Rick Pitino, un genio maldito reta al Real Madrid en cuartos: t¨ªtulos, sobornos, prostituci¨®n...
Entr¨® en el Hall of Fame pero sali¨® de Estados Unidos acosado por esc¨¢ndalos. Est¨¢ haciendo un gran trabajo en el Panathinaikos.


El 9 de febrero de 2013 y en el partido m¨¢s largo de la historia de la Big East, Notre Dame derrot¨® a Louisville (104-101) despu¨¦s de cinco pr¨®rrogas. El t¨¦cnico de los Cardinals, Rick Pitino, enjuag¨® el sabor amargo de la derrota con una promesa: cuando su equipo fuera campe¨®n se har¨ªa un tatuaje conmemorativo en la espalda. Durante los siguientes dos meses, Louisville no volvi¨® a perder y el 6 de abril, en el Georgia Dome de Atlanta, se proclam¨® campe¨®n universitario. Pitino cumpli¨® y se hizo el tatuaje. Despu¨¦s, la NCAA le quit¨® a la universidad ese campeonato, que (algo ins¨®lito en el baloncesto universitario) desapareci¨® del palmar¨¦s de los Cardinals para disgusto de Adam Potts, el autor del tatuaje, que empez¨® a pensar formas de cubrirlo sin quitarle todo el v¨ªnculo con, al menos, la ciudad de Louisville. All¨ª llevaba entrenando Pitino desde 2001, all¨ª se convirti¨® en el primer entrenador que met¨ªa en la Final Four a tres universidades (Providence, Kentucky, Louisville) y el primero con t¨ªtulos en dos programas distintos tras el ¨¦xito de 1996 con Kentucky, vecina y archienemiga de Louisville. Esos m¨¦ritos, y casi cuatro d¨¦cadas de vida en los banquillos (ya las ha superado), le valieron la entrada en el Hall of Fame en 2013.
La retirada del t¨ªtulo de Luisville culmin¨® una investigaci¨®n abierta contra Louisville por un entramado que salpicaba a diversos niveles de empleados por la contrataci¨®n de strippers y prostitutas dentro del proceso de reclutamiento de jugadores. Ya se sabe: las grandes universidades se matan por tener a los principales talentos de cada rinc¨®n de Estados Unidos. Una carrera con muchos millones en juego, ninguno para los jugadores, y sobre la que siempre se ha extendido la alargada sombra de la corrupci¨®n. Louisville, ante el cerco medi¨¢tico que abri¨® el libro de Katina Powell, encargada de los servicios de escort que se contrataban para los jugadores, rechaz¨® jugar los torneos posteriores a la temporada 2015-16. Pero lo peor, desde luego, estaba por venir. Tambi¨¦n para Pitino, que el a?o pasado aseguraba que no se ve¨ªa entrenando nunca m¨¢s mientras rechazaba casi todas las acusaciones ("yo no sab¨ªa lo que hac¨ªan los jugadores a la 1 o las 2 de la ma?ana") en el libro que public¨® junto a Seth Kaufman: "Pitino, My Story".
Un trayecto marcado por los esc¨¢ndalos
En esa historia ese esc¨¢ndalo, aunque tremendamente espinoso, no supon¨ªa ni mucho menos el primero al que se enfrentaba Pitino, neoyorquino de 66 a?os y ascendencia italiana que se ha pasado buena parte de su carrera en el ojo del hurac¨¢n. En Kentucky (1989-97), la universidad que ¨¦l defini¨® como "el imperio romano de la NCAA", gan¨® un t¨ªtulo pero se enfrent¨® a un caso (otra mancha gigantesca y habitual en el entremado universitario) de pago de mordidas para atraer jugadores. Se habl¨® de ingresos no permitidos (los jugadores no pueden salir del ¨¢mbito netamente amateur hasta que salto al mundo profesional) de hasta 100.000 d¨®lares a familias de jugadores con Adidas como c¨®mplice . Es un ciclo de corrupci¨®n conocido: las marcas deportivas pagan para asegurarse que los jugadores van a una determinada universidad y estos se comprometen a fichar por ellas cuando den el salto a la NBA. Otra vieja praxis en un sistema que, en muchas cosas, parece creado para ser corrompido.
Cuando empez¨® a entrenar, como asistente en la Universidad de Hawaii (1974-76), ya le salpicaron hasta ocho acusaciones m¨¢s, que ¨¦l siempre neg¨® y que iban del pago de billetes de avi¨®n a reparto de cupones del McDonalds entre los jugadores. Pero seguramente nada comparado, por el sensacionalismo que ti?¨® los titulares de la prensa durante semanas, con la aparici¨®n de una amante, y mujer de un empleado de Louisville, que acab¨® acusada de chantaje tras pedir 3.000 euros a Pitino para realizar un aborto y seguir despu¨¦s exigi¨¦ndole pagos en met¨¢lico y coches de lujo a cambio de su silencio. Pitino acab¨® reconociendo al menos la infidelidad, aunque habl¨® de un encuentro en un restaurante "de no m¨¢s de 15 segundos". Contra las cuerdas por el c¨®digo de conducta de su universidad, finalmente sigui¨® en Louisville. Llevaba casado desde 1976 con Joanne Minardi, cuyo hermano y mejor amigo de Rick muri¨® en los atentados del 11-S. Tienen cincos hijos y perdieron a un sexto con solo seis meses por un problema card¨ªaco cong¨¦nito. Uno de ellos, adem¨¢s, tambi¨¦n es entrenador universitario: precisamente el que tambi¨¦n se llama Richard...
