De la historia a la nostalgia: la identidad perdida de los Celtics
El orgullo verde domin¨® la NBA en el pasado, pero ha ganado un t¨ªtulo en los ¨²ltimos 36 a?os. Con errores en pista y despachos, intentan volver a tiempos cada vez m¨¢s lejanos.


La palabra crisis nunca ha estado unida a los Celtics. Al menos, eso se ha intentado evitar de manera constante por el analista, que no quiere criticar en exceso a una de las franquicias m¨¢s importantes de la historia de la NBA. Y sin embargo, los ¨¦xitos pasados, esos que los aficionados recuerdan con a?oranza, cada vez est¨¢n m¨¢s lejanos, mientras que el presente se vuelve aciago y continua la b¨²squeda de una identidad perdida que intenta, sin ¨¦xito, resurgir. La historia est¨¢ de parte de la franquicia verde, que ha sido y es por excelencia la referencia baloncest¨ªstica de Estados Unidos (y casi del mundo) junto a Los Angeles Lakers, ese rival con el que tantas batallas ¨¦picas ha librado. Claro que, no hay manera de salvar los tiempos m¨¢s recientes de una franquicia que ha pasado, desde la retirada de Larry Bird, del todo a la nada, con determinadas excepciones muy concretas pero con una sequ¨ªa en cuanto a t¨ªtulos que se traduce en n¨²meros: uno en los ¨²ltimos 36 a?os, algo bochornoso para una entidad que hab¨ªa conquistado 16 en los primeros 40 y que hab¨ªa sido por derecho propio la cara de una competici¨®n que no espera a nadie... ni les est¨¢ esperando ahora a ellos.
Larry Bird se retir¨® en 1992 aquejado de unos horribles problemas de espalda que le impidieron rendir al m¨¢ximo nivel en la parte final de su carrera. Las ¨²ltimas Finales que disput¨® fueron las de 1987, y los Celtics no regresar¨ªan a las mismas hasta 2008, cuando volvieron a reinar 22 a?os despu¨¦s del tercer y ¨²ltimo t¨ªtulo que los verdes hab¨ªan conquistado en los 80, con Bird como referencia, Kevin McHale y Robert Parish de escuderos de lujo y un equipo que incluy¨®, en momentos distintos pero en el mismo proyecto, a Bill Fitch o KC Jones de entrenadores, o el desmadejado Bill Walton viviendo una segunda juventud de sexto hombre. Fue el ¨²ltimo equipo dominante que vio la ciudad de Boston, al menos el ¨²ltimo que se mantuvo en el tiempo y libr¨® batallas encarnizadas durante casi una d¨¦cada, con r¨¦cords que incluyen tres a?os consecutivos de m¨¢s de 60 victoria (el tope estuvo en 67, en 1986, con el ¨²ltimo anillo), casi una d¨¦cada superando las 50, cinco 5 Finales y un cambio en el baloncesto con un aperturismo provocado por la competencia que manten¨ªan con los Lakers y, en particular, la que desarrollaron Magic Johnson y Larry Bird, rivales y amigos.
Desde entonces, traves¨ªa en el desierto: en los ¨²ltimos 36 a?os, los Celtics se han quedado 10 veces fuera de playoffs, mientras que en los 40 anteriores eso s¨®lo hab¨ªa ocurrido en siete ocasiones. Adem¨¢s, estuvieron 13 a?os, desde 1998 hasta 2002, sin jugar unas finales del Este, y en ese periodo de tiempo estuvieron hasta seis a?os sin jugar playoffs, un r¨¦cord de la franquicia en el que particip¨® activamente el siempre pol¨¦mico Rick Pitino, que en cuatro temporadas hizo honor a su cuestionable reputaci¨®n pero no a la del equipo que entrenaba. Y las cosas parecen no mejorar en Boston, donde se recogen las migajas de las acciones del pasado y se intenta avanzar sin suerte hacia un futuro incierto, que se las promet¨ªa con su ¨²ltimo gran proyecto, el de Brad Stevens, pero ha tenido un frenazo influido por el coronavirus y por otras muchas cosas, como los problemas estructurales que mantienen, la inacci¨®n de Danny Ainge en los despachos o los derroteros de una plantilla que siempre se queda muy cerca de las Finales pero nunca las consigue.
