Para variar, sprint
Bennati se impuso en Valladolid en una cerrada pelea con Swift

No ocurri¨® nada extraordinario y result¨® un alivio. Igual que existe el S¨ªndrome de Stendhal, tambi¨¦n llamado de Florencia (v¨¦rtigos ante la concentraci¨®n de objetos bellos), en esta carrera hemos estado cerca de padecer el S¨ªndrome de la Vuelta o Enfermedad de Guill¨¦n (mareos ante la proliferaci¨®n de emociones y llegadas en alto). Por suerte, no hubo necesidad de recurrir a las sales. Se lleg¨® al sprint y venci¨® Daniele Bennati, un cl¨¢sico de las volatas selectas y un italiano protot¨ªpico, con el aire de los chicos Martini.
Bennati, cuya victoria sobre Swift necesit¨® de la foto-finish, logr¨® su primer triunfo de la temporada y el primero con el maillot de RadioShack. A los 31 a?os los ¨¦xitos se le dispersan, pero contin¨²a su romance con la Vuelta a Espa?a. Antes de Valladolid, Benatti hab¨ªa ganado en Vitoria, Puertollano, Vigo, Talavera o Madrid, adem¨¢s de sumar siete segundos puestos. Ni siquiera Lecquio conoce tan ¨ªntimamente nuestra patria.
El joven Degenkolb, el hombre de los cuatro triunfos, no pas¨® del quinto lugar, mal colocado en los ¨²ltimos metros y exhausto despu¨¦s de tantas monta?as. El primer espa?ol en cruzar la meta fue Rub¨¦n P¨¦rez (Euskaltel), en el puesto 15?. Aunque Freire insiste en lo contrario, nuestro reino no es de este mundo.
Amarillo.
La jornada cambi¨® de paisaje y pasamos del verde revent¨®n al amarillo pajizo. Lo que no se alter¨® fue la expectaci¨®n popular. Tanta es la intensidad de la carrera, que la gente espera ataques hasta en el control de firmas. No los hubo en Aguilar de Campoo, pero s¨ª homenaje al mito local, Alberto Fern¨¢ndez, dos podios en Vuelta (2? en 1984 y 3? en 1983) y uno en el Giro (3? en 1983). Imaginen cu¨¢l hubiera podido ser su palmar¨¦s de no haber muerto en accidente de coche a los 29 a?os. Caritoux tambi¨¦n se lo pregunta.
En el primer kil¨®metro termin¨® la nostalgia. Se fugaron el marbell¨ª Mat¨¦, el holand¨¦s Keizer y el let¨®n Skumulis. Al poco se reunieron con ellos el villagarci¨¢n Veloso (gentilicio de Villagarc¨ªa de Arosa, no teman) y el ciclista estadounidense Bookwalter (no confundir con Moonwalker).
Jam¨¢s vivieron en paz. Primero los persigui¨® el Caja Rural, castigado por no haber entrado en la fuga, y despu¨¦s la mayor¨ªa de equipos con velocistas, especialmente Argos y RadioShack. Los rebeldes, controlados en todo momento, fueron atrapados a punto de entrar en Valladolid. A diferencia de otros finales fraternales, los sublevados reingresaron al banco de peces con ataques constantes y el cuchillo entre los dientes.
En esas maniobras rutinarias, Quintana se fue el suelo y Gerdemann acab¨® en la ambulancia. Perfecta demostraci¨®n de que no hay tregua es que Gesink ara?¨® cuatro segundos en el ¨²ltimo sprint intermedio. Su objetivo, el quinto puesto de la general de Dani Moreno. Transici¨®n, lo llaman.