Un inesperado desembarco en Europa
Adem¨¢s, de los l¨ªos, claro, Pitino es una figura esencial en el baloncesto estadounidense, del que sali¨® pr¨¢cticamente repudiado y destinado a un retiro que rompi¨®, una sorpresa may¨²scula, la llamada del Panathinaikos tras la destituci¨®n de Xavi Pascual. En Atenas, y contra muchos pron¨®sticos que presagiaban un choque cultural por la v¨ªa r¨¢pida, ha hecho por ahora un excelente trabajo: debut¨® en Euroliga el 28 de diciembre con el PAO en 6-8 y lo ha llevado con siete victorias en los ¨²ltimos ocho partidos a cuartos de final con un balance final de 16-14, sexto y en colisi¨®n de cuartos de final con el Real Madrid, La serie arranca el mi¨¦rcoles con factor cancha a favor de los de Laso, que ganaron en el OAKA con el triple milagroso de Rudy Fern¨¢ndez en la que ¨²nica derrota europea de Pitino en casi dos meses. Tambi¨¦n ha ganado la Copa griega y se ha sentido, o eso parece, como pez en el agua entre las desatadas pasiones, para bien y para mal, de su club, del due?o al ¨²ltimo aficionado.
Mientras en Estados Unidos se sigue cada vez con m¨¢s atenci¨®n su aventura a este lado del Atl¨¢ntico, Pitino ha dejado titulares de todo tipo en estos m¨¢s de tres meses ya en Europa. Las experiencias ¨²nicas que le ha tocado vivir en Grecia (partidos suspendidos, otros a puerta cerrada, rivales que no vuelven tras el descanso...) las ha resumido con un "quiz¨¢ en la final de la Liga, y si tenemos suerte, entren en el pabell¨®n solo mujeres de 25 a 40 a?os". Ha rechazado tomar el relevo de Chris Mullin en St. John's porque es feliz en Grecia ("ahora mismo no me ir¨ªa de aqu¨ª por nada") y ha alternado declaraciones estramb¨®ticas pero seguramente calculadas ("Calathes es el mejor pasador que he visto, y vi a Magic Johnson y Larry Bird") con interesantes an¨¢lisis de una Euroliga a la que ha definido como "baloncesto universitario pero con jugadores de 30 a?os" y de la que suele destacar c¨®mo ha seguido el camino de un juego mucho m¨¢s t¨¢ctico, f¨ªsico y colectivo frente a una NBA muy basada ahora en las precipitaciones ofensivas y el espect¨¢culo. Por m¨¢s que pueda sorprender parece de verdad feliz, como si algo de lo que ha visto en Atenas le hubiera tocado el coraz¨®n. Del "podr¨ªa dejar atr¨¢s toda la amargura gracias al Panathinaikos", una referencia a los esc¨¢ndalos protagonizados, al reconocimiento a la rugiente afici¨®n del OAKA: "Esto no es Jack Nicholson en primera fila del Staples viendo a los Lakers, aqu¨ª la gente se sacrifica de verdad para poder ir a los partidos".
Uno de los arquitectos del baloncesto moderno
Esta reinvenci¨®n en Europa es la ¨²ltima mutaci¨®n de, al fin y al cabo, un personaje lleno de recovecos que ha pasado de leyenda a superviviente pero que ha sido uno de los arquitectos del baloncesto moderno tal y como lo entendemos ahora. Autor de varios libros, de baloncesto y hasta de autoayuda con versi¨®n audio, dej¨® el mundo universitario con un 73% de victorias (629-234) y como uno de los primeros en proclamar la importancia del tiro de tres como base del juego de ataque. A su equipo de Kentucky se le llam¨® "Pitino's Bombinos" por el bombardeo de tres, un ritmo alt¨ªsimo de juego que llenaba las gradas y una presi¨®n defensiva a toda pista de la que pas¨® a sus conocidas zonas en Louisville... Aprendi¨® de Jim Boeheim en Syracuse y tuvo dos pasos por la NBA, en los Knicks (1987-89) de los que ya hab¨ªa sido asistente y en unos Celtics (102-146 entre 1997 y 2001) de los que sali¨® con una profunda desafecci¨®n y donde todav¨ªa se recuerda su discurso en sala de prensa, harto de la presi¨®n y las expectativas no alcanzadas por la franquicia verde: "Hay gente que parece que sigue esperando a Larry Bird, pero Larry Bird no va a entrar por esa puerta, Kevin McHale no va a entrar por esa puerta, Robert Parish no va a entrar por esa puerta...".
Ahora, en 2019 y lejos del March Madness, busca otra Final Four para su curr¨ªculum, esta vez en mayo y en la Euroliga. Y lo har¨¢ a partir del mi¨¦rcoles y ante el Real Madrid de Pablo Laso, que lleg¨® m¨¢s lejos que ¨¦l como base: Pitino no fue profesional pero s¨ª tuvo una buena carrera universitaria en UMass, donde coincidi¨® un a?o con Julius Erving aunque no jugaron juntos porque el futuro entrenador era jugador de primer a?o y estos (freshman) por entonces no participaban en los partidos. De ahi a los banquillos (uno de sus t¨ªtulos lleva por t¨ªtulo "Born To Coach", nacido para entrenar), al Hall of Fame, la gloria... y los esc¨¢ndalos y un destierro forzado por las acusaciones y los l¨ªos. Contra todo eso se las ver¨¢ el Real Madrid: una leyenda convertida en supervivente. As¨ª que cuidado, mucho cuidado.