De Red Auerbach a Danny Ainge: errores y aciertos
Hay una figura que siempre fue el denominador com¨²n en los Celtics: Red Auerbach. El m¨ªtico entrenador y directivo es un personaje sin el cu¨¢l es imposible entender la NBA. Ligado a la franquicia desde 1950 hasta su muerte, en 2006, fue protagonista total o parcial de 16 de los 17 anillos de los Celtics, que conquistaron el n¨²mero 17 gracias a la herencia que dej¨®. Estuvo 17 a?os de entrenador (de 1950 a 1967), conquistando nueve campeonatos y dejando hacer luego a Bill Russell (entrenador-jugador), que complet¨® su inigualable curr¨ªculum hasta llegar a los 11, una cifra inigualable. Auerbach, luego en los despachos, fue el responsable de potenciar entre bambalinas los dos t¨ªtulos verdes de los 70 y de traer a Larry Bird tiempo despu¨¦s. Y tambi¨¦n de crear una cultura: apostar por proyectos a largo plazo, mantener a los mismos entrenadores varios a?os (¨¦l mismo, Tom Heinsohn, K.C Jones...), desarrollar la creaci¨®n desde abajo y tener un perfil relativamente bajo, en contraposici¨®n con la parafernalia y la far¨¢ndula de Hollywood, donde resid¨ªan los Lakers, sus enemigos mortales.
Su manera de trabajar la hered¨®, con menos ¨¦xito, Danny Ainge, que lleg¨® a los despachos de los Celtics en 2003, despu¨¦s de ser uno de los protagonistas de los Celtics de Larry Bird en los 80. Igualar el curr¨ªculum de Auerbach, Hall of Fame en 1969 y con el n¨²mero 2 colgando en lo m¨¢s alto del Garden (el 1 fue para Walter Brown, el primer propietario de la franquicia), era algo que Ainge no se planteaba, pero s¨ª continuar con la cultura continuista de su maestro, que falleci¨® en 2006 con 89 a?os y habiendo dejado todo bien atado en manos de su pupilo. Ainge ha intentado aplicar la misma manera de hacer las cosas que su antecesor: ha apostado por entrenadores j¨®venes a los que ha mantenido en el puesto incluso despu¨¦s de a?os complicados (Doc Rivers y Brad Stevens), y ha intentado potenciar los proyectos desde abajo, manteniendo una gran fidelidad a los jugadores m¨¢s unidos a la idiosincrasia de la ciudad (Paul Pierce, Kevin Garnett...) y sin precipitarse a la hora de buscar movimientos arriesgados en el mercado.
Esto ¨²ltimo es precisamente una de las claves del actual momento de los Celtics. Ainge, que hizo de la espera una virtud, ha hecho de su car¨¢cter conservador un fracaso. O al menos, un lastre que impide al equipo dar los pasos en la direcci¨®n correcta para llegar a unas Finales que no disputan desde 2010, las segundas de la franquicia desde la retirada de Larry Bird y s¨®lo las terceras desde el ¨²ltimo anillo, en 1986. Ainge aguant¨® a Doc Rivers, que meti¨® al equipo en playoffs en su primera temporada (45-37, en la 2005-05), pero se qued¨® en 33 y 24 victorias en las dos siguientes. Lo aguant¨® porque cre¨ªa en ¨¦l, era joven, ven¨ªa de hacerlo muy bien con los Magic (Entrenador del A?o en el 2000, el a?o de su debut) y ten¨ªa un car¨¢cter cercano y conciliador que pod¨ªa cuadrar muy bien con lo que estaba por venir, ese big three que formaron Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen. Con ellos conquist¨® el t¨ªtulo en 2008 y con Rivers de entrenador, bien rodeado por Tom Thibodeau en el banquillo y con una temporada hist¨®rica que incluyo 66 victorias y uno de los entramados defensivos m¨¢s impresionantes de la historia, provocando que sus rivales sumaran el peor porcentaje en tiros de campo de toda la Liga y, a la vez, el mayor promedio de p¨¦rdidas, lo que en suma no ten¨ªa precedente desde que hab¨ªa registro de ambas categor¨ªas estad¨ªsticas. Adem¨¢s, fueron el segundo equipo que menos puntos recibi¨® por partido (90,3, a solo dos d¨¦cimas de los Pistons) y tuvieron el mejor rating defensivo, el sexto mejor de toda la historia de la franquicia.
