De la esperanza al rid¨ªculo: los Celtics, un proyecto a la deriva
Los cambios veraniegos no han sido lo que promet¨ªan y los Celtics no dan con la tecla. Mal estreno de Udoka, guerras internas, derrotas, mal juego... El proyecto, a la deriva.


Los Celtics no carburan. El desastre del a?o pasado, que supuso un golpe casi mortal al proyecto, sigue su curso sin que nadie pueda frenarlo en un inicio de temporada que, obviamente, no deja de ser un inicio de temporada, pero que confirma los peores presagios y da continuidad a la din¨¢mica negativa en la que el proyecto est¨¢ sumergido desde la eliminaci¨®n en la burbuja de Orlando. O tal vez desde antes, cuando Kyrie Irving caus¨® estragos en un camino que parec¨ªa encaminado a la lucha por el anillo pero se ha quedado por el camino. Siempre hay margen para la mejora, la correcci¨®n y la evoluci¨®n, pero los a?os pasan sin resultados y el ascenso paulatino ha sido sustituido por una ca¨ªda en picado a una situaci¨®n ignominiosa. La sensaci¨®n es que la deriva es inevitable y los cambios, que se han producido en la estructura solo en parte y que no se han visto traducidos al terreno de juego, no han surtido un efecto inmediato.
Es obvio que el tiempo puede acabar por enderezar la situaci¨®n. Pero el tiempo, en una NBA que no espera a nadie, llega a su fin. La paciencia de los aficionados es cada vez menor, las oportunidades vuelan y la capacidad para corregir el curso se transforma en peque?a a medida que pasan los d¨ªas, los meses y a estas alturas, tambi¨¦n los a?os. Brad Stevens, descontento con la labor de Danny Ainge, cambi¨® banquillos por despachos y ha iniciado una reconstrucci¨®n dentro de la reconstrucci¨®n a dos a?os vista: en este primero, el objetivo es limpiar contratos (Kemba Walker), poner un nuevo entrenador (Ime Udoka) y dejarlo todo listo para la pr¨®xima agencia libre, donde buscar¨¢ dar el golpe definitivo y se ver¨¢ realmente su habilidad en la toma de decisiones. Pero, ?c¨®mo de malo puede permitirse que sea este a?o?
Ah¨ª est¨¢ la verdadera cuesti¨®n. El inicio de curso de los Celtics est¨¢ siendo un bochorno: 2-5 inicial, derrotas contra rivales te¨®ricamente m¨¢s d¨¦biles, malas decisiones por parte de un entrenador novato y, sobre todo, una ausencia total de qu¨ªmica. Eso que siempre ha caracterizado al famoso (y a?orado) orgullo verde brilla ahora por su ausencia en un grupo desmadejado, en una b¨²squeda constante por un sitio que no encuentra. Uno que lleg¨® de forma envidiable y meritoria a esas finales de Conferencia en 2017 y, sobre todo, 2018, pero cuyos roces, Kyrie mediante, explotaron en la burbuja de Orlando. Problemas con Gordon Hayward, ojito derecho de Stevens, desmanes de un Marcus Smart que es siempre una bomba a punto de estallar y un juego cada vez m¨¢s monopolizado por Jayson Tatum y, especialmente, Jaylen Brown.
Cuando nada funciona
Los Celtics cayeron en su duelo inaugural ante los Knicks, con destellos y taras, pero en una derrota en la pr¨®rroga asumible en un estreno siempre complicado y que no sirve para sacar demasiadas conclusiones. Tras esto, paliza en el Garden ante unos Raptors en te¨®rica descomposici¨®n, pero que miran hacia delante y, con Nick Nurse, pueden dar guerra a cualquiera; dos victorias consecutivas ante Rockets y Hornets, y dos derrotas ante unos Wizards que acabaron con ellos en Boston y en Washington, la ¨²ltima de ellas con un 2 de 26 en triples. Y los primeros siete partidos se fraguan con una nueva derrota, esta vez ante los emergentes Bulls, de nuevo en el Garden, con una defensa paup¨¦rrima (128 puntos recibidos) y declaraciones cruzadas al final del encuentro sobre c¨®mo monopolizan el juego Tatum y Brown y los perjuicios causados porla ausencia de un distribuidor, otro tal¨®n de Aquiles desde que se inici¨® el proyecto. Uno que no se lleg¨® a resolver del todo desde la salida de Rajon Rondo rumbo a Dallas y que se ha fraguado con bases de perfil m¨¢s anotador: Isaiah Thomas, Kyrie Irving, Terry Rozier o Kemba Walker son los mejores (y m¨¢s claros) ejemplos.
