Motivos para la esperanza
Notable primera parte del Madrid. Van Nistelrooy, bigoleador. Diarra, muy bien. Cassano, genial. El Anderlecht cambi¨® a diez jugadores en el descanso.

Vaya por delante que la primera parte del Madrid fue m¨¢s que digna, por momentos notable, lo bastante buena como para recuperar el cr¨¦dito que perdi¨® en el Carranza. El estadio estaba lleno, el c¨¦sped reluc¨ªa, el blanco de las camisetas era nuclear y no se divisaba ni un michel¨ªn en el horizonte. Hubo entusiasmo, orden, Diarra cumpli¨® con creces, Van Nistelrooy marc¨® dos goles y Cassano se confirm¨® como el mejor fichaje de la temporada, con permiso de Cannavaro. Los pesimistas, que no eran pocos, recuperaron la fe y admitieron, con alegre resignaci¨®n, que algo tiene Capello cuando resulta bendecido por los resultados con machacona insistencia.
Como en este tipo de partidos, sin tensi¨®n excesiva, las conclusiones se suelen limitar a lo que sucede en las primeras partes, antes del habitual desmadre de sustituciones (diez cambios hizo el Anderlecht al descanso, dos m¨¢s de los permitidos), el balance es positivo. El Madrid partir¨¢ en la carrera por los t¨ªtulos con las esperanzas intactas. No ser¨¢ el equipo desbordante de a?os atr¨¢s porque la rehabilitaci¨®n pasa por la prohibici¨®n de los viejos vicios, aquellos que nos hac¨ªan la vida tan divertida. Pero se ganar¨¢ en salud.
Por otro lado, el Anderlecht tuvo sobre el Madrid el efecto que nos causan las ex novias (pocas) que tanto amor nos dedicaron (a veces). No hay que olvidar que fue invitado al trofeo, b¨¢sicamente, porque recibi¨® seis goles una noche loca de hace 22 a?os. De aquel t¨®rrido encuentro naci¨® un ni?o al que Valdano bautiz¨® "miedo esc¨¦nico" y en la trastienda del guateque fue enterrado un magn¨ªfico equipo que hab¨ªa ganado dos UEFAS y dos Recopas. El Anderlecht desapareci¨® de Europa y se consol¨® ganando ligas en su pa¨ªs, once desde 1984.
El equipo belga se present¨® como vigente campe¨®n y actual l¨ªder invicto de su campeonato (tres de tres), m¨¢s rodado y visiblemente honrado por la invitaci¨®n. Sin embargo, su generosa disposici¨®n tropez¨® con un equipo fuerte, serio, s¨®lido, comprometido. Los adjetivos de Capello.
Prueba del empuje es que Van Nistelrooy disfrut¨® de dos buenas ocasiones en los primeros diez minutos. En ambos casos su remate, en las proximidades del punto de penalti, fue sutil y acarici¨® la cepa del poste. A los 33 minutos ya hab¨ªa logrado dos goles. El que abri¨® el marcador se lo invent¨® Cassano, al tocar al primer toque e iluminarle un sendero hacia la porter¨ªa. El segundo lo consigui¨® a pase de Salgado, que recort¨® con su estilo rudimentario y envi¨® con la zurda un peligroso centro al segundo palo. All¨ª estaba Van Nistelrooy, que marc¨® con el muslo.
Much¨ªsimo tiempo despu¨¦s, el Madrid vuelve a tener un delantero centro puro, un especialista del remate. A nadie escap¨® que esos dos goles ayudaban muy poco a la continuidad de Ronaldo. Y estoy por asegurar que a nadie le importa demasiado.
Entre las buenas noticias tambi¨¦n hay que incluir el debut de Diarra, que caus¨® una magn¨ªfica impresi¨®n, tanto por su habilidad para mover el bal¨®n con criterio (tambi¨¦n en largo) como por su capacidad para asumir el liderazgo del medio campo s¨®lo 24 horas despu¨¦s de ser presentado. El africano se comport¨® con tan sereno desparpajo que Emerson pas¨® de fiero puma a eficiente ayuda de c¨¢mara. Intuyo que eso ser¨¢ durante la temporada. A diferencia de las discotecas de moda (las de antes, ahora ignoro el criterio de admisi¨®n), el Madrid prepara una fiesta en la que los porteros s¨®lo dejar¨¢n pasar a los tipos con calcetines blancos. La moda es cambiante.
El regreso.
Junto al goleador y al debutante, Cassano fue la otra estrella del Madrid. En ¨¦l se concentra el ingenio que sobrevive al estricto r¨¦gimen del doctor Capello. Su talento es definitivo para que el equipo no resulte excesivamente cuadriculado, previsible. Lo suyo es, m¨¢s que una recuperaci¨®n, una resurrecci¨®n, ya que parec¨ªa imposible que aquel joven rechoncho escondiera un fabuloso talento. Lo hay. Asisti¨® en el primer gol y surti¨® de balones a Van Nistelrooy, reparti¨® taconazos y su viveza dej¨® en evidencia el apagado esfuerzo de Ra¨²l. El capit¨¢n fall¨® dos ocasiones clamorosas y, aunque volvi¨® a decepcionar, parece apalancado en el puesto donde el equipo tiene m¨¢s alternativas.
El cemento no est¨¢ seco y por eso todav¨ªa hay filtraciones, pero da la impresi¨®n de que pronto ser¨¢ dif¨ªcil que un enemigo se acerque al ¨¢rea de Casillas (Illgner o Diego L¨®pez). Y quien lo logre se encontrar¨¢ con Cannavaro, un central espl¨¦ndido que adem¨¢s sonr¨ªe. Me temo que los tirabuzones y las roulettes son cosas del pasado. Estamos a r¨¦gimen. Alimenticio y militar.
Diarra llev¨® el n¨²mero 21
Mahamadou Diarra luci¨® el dorsal n¨²mero 21 en su debut con la camiseta del Real Madrid. El centrocampista de Mali ha heredado el n¨²mero de Diogo, que ayer firm¨® su a?o de cesi¨®n con el Zaragoza. A Diarra le gustaba mucho el n¨²mero siete, que es el que luc¨ªa en el Olympique de Lyon, pero Ra¨²l es el due?o y se?or de ese dorsal. Tambi¨¦n le agradaba el seis de Iv¨¢n Helguera.