Rivers se hizo digno de confianza y se libr¨® de ignominiosas situaciones en primera y segunda ronda (siete partidos ante los Hawks y los Cavs de LeBron), para conducir al t¨ªtulo a los Celtics, algo que no pasaba hac¨ªa 22 a?os. La cultura volv¨ªa a florecer y el equipo del Ubuntu (lo que gritaban en el corrillo previo a los partidos una regla ¨¦tica sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las relaciones entre estas) tuvo una continuidad que no se tradujo en m¨¢s t¨ªtulos. Las 62 victorias de la 2008-09 se quedaron sin premio por la lesi¨®n de Garnett y en 2010 perecieron en las Finales ante los Lakers de Kobe, que conquistaba su quinto anillo. Y de Phil Jackson, que gan¨® su und¨¦cimo y ¨²ltimo y manten¨ªa, por cierto, una rivalidad con Red Auerbach potenciada por la leyenda de los Celtics, que siempre le reproch¨® el no haber creado proyectos desde abajo y no qued¨® nada contento con que le superara en t¨ªtulos (11 del Maestro Zen por los nueve de Auerbach)
Los Celtics de ayer... y los de hoy
Muchos a?os despu¨¦s, los Celtics siguen siendo lo que eran porque la historia est¨¢ escrita, la redactaron ellos. Pero, a la vez, han dejado de ser la referencia de una NBA ¨¢vida de nuevas historias, y que ha olvidado parcialmente la rivalidad que manten¨ªan con los Lakers y unos anillos que pertenecen a la prehistoria, por mucho que Bill Russell y su eterna (y eternizada) figura siga entregando el MVP de las Finales (que lleva su nombre) a sus 87 a?os. Desde la retirada de Larry Bird hasta ahora, Boston ha ganado un anillo y ha llegado a tres Finales; los Lakers, por su parte, se han llevado seis entorchados, son la dinast¨ªa m¨¢s laureada de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas y han jugado otras dos Finales m¨¢s (2004 y 2008). Esto ha permitido que les igualen en anillos, llegando a es n¨²mero 17 otrora inalcanzable que ha puesto el empate en el luminoso. Pero, ya se sabe, en el baloncesto no se puede empatar: tiene que haber un ganador, alguien que se lleve el premio. Y la responsabilidad hist¨®rica que tienen los Celtics, que se junta con el propio sentimiento de urgencia, no est¨¢ siendo suficiente para que reaccionen y se les considere verdaderos candidatos.