En estos momentos, los Celtics se encuentran en el duod¨¦cimo puesto de la Conferencia Este, que ha ganado terreno respecto a otros a?os y tiene una competencia enorme y varios candidatos para las Finales y, por qu¨¦ no, el anillo. Ya no vale especular como en otras ocasiones: ahora, todo lo que pierdas en el inicio de curso, va a costar mucho remontarlo. Y alcanzar, ya no solo el octavo puesto, sino el d¨¦cimo que da acceso al play-in, puede antojarse harto complicado para un equipo que ahora mismo tiene una enorme falta de sincron¨ªa y que ve el mes de febrero, el de los intercambios de ¨²ltima hora y el estr¨¦s del mercado, todav¨ªa muy lejano. La estancia de Udoka si las cosas no se arreglan puede ser ef¨ªmera incluso en una franquicia que tiene como ley fundamental, casi una tradici¨®n, el hecho de cuidar de su gente. Pero cuando la impaciencia se apodera de la gente y los resultados no llegan, las tradiciones pronto se convierten en meras directrices que te saltas con af¨¢n de reaccionar ante ese viento que te llega de cara y no te deja avanzar.
Los datos
Entre todo lo malo que los Celtics tienen este a?o, la defensa est¨¢ siendo sencillamente rid¨ªcula. Con cinco pr¨®rrogas a sus espaldas (dos ante los Knicks, una ante los Hornets y dos m¨¢s en su visita a Washington) la estad¨ªstica est¨¢ maquillada, pero los 119,7 puntos que reciben por noche les convierte en la peor defensa de la NBA con casi cinco puntos de diferencia con la segunda peor, los Hornets de LaMelo Ball (que, por otra parte, van 5-3 y s¨¦ptimos del Este). Adem¨¢s, los verdes son el d¨¦cimo equipo que m¨¢s triples intenta de la competici¨®n (casi 40) y solo anota un 33,7%; son el octavo que peor porcentaje de tiros de campo tiene (poco m¨¢s del 43%) y los que m¨¢s faltas personales hacen (m¨¢s de 22 por encuentro). Y tienen el sexto peor net rating (-5,5). En esta cifra, solo est¨¢n peor que ellos Pelicans, Rockets, Magic, Pistons y Thunder. Codearse con lo peor de la Liga en cualquier estad¨ªstica es excesivo incluso en un comienzo de temporada. Y superarles en, por ejemplo, puntos recibidos, es peor todav¨ªa.
Y, entre tanto, los Celtics permiten que sus rivales tiren con casi el 46% en tiros de campo y con un 37% en triples, adem¨¢s de permitir una media de 52,3 rebotes por duelo, la segunda peor marca de la NBA y un dato que demuestra que los problemas en la zona no se han resuelto con la llegada de un Al Horford dos a?os m¨¢s mayor que cuando se fue. Los Williams funcionan solo de forma intermitente, el intraspasable Marcus Smart sigue cuestionado y Brown (26,7) y Tatum (25,7), promedian m¨¢s de 10 puntos m¨¢s que el siguiente de la lista, un Horford que no est¨¢ siendo precisamente el problema a pesar de no ser el de anta?o (14,4+10,4 para ¨¦l). Eso s¨ª, Brown promedia 2,5 asistencias y Tatum 3,7, unas cifras muy bajas para tanto tiempo de bal¨®n. Solo Dennis Schr?der (6,4) pasa de las 5, y su capacidad de adaptaci¨®n est¨¢ siendo similar a la que tuvo en los Lakers. En otras palabras: margen de mejora este curso, pero fecha de caducidad para un proyecto que necesitar¨¢ movimientos reales en febrero y, sobre todo, el pr¨®ximo verano. Claro que, si lo encaras sin haber pisado siquiera playoffs... En fin. El orgullo verde est¨¢ perdido y los Celtics no se encuentran. Y un anillo en 35 a?os. Ya casi 36. Ah¨ª queda eso.