James Harden y los Rockets 2012-2021: cr¨®nica de un fracaso
Los Rockets han cambiado el baloncesto con Harden a la cabeza, pero han chocado contra el personalismo de su estrella y las carencias de su propio estilo.
Se acab¨® un proyecto de los Rockets que hac¨ªa tiempo que estaba muerto. El continuismo y las pr¨®rrogas no han sido suficientes como para intentar levantar una idea que ha cambiado el baloncesto pero que se ha quedado sin anillo. Ocho a?os y tres meses despu¨¦s del debut de James Harden en Houston, se pone fin a un intento de ¨¦xito que se ha quedado en eso y que ha pasado por varias fases, de mayor o menos calibre, pero siempre con id¨¦ntico final. El 31 de octubre de 2012, La Barba hac¨ªa su estreno con el equipo texano, una aventura que ha acabado el 12 de enero de 2021, con un jugador que pas¨® de ser una promesa a una estrella, pero que ha acabado siendo uno m¨¢s dentro de una vor¨¢gine de talentos sin anillo a los que le pierde la mala cabeza, una lista demasiado larga en la que sigue figurando y de la que intentar¨¢ alejarse en un nuevo destino, en el que compartir¨¢ vestuario con actitudes similares a las suyas, egos desmedidos y un futuro incierto, formando dupla con un Kevin Durant con el que coincidi¨® antes de iniciar su aventura en Houston y con un Kyrie Irivng que nadie sabe, literalmente, d¨®nde est¨¢.
Entre n¨²meros extravagantes y un lanzamiento indiscriminado de triples se ha acabado para los Rockets el en¨¦simo intento de sacar adelante un proyecto que sucumbi¨® ante sus propios errores, la ausencia eterna de un plan alternativo y el poder de una de las mayores dinast¨ªas de la historia, los Warriors. Ante ellos fue d¨®nde choc¨® la idea de Daryl Morey, un directivo que parec¨ªa casi un entrenador y que traslad¨® a las pistas lo que pensaba desde los despachos. Fueron un total de 27 triples los que fallaron los Rockets en el s¨¦ptimo partido de las finales de la Conferencia Oeste, las del a?o 2018. Era el a?o de las 65 victorias, las del MVP James Harden (30,4+5,4+8,8) y las de ese entrenador defensivo, Jeff Bzdelik, que fue poco menos que el creador de un bloque de contenci¨®n incre¨ªble que empezaba en Clint Capela y acababa en Chris Paul y que ten¨ªa en la ofensiva las originales ideas de Mike D'Antoni, capaz de crear el Seven Seconds or Less con Steve Nash a la cabeza, y de caer en el otro lado de la trampa, la monoton¨ªa de los ataques largos y las posesiones imperecederas, con un uso del triple ilimitado, una ausencia clara y rotunda de la media distancia, y una carencia, la del plan b, ese que no tuvo ni con el juego m¨¢s divertido del planeta ni con el m¨¢s tedioso de todos.
Ni los cambios de entrenador ni los deseos de redenci¨®n han bastado en Houston, un lugar que recuerda con nostalgia a un h¨¦roe como Hakeem Olajuwon (y sus anillos, los de 1994 y 1995), mientras escapa de la alargada sombra del p¨ªvot y se queda con una plantilla radicalmente opuesta a la de aquella ¨¦poca, en fondo y en forma, y tambi¨¦n en idiosincrasia y conexi¨®n con un p¨²blico ahora inexistente, pero apagado y tranquilo en su historia m¨¢s reciente. Harden lleg¨® en 2012 a los Rockets procedente de unos Thunder cuyo proyecto acab¨® igual que el suyo y con Westbrook, su otro gran compa?ero al margen de Durant, amasando m¨¢s cr¨ªticas que nadie. La Barba fue el chivo expiatorio de la derrota en las Finales ante los Heat de un LeBron que empezaba su particular dinast¨ªa (una que sigue, y sigue...), y vio desde Texas como su antiguo proyecto tocaba su fin con Durant haciendo gala del empoderamiento del jugador, uno que inici¨® el propio LeBron, y se iba a los Warriors para ser el ¨²nico del tr¨ªo que cre¨® de la nada (o del draft) Sam Presti en ganar el anillo. Harden compartir¨¢ ahora equipo con la cara de aquel proyecto, un Durant que se est¨¢ saliendo en la Gran Manzana tras un a?o parado por culpa del tal¨®n de Aquiles. Y tambi¨¦n se cruz¨® con Westbrook para despu¨¦s forzar su traspaso, algo que se hizo para contentar a un jugador al que se ha querido tener feliz en innumerables ocasiones, pero sin ser nunca suficiente.
Harden siempre pidi¨® m¨¢s y siempre se concedieron todos y cada uno de sus deseos. Lleg¨® a un equipo entrenado por Kevin McHale, ese m¨ªtico jugador de los Celtics de Larry Bird que conquistaron tres anillos en los 80. Con ¨¦l fue con el que Harden explot¨® definitivamente y se consolid¨® en una Liga que acab¨® siendo suya en la estad¨ªstica y de LeBron y los Warriors en todo lo dem¨¢s. Los Rockets pasaron de 34 a 45 victorias en una temporada, y Harden, de ser sexto hombre a jugador franquicia, de promediar 16,8 puntos por partido, a 25,9. El proyecto con McHale alcanz¨® su techo en la finales del Oeste de 2015, es ronda que ha sido tambi¨¦n el l¨ªmite en el que siempre se han quedado los Rockets de Harden. Esa en la que se volvieron a quedar en 2018, despu¨¦s del despido de McHale y el peor a?o del proyecto (41-41 en la 2015-16, con eliminaci¨®n en la primera ronda) y la llegada de un D'Antoni que hizo realidad en las canchas lo que Morey, el genio de las matem¨¢ticas, invent¨® entre bambalinas.
Cr¨®nica de una muerte anunciada
Las sucesivas pr¨®rrogas con las que ha contado el proyecto son de sobra conocidas, y la segunda oportunidad real lleg¨® despu¨¦s de la primera, en 2019, pero ni fue oportunidad ni fue real. Los 27 triples marcaron un proyecto que ha sido favorito una vez y candidato constante sin vitola de favorito el resto. El 3-2 arriba era, a pesar de la lesi¨®n de Chris Paul, una posici¨®n ¨®ptima para alcanzar unas Finales inexistentes en Texas desde 1995. Los Rockets contaron con ventajas claras en el sexto partido y tambi¨¦n en el s¨¦ptimo, cuando la p¨¢jara ofensiva y las concesiones arbitrales al campe¨®n (que las hubo) decantaron la balanza y encumbraron la dinast¨ªa de los Warriors, una de las mayores que ha habido nunca. D'Antoni, que cre¨ªa como nadie en Morey, resolvi¨® el fallar triples tirando m¨¢s triples, y nadie fue capaz de rascar algo en una crisis pantagru¨¦lica que acab¨® con Harden diciendo adi¨®s y pensando en oportunidades futuras que nunca lo fueron. Houston no pudo pescar en r¨ªo revuelto y consigui¨® en el tiempo extra lo mismo con lo que se hab¨ªa quedado en su pasado m¨¢s reciente, y el adi¨®s del t¨¦cnico y el directivo que hab¨ªan desarrollado esa idea de ganar a los Warriors jugando como los Warriors, precipit¨® un final que estaba cantado y con un ¨²ltimo a?o en el que nadie ha contado con los Rockets. Con o sin burbuja.
La estructura vertical creada para contentar a Harden ha dejado n¨²meros hist¨®ricos del escolta, que se ha consagrado, objetivamente, como una de las mayores estrellas de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Al margen de su MVP en 2018 y de tantos y tantos premios individuales, La Barba deja un legado dif¨ªcil de igualar en la franquicia: Harden se va de los Rockets como l¨ªder en triples, asistencias, partidos de 30, 40, 50 y 60 puntos; y como segundo en puntos, en puntos en playoffs y en partidos de playoffs. Harden es, adem¨¢s (y entre otras muchas cosas), uno de los pocos jugadores que ha liderado la Liga en puntos y robos en la misma temporada (junto a Michael Jordan y a Allen Iverson), uno de los ¨²nicos que ha promediado m¨¢s de 34 puntos por partidos en dos temporadas distintas (con Jordan y Wilt Chamberlain), y est¨¢ en el selecto grupo de jugador que ha conquistado al menos un MVP y ha sido m¨¢ximo anotador hasta en tres temporadas. Ah¨ª entran, adem¨¢s de los cuatro citados, Kevin Durant (c¨®mo no) y Bob McAdoo.
Eso s¨ª, entre r¨¦cords de otra era (tambi¨¦n es el ¨²nico jugador en promediar m¨¢s de 35 puntos por partido en los ¨²ltimos 40 a?os junto a Kobe Bryant y Michael Jordan) no se atisba un solo anillo. Un rey sin corona como antes lo fueron Baylor, Barkley, Stockton y Malone (que siempre van de la mano), Ewing o esos compa?eros suyos como Chris Paul o Russel Westbrook. Una lista interminable de estrellas sin campeonato en la que se cuela un jugador que ha monopolizado de igual manera en pista que fuera de ella, algo que ha acabado costando una disoluci¨®n que estaba cantada y que se ha hecho efectiva, precisamente, cuando ¨¦l mismo lo ha querido. Todos los s¨ªes que ha recibido el escolta se convirtieron en un no de Tim Fertitta cuando pidi¨® el traspaso, pero hasta el due?o ha tenido que ceder ante el bochorno que estaba organizando su estrella, que ha demostrado el mismo arraigo en Houston que compa?erismo con unos jugadores con los que ha compartido de todo menos el bal¨®n. Harden no dejar¨¢, ni mucho menos, el recuerdo imborrable que mantiene Olajuwon, como tampoco ha demostrado el saber estar, baloncest¨ªstica y profesionalmente, de ese p¨ªvot que es, sin duda, mejor jugador y mejor compa?ero que una barba que queda afeitada en cuanto a su reputaci¨®n se refiere. Metaf¨®ricamente, claro.
Un proyecto lleno de cad¨¢veres
Ni la asociaci¨®n con Chris Paul dio sus frutos ni lo hizo tampoco la improbable unidad con Westbrook. Con el primero se vio al mejor compa?ero que Harden ha tenido jam¨¢s, un hombre que sab¨ªa jugar con o sin el bal¨®n, que ten¨ªa excelentes porcentajes de tiro y que sab¨ªa estar en cada momento y lugar del juego. Tampoco con eso se qued¨® contento La Barba, que gestion¨® su empoderamiento particular para que Morey traspasara al base tras prometer que nunca lo har¨ªa despu¨¦s de la segunda eliminaci¨®n consecutiva en playoffs ante los Warriors. Fue en el sexto partido, de nuevo en Texas y, para m¨¢s inri, sin un Durant que se lesion¨® en el quinto asalto. De ese movimiento lleg¨® un Westbrook que ni estuvo ni se le esper¨® y con el que el proyect¨® volvi¨® a naufragar, por en¨¦sima vez, y sin remedio. Buscando el ultra small ball se qued¨® Clint Capela, un hombre alto cl¨¢sico en peligro de extinci¨®n y que sali¨® del equipo como en su d¨ªa lo hicieron Jeremy Lin o Dwight Howard, dos hombres que tuvieron una asociaci¨®n ef¨ªmera en cuanto a qu¨ªmica e infructuosa en lo que se refiere al ¨¦xito. Una ristra de acompa?antes de la que tambi¨¦n desapareci¨® Russ, el en¨¦simo cad¨¢ver que dej¨® el deseo insaciable de un Harden que ni con la salida de su ¨²ltimo gran lugarteniente (y amigo) se qued¨® satisfecho.
Llegar tarde y pasado de peso al training camp, hacer declaraciones que han levantado ampollas y forzar el traspaso de forma ignominiosa (y con palos de DeMarcus Cousins incluidos) han sido las ¨²ltimas acciones de Harden en la que ha sido su casa durante casi una d¨¦cada. Se acaba pues, una era que ha chocado contra las limitaciones de un estilo que ha cambiado el mundo pero no ha conseguido desbancar a los pioneros del mismo, esos Warriors que siguen siendo la referencia del ¨²ltimo lustro y una de las mayores dinast¨ªas de la historia. Una con la que no pudo uno de los mayores talentos ofensivos de siempre (36,1 puntos por partido y un largo etc¨¦tera), un hombre que lo ha sido todo en una franquicia (en la que tiene r¨¦cords de todo) que no parece que vaya a echarle de menos y que sigue siendo, eso s¨ª, uno de los personajes m¨¢s se?alados por parte de la opini¨®n p¨²blica, ese lugar en el que se ganan las batallas que deciden las guerras. Los Lakers eliminaron a Houston en los ¨²ltimos playoffs y pusieron punto y final a un proyecto que empez¨® con esperanzas y acab¨® en fracaso. Uno de tantos. Y al fondo del mismo, asoman 27 triples fallados de forma consecutiva... y todo lo que ello ha supuesto.
