Deron Williams y Nowitzki electrifican a la Arena CDMX

"Dirk es todo", clamaba Gustavo, aficionado 'hardcore' de los Mavs, mientras sus se iluminan al describir los m¨ªticos pivoteos del alem¨¢n. Su nombre es omnipresente en la Arena Ciudad de M¨¦xico que vio c¨®mo sus Mavericks vencieron 113-108 a los Suns en el cuarto partido de temporada regular de la NBA en M¨¦xico.

Lo cierto es que el partido, de inicio, tuvo un aire carnavalesco. Algo de bulo de pretemporada. La pintura era zona de exclusi¨®n, los jugadores se acariciaban con rosas y un murmullo recorr¨ªa la Arena Ciudad de M¨¦xico. El ¨²nico al que le corr¨ªa la sangre, y le