Incorporado al primer equipo con diecisiete a?os, contribuy¨® al ascenso, jug¨® en el eje del ataque seis temporadas, mantuvo viva la llama del club (todos los ni?os que en los a?os del Madrid gal¨¢ctico se han hecho del Atl¨¦tico lo han escogido como su ¨ªdolo y llevan su camiseta) y cuando se fue dej¨® en caja 36 millones de euros, con lo que qued¨® pagada la cantera para varias decenas de a?os. Eso confirma que de todas las decisiones catastr¨®ficas de Gil, la de cerrar la cantera fue la peor de todas.