Messi, Neymar y Luis Su¨¢rez: tres delanteros que no son multitud
Tres futbolistas de su calidad ya deber¨ªan haberse tirado los trastos a la cabeza. Sin embargo, el secreto del Bar?a es uno: ellos se llevan bien.

Tres no son multitud. El descubrimiento es fascinante, incluso en el mundo del f¨²tbol. Esta es la principal ense?anza que nos ofrece la conjunci¨®n Messi-Neymar-Luis Su¨¢rez. Tres delanteros de su calidad ya deber¨ªan haberse tirado los trastos a la cabeza, devorados por los celos viscosos, los egos descomunales y la competencia feroz. As¨ª lo presagi¨® Cruyff cuando advirti¨® del peligro de juntar a tanto gallo en el mismo corral. Se equivoc¨®. Nos equivocamos todos. No hubo quien presagiara una convivencia feliz. Es posible que ni siquiera fuera el objetivo del club. Seamos sinceros: Neymar no lleg¨® como complemento, sino para tener preparado el relevo de Messi. R¨ªanse cuando oigan hablar de los planes sesudos. El milagro del Bar?a no ha sido hacer coincidir a tres futbolistas extraordinarios; el milagro es que se lleven bien.
?Y por qu¨¦ ocurre? Por la misma raz¨®n que nace una planta en mitad de una pared de roca. Por casualidad. O porque la naturaleza se abre camino. O por alguna combinaci¨®n qu¨ªmica que ser¨ªa irrepetible en otras condiciones de temperatura y humedad. La vida est¨¢ llena de paradojas. La prueba es que el equipo feliz est¨¢ dirigido por un t¨¦cnico malhumorado.
Amor. El ¨²nico riesgo es que tanto az¨²car provoque caries. El peligro es que, fruto del amor, alguna de las estrellas del Bar?a se convierta, repentinamente, en Doris Day. Podr¨ªa suceder. En la goleada contra el Roma, Messi cedi¨® un penalti a Neymar que le hubiera valido (en caso de marcarlo, lo que no es poco suponer) para firmar un hat-trick en Champions y para reducir su distancia con Cristiano en la lista hist¨®rica de goleadores (84 por 79). Messi no pens¨® en la estad¨ªstica, ni siquiera baraj¨® la idea de estrangular a su compa?ero cuando desperdici¨® el regalo.
Cuesta mucho imaginar algo similar en el Madrid. Cristiano prioriza sus registros personales y nadie le discute el af¨¢n, tampoco el entrenador. Al mismo tiempo, o en consecuencia, Bale intenta reivindicarse sin atender a lo que sucede a su alrededor. Benzema, entretanto, es un alma libre en r¨¦gimen de imputaci¨®n.
As¨ª que no se f¨ªen de lo que oyen y crean poco de lo que ven. Cuando les digan que los argentinos se suicidan arroj¨¢ndose desde lo alto de su ego, p¨®nganlo en duda. Todos estamos expuestos al v¨¦rtigo egoc¨¦ntrico, los latinos algo m¨¢s y los inteligentes algo menos.