Ainge supo esperar al momento justo para reindir pleites¨ªa a su ¨²ltimo equipo ganador, el de 2008, y aprovech¨® la precipitaci¨®n de Mija¨ªl Pr¨®jorov para hacerse con una cantidad ingente de rondas del draft con las que ha completado su nuevo proyecto, que vino acompa?ado de un joven entrenador de la Universidad de Butler que estaba llamado a ser el pr¨®ximo Gregg Popovich pero, de momento, se ha quedado (siendo muy bueno) a medio camino. Sin embargo, la operaci¨®n Kyrie Irving, que hizo aguas estrepitosamente y amenaz¨® con romper la qu¨ªmica grupal que siempre ha identificado a las plantillas de los Celtics, agri¨® el car¨¢cter de un Ainge que se la jug¨® para traer al base pero no ha vuelto a hacerlo. Gordon Hayward, tras ser el ojito derecho de Stevens, ha salido tambi¨¦n por la puerta de atr¨¢s y, casualidades de la vida, el eslab¨®n d¨¦bil del vestuario actual es un Kemba Walker con porcentajes de tiro horrorosos y que, con menos tiempo de bal¨®n en sus manos del que disfrutaba en los Hornets, no se adapta al esquema de juego. Y eso sin contar que Al Horford tambi¨¦n sali¨®. Es decir, los que mejor han funcionado (aunque Hayward funcionara a ratos y Horford mucho) han sido las elecciones del draft y los problemas (ya sean de qu¨ªmica o porque han acabado saliendo) los han tenido con los que han venido de fuera. En otras palabras, la teor¨ªa de Ainge se reafirme... peligrosamente.
El directivo ha dicho ahora que est¨¢ dispuesto a hacer alg¨²n movimiento, con 14-13 para Boston y unas p¨¦simas sensaciones que se han potenciado por el coronavirus, que ha afectado a jugadores como Jayson Tatum, que ha declarado hace nada que est¨¢ sintiendo efectos secundarios de haber pasado la enfermedad y se fatiga con mucha facilidad. Los Celtics, adem¨¢s, tienen el peor rating defensivo desde la 1996-97, un a?o en el que dirig¨ªa el equipo M.L. Carr y que finaliz¨®... 15-67. Y no congenian en pista, siguen con la ausencia total y absoluta de un p¨ªvot de garant¨ªas (que no han tenido desde la salida de Horford) y est¨¢n totalmente perdidos en defensa desde la lesi¨®n de Marcus Smart (que tambi¨¦n lleg¨® v¨ªa draft, claro). Stevens, que a pesar de todo es intocable, no encuentra un sitio para Kemba y la ristra de intocables que siempre ha manejado Ainge impide hacer alg¨²n movimiento. El directivo ya tiene fama de ser intransigente en las negociaciones, y su reputaci¨®n se ha potenciado al saberse que Boston tuvo a tiro a James Harden pero no acept¨® las condiciones de los Rockets.
Y ah¨ª est¨¢ ahora mismo Boston. Cuando te quedas a dos victorias de las Finales y no haces movimientos pasan estas cosas y los Heat, finalistas, m¨¢s afectados por el coronavirus y que tambi¨¦n tuvieron a tiro a Harden, est¨¢n en el d¨¦cimo puesto (11-16), pero s¨®lo a tres victorias de unos Celtics que van cuartos (14-13), pero no carburan. Y que, si se relajan, pueden irse para atr¨¢s muy f¨¢cilmente. Es m¨¢s, ya les ha pasado: despu¨¦s de estar 8-3 en el inicio de curso llegaron 10 derrotas en 15 partidos (ahora son 10 en 16), siete en los ¨²ltimos 10 (siete de 11 tras su ¨²ltima victoria), dos de ellas muy preocupantes contra Detroit Pistons y Washington Wizards, dos noches en las que los verdes se quedaron en 102 y 91 puntos. S¨®lo con rondas del draft no llegas a ning¨²n sitio (ya se dar¨¢ cuenta Sam Presti, que tiene m¨¢s que nadie) y alg¨²n movimiento hay que hacer para dar un salto hacia delante. Para eso, y acabar con una sequ¨ªa que se traduce en un s¨®lo anillo en los ¨²ltimos 36 a?os y una remontada de los Lakers que les ha dejado con los mismos campeonatos que el eterno rival. De la historia a la a?oranza. De momento, a seguir buscando una identidad perdida en una NBA que no espera a nadie. Ni siquiera a los Celtics.