Mejor imposible
Contador fue coronado en la Vuelta m¨¢s vibrante de la historia

En lo alto del podio, Alberto Contador hizo una reverencia hacia su izquierda, Purito, y despu¨¦s otra hacia la derecha, Valverde. Poco m¨¢s tarde, con el micr¨®fono en la mano, el campe¨®n destac¨® que la carrera de sus adversarios (compa?eros, amigos, colaboradores necesarios) hab¨ªa sido de quitarse el sombrero y sin terminar de hablar se descubri¨® la cabeza. Por ¨²ltimo, los convoc¨® al escal¨®n m¨¢s alto del podio y los agarr¨® con verdadero afecto. Si el maillot rojo no dividi¨® la Ensaladera en tres pedazos es porque el cristal de S¨¨vres tiene mal repartir. As¨ª fue la Vuelta a Espa?a. Un magn¨ªfico espect¨¢culo multiplicado por tres.
Para insistir en su condici¨®n de carrera imprevisible y emocionante, dos de los maillots se decidieron en el ¨²ltimo sprint. El sexto puesto de Valverde (bueno hasta en las volatas) dej¨® a Purito sin los jerseys verde y blanco, de los puntos y la combinada, esos que ha lucido por los podios de media Espa?a y con indudable garbo. Por no hablar de las docenas de pilas que ha reciclado para cumplir con el patrocinador ecol¨®gico. Imaginen la crueldad.
En caso de que la amistad entre ambos no se resienta por esto (sumen lo ocurrido en Arrate y Fuente D¨¦), Purito merecer¨¢ el pr¨®ximo Premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia y los Pelillos a la Mar. El resumen es que Joaqu¨ªn Rodr¨ªguez sale de la Vuelta como Bogart de Casablanca: sin la chica, pero con la eterna admiraci¨®n de los que estamos habituados a quedarnos sin ella.
Futuro.
Como suele ocurrir, la ceremonia del podio fue una mezcla de alegr¨ªa y nostalgia. Y el asunto es mucho peor en la Vuelta, donde el fin de la carrera coincide con el fin del verano. Agotada la fiesta, es imposible no mirar hacia el futuro. Contador cumplir¨¢ 30 a?os el pr¨®ximo 6 de diciembre y la pregunta inmediata es c¨®mo ser¨¢ en la treintena. No hay quien lo diga, pero tal vez la Vuelta nos haya descubierto un nuevo tipo de corredor, menos plet¨®rico y m¨¢s listo, con m¨¢s ventaja mental que f¨ªsica. Un campe¨®n sufriente del que disfrutaremos m¨¢s, si cabe.
Degenkolb fue el otro triunfador de la jornada y de la carrera. En Cibeles sum¨® su quinto triunfo, m¨¦rito considerable si pensamos que el trazado era contrario a los velocistas. Despu¨¦s de presentarnos a estrellas como Nibali o Froome, la Vuelta nos deja el nombre de un sprinter para una d¨¦cada.
La tarde tambi¨¦n sirvi¨® para despedir del ciclismo a David Moncouti¨¦, al que se permiti¨® circular en solitario por el centro de la ciudad. Su premio fue el aplauso general y el septiembre madrile?o, incomparable. El hijo del cartero, al¨¦rgico a todo tipo de agujas y p¨®cimas, se marcha con cuatro reinados de la monta?a (uno menos que Lagu¨ªa) y un heredero tan discreto como ¨¦l: el australiano Clarke.
Aunque la tentaci¨®n es grande, no diremos que fue bonito mientras dur¨®, porque esta sensaci¨®n durar¨¢ mucho. La mejor Vuelta de siempre no deber¨ªa olvidarse nunca.