Tatum y los Celtics 2020-21: el resurgir del orgullo verde... o no
Los Celtics se la juegan tras quedarse a las puertas de las Finales por tercera vez en los ¨²ltimos cuatro a?os. El orgullo verde busca resurgir con Tatum a la cabeza.


Los Celtics se la juegan. Por el momento del proyecto, el desarrollo de sus jugadores y la situaci¨®n general que viven como franquicia desde hace algo m¨¢s de un lustro. Pero tambi¨¦n por responsabilidad hist¨®rica, esa que en la que compiten contra unos Lakers que les han igualado en anillos y que, como m¨¢ximos favoritos a repetir t¨ªtulo, amenazan con superarles. En los hombros de la actual plantilla verde est¨¢ el peso de uno de los equipos pioneros del baloncesto en Estados Unidos, uno que esta temporada llega a los 75 a?os de vida con la obligaci¨®n de dar un salto adelante que haga honor a lo que siempre han sido. La voz cantante de la NBA, los padres del baloncesto norteamericano, los dominadores del mundo durante d¨¦cadas y el hecho de ser una entidad inigualable, por peso hist¨®rico, competitividad o las dos cosas, ya sean juntas o por separado. Por Boston han pasado de Walter Brown a Red Auerbach, de Bill Russell a K.C Jones, de Larry Bird a Paul Pierce y Kevin Garnett; y tambi¨¦n, de la mayor dinast¨ªa de la historia a un p¨¢ramo que dura ya casi 35 a?os y en el que tan solo se vislumbran un anillo y dos Finales. Demasiado poco en mucho tiempo para un equipo acostumbrado a ser aspirante casi de manera constante, favorito con asiduidad y campe¨®n de manera tan regular como merecida, con ese dominio de los 50 y los 60 que se tradujo en 11 campeonatos de 13 posibles. Y con ese equipo, el de Bill Russell, tan hist¨®rico como prehist¨®rico.
A esos tiempos pasados que fueron mejores es a lo que se agarran hoy los aficionados de un Garden vac¨ªo. Cuesta pensar que en esa m¨ªtica pista y en una situaci¨®n normal, con gente en las gradas, los Celtics se hubieran dejado el asalto inicial de las finales del Este ante los Heat. Y m¨¢s a¨²n que hubieran ca¨ªdo en dos partidos consecutivos ante su p¨²blico, ese que les lleva en volandas en las noches m¨¢s m¨¢gicas de una de las construcciones de referencia en el mundo del baloncesto. Pero de los condicionantes no se vive, y los Celtics no pudieron dar la vuelta a esa ventaja inicial de Miami, una de dos partidos que es con la que finalmente acab¨® la serie (4-2). Fue el adi¨®s de los Celtics al curso baloncest¨ªstico 2019-20, uno marcado por el coronavirus, pero tambi¨¦n por un final agridulce que no empa?aba las sensaciones optimistas generadas en los meses previos, con una redirecci¨®n de un proyecto que tembl¨® por obra y gracia de Kyrie Irving, pero que demostr¨® que no estaba ni mucho menos acabado. Eso s¨ª, el techo fue el mismo, esa final de Conferencia que los Celtics han alcanzado hasta en cuatro ocasiones desde que, en 2010, llegaron a sus ¨²ltimas Finales. Las tres ¨²ltimas, con Brad Stevens al frente y en los ¨²ltimos cuatro a?os. En la ¨²nica ausencia, claro, estaba Kyrie.
El proyecto sigue vivo y el tiempo que hay para desarrollarlo sigue siendo suficiente como para no tener que preocuparse por una posible falta de ¨¦xito inmediato. Marcus Smart tiene 26 a?os, Jaylen Brown 24, y Jayson Tatum, ese ser celestial que se ha convettido en uno de los mejores jugadores de la NBA en este ¨²ltimo a?o, apenas tiene 22. Son los pilares del proyecto, los intocables para un Danny Ainge que ha vuelto a quedarse corto en la agencia libre, algo que le ha pasado de forma constante desde que sum¨® a las filas c¨¦lticas a Kyrie y Gordon Hayward. El referente templ¨® sus ¨¢nimos y le hizo ser prudente de cara al futuro, pero la ausencia de Al Horford sigue sin estar suplida (Tritan Thompson no parece suficiente) y la rotaci¨®n todav¨ªa es (o parece) demasiado corta. A los Celtics les faltaba un hombre alto y un par de revulsivos en el banquillo, pero se han quedado sin nada, en parte, por la ristra de intocables que maneja Ainge, que se niega a traspasar a Smart o Brown (y a Tatum, obviamente). Y a veces, solo a veces, conviene arriesgar y dejar ir a una de tus referencias si con ello consigues un premio de m¨¢s quilates. Que se lo digan a Masai Ujiri y ese traspaso en el que DeMar DeRozan acab¨® en los Spurs a cambio de un tal Kawhi Leonard. Ainge, que ha creado el equipo a partir del draft m¨¢s all¨¢ de Kemba Walker, se ha acordado de su mala experiencia con Kyrie y ha preferido ser conservador y mantener lo que tiene. Que es bueno, eso ya lo sabemos. Pero, ?es suficiente?
La paciencia es finita
Independientemente de que a los Celtics les valga su actual plantilla para conquistar una Conferencia Este m¨¢s competitiva que nunca, los tiempos que maneja el proyecto tienen que tenerse en cuenta. Nada dura para siempre, ni siquiera en el sentimental coraz¨®n de un Ainge que se resisti¨® hasta que no le qued¨® m¨¢s remedio a la hora de traspasar a la ¨²ltima horda de talentos bostonianos: Paul Pierce y Kevin Garnett. Y si lo hizo fue porque vio la oportunidad en la mano de? un hombre con prisas de apellido Projorov, y se acab¨® haciendo con un bot¨ªn del que ha salido su actual equipo. Eso s¨ª, mantienen la base de un a?o en el que los Celtics fueron, sin Kyrie y sin Horford, el tercer mejor ataque de la Conferencia Este y la segunda mejor defensa de la NBA. En una temporada de 82 partidos se habr¨ªan dejado 10 sin disputar, consiguiendo un r¨¦cord de 48-24 que les dejaba a solo una victoria del logrado el a?o pasado con Kyrie y a siete de las 55 que han supuesto el tope desde que Brad Stevens llegara a la franquicia en 2013, abandonando su buen hacer en la Universidad de Butler y dando el salto a la NBA con tan solo 37 a?os para iniciar un proyecto ambicioso y ser la persona de confianza de un Danny Ainge que siempre le ha dado paciencia y tiempo para moldearlo todo a su antojo. Excepto en la imposici¨®n de Kyrie que se present¨® como una oportunidad y acab¨® siendo un salto en plancha a una piscina sin agua.
Adem¨¢s de todo eso, los Celtics vienen de conseguir el mejor rating ofensivo desde la llegada de Stevens y el tercero mejor de la historia de la franquicia desde las dos temporadas que van de 1986-1988, con K.C Jones de entrenador, Larry Bird de estrella y Red Auerbach en los despachos. Palabras mayores mientras intentan recoger el legado de semejantes leyendas, algo que solo ha conseguido hacer el ya mencionado big three de la 2007-08, que puso fin a una sequ¨ªa de 22 a?os. Ahora, en m¨¢s de 30, ese es el ¨²nico t¨ªtulo que hay en las vitrinas de un equipo que consigui¨® la mayor¨ªa de sus t¨ªtulos en la prehistoria de la Liga (bendito Bill Russell) y que intenta ahora volver a unos d¨ªas de gloria que ya pocos recuerdan y que se juegan ahora en el segundo mejor proyecto que han tenido desde la retirada de Bird en 1992. De hecho, hasta ese anillo de 2008 la franquicia hizo aguas por todos lados, y esas temporadas perdidas sirvieron para certificar que Rick Pitino era peor de lo que ¨¦l mismo pensaba y que el relevo se ten¨ªa que dar de forma estructural: Auerbach dijo adi¨®s y salud¨® alegremente a un viejo conocido, Danny Ainge, el jugador m¨¢s llor¨®n para Pat Riley y un hombre de bien en Massachusetts, ya que recordaba a d¨ªas de gloria que se acabaron recuperando, rivalidad con los Lakers incluida.
Y, con todo lo conseguido el a?o pasado, una temporada regular sobresaliente y unos playoffs notables con una plantilla corta y una competitividad manifiesta, hay que a?adir que se quedaron a dos escasas victorias de las Finales. Una distancia irrisoria de la eliminatoria por el t¨ªtulo, de esa que todo el mundo desea jugar, que vino a recordar que Erik Spoelstra todav¨ªa es mejor entrenador que un Brad Stevens al que se le vieron algunas de sus pocas carencias ante el genio de los Heat, y que a Boston le faltaba algo para dar el paso definitivo. Ese algo no ha llegado en el mercado y todo parece abocado a un final que puede ser predecible y que tiene las Finales m¨¢s lejanas ante una competencia creciente en un Este que en nada se parece al que la vida post Jordan convirti¨® en tradici¨®n. Los Bucks del renovado Giannis, los finalistas Heat, esos Nets en los que puede salir todo bien o todo mal, unos Raptors que van a dar problemas a todo el que se mueva... y a ver qu¨¦ pasa con los Sixers, tambi¨¦n en las ¨²ltimas de un proyecto que empez¨® a la par con sus rivales verdes, en cuyos duelos han salido, generalmente, perdiendo.
A los Celtics, les queda, el consuelo del buen a?o que han tenido para basarse en la premisa de que todo el mundo puede ganar a todo el mundo en el Este, y que ellos se han mostrado igual o m¨¢s competitivos que la inmensa mayor¨ªa que sus rivales. Pero tambi¨¦n pueden recordar viejos fantasmas, los que aparecen esas noches que dejan ojeras, para pensar que igual que salieron vivos de siete incre¨ªbles duelos ante los Raptors, se diluyeron inexplicablemtente ante los Heat, sobre todo en momentos concretos de partidos que manejaban con solvencia. Y la ausencia de un hombre interior m¨¢s all¨¢ de Daniel Theis (Adebayo se lo comi¨® en las finales del Este) se suple este a?o con la de un Tristan Thompson que es una sombra del hombre que atrapaba los alley oops de LeBron James en los m¨¢s alto del cielo para meterlos en la canasta, all¨¢ por 2016. Y con una capacidad defensiva bastante escasa para las exigencias de un Stevens que tambi¨¦n deber¨¢ pedirle un paso adelante a Jaylen Brown, y asegurar que Smart sea tan fiable en ataque (sobre todo en el clutch time) como lo es en defensa. O, al menos, una m¨ªnima parte.
El resurgir del orgullo verde
Ahora, es todo o nada para los Celtics. En 2018, afrontaron los playoffs sin Irving ni Hayward, con nada que perder y mucho que ganar. Ahora, el tiempo pasa, y una nueva derrota antes de las Finales podr¨ªa obligar a Ainge a tomar unas decisiones precipitadas con las que no est¨¢ nada de acuerdo. El mandam¨¢s busca dar con la tecla mientras reza para que Tatum constate ser la superestrella que ya ha demostrado ser. De hecho, si hay algo por destacar dentro de la temporada pasada, fue su explosi¨®n. El joven alero empez¨® dando muestras de su potencial, pero explot¨® literalmente tras el All Star y en los playoffs se ha postulado como una (?mega?) estrella, con una regularidad y unos n¨²meros que han superado a cualquier jugador de los tres equipos (Sixers, Raptors y Heat) a los que se enfrent¨® en playoffs. Antes, en regular season, promedi¨® 23,4 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias, m¨¢ximas de su carrera. Y lo hizo con un 45% en tiros de campo, un 40% en triples y un 81,2% en tiros libres, lo que le vali¨® para disputar el primer All Star de su carrera junto a su compa?ero Kemba Walker, una selecci¨®n de la que fue excluido un Jaylen Brown que es tan parecido a su compa?ero como complementario. El tr¨ªo, por cierto, super¨® la veintena cabeza por cabeza, siendo los Celtics el ¨²nico equipo con tres jugadores anotando 20 o m¨¢s puntos, teniendo adem¨¢s a Hayward y a Smart por encima de la decena y a sus dos hombres interiores, Theis y Kanter (de vuelta en los Blazers), con 8 o m¨¢s puntos.
Y m¨¢s de Tatum: el pasado 11 de enero anot¨® 41 puntos a los Pelicans en una serie de tiro tremenda (16 de 22, con 6 de 9 en triples). A partir de ah¨ª y hasta el par¨®n, promedi¨® casi 28 puntos por encuentro, con un 45,5% en triples, una cifra asombrosa para un jugador que est¨¢ lanzando m¨¢s de 8 por partido. En primera ronda ante los Sixers anot¨® 32 (con 13 rebotes) y 33 (+5+5) puntos en los dos primeros partidos, y promedi¨® 27, con 9,8 rebotes, en toda la eliminatoria. En semifinales se fue a 24,3+10,3+5,3, demostrando su progresi¨®n en el pase y dando un salto cualitativo en defensa que ya se hab¨ªa producido a inicio de curso. Y en las finales del Este se ha ido a m¨¢s de 25 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias. Ha anotado m¨¢s de 20 puntos en 14 de los 17 partidos que ha jugado en playoffs, m¨¢s de 25 en 10 y m¨¢s de 30 en cinco. Durante la fase regular, super¨® 27 veces la veintena, 13 los 30 y dos los 40, consiguiendo dos dobles-dobles, aunque siendo relegado al Tercer Mejor Quinteto de la NBA. Y ha dado un salto adelante en el plano defensivo, ya sea contra o sobre el bal¨®n, mejorando su toma de decisiones, su movimiento de pies y su juego al poste, que cada vez utiliza m¨¢s aprovechando su ventaja en el miss match ante rivales m¨¢s peque?os. En definitiva, Tatum se ha convertido en una estrella de la Liga y ha mejorado sus estad¨ªsticas en playoffs. Y, lo que es m¨¢s sorprendente, es imposible predecir donde est¨¢ su techo.
As¨ª est¨¢n los Celtics. Con Brown en constante progresi¨®n, el coraz¨®n de Smart como santo y se?a y Kemba respaldado por un Jeff Teague que llega para aliviar carga en el puesto de base y representa, a priori, un relevo mucho m¨¢s fiable que un Bran Wanamaker que tuvo, todo hay que decirlo, momentos m¨¢s que aceptables en el pasado curso, playoffs incluidos. Encomend¨¢ndose a Tatum y deseando recuperar el orgullo perdido. Buscando hacer honor a sus 75 a?os de historia con un t¨ªtulo que les consolide en la posici¨®n de dominadores que siempre han ocupado y que ahora tienen que compartir con el eterno rival. La ciudad de Boston empujar¨¢ en la distancia a sus jugadores para que cumplan con esa responsabilidad hist¨®rica, la de evitar el adelantamiento angelino, la de perder la hegemon¨ªa de la NBA. Los ¨¦xitos son pasados, pero quieren volver a ser presente para la franquicia. El resurgir del orgullo verde est¨¢ pendiente. Todav¨ªa adormilado, pero queriendo salir. Con Ainge, Stevens, Thompson, Brown, Smart... y Tatum claro. Sin ¨¦l, imposible. As¨ª lo demostr¨® en la primera jornada de la temporada, con un triple ganador ante Antetokounmpo (nada menos). Lleg¨® la hora del retorno de los Celtics. O no. Ya lo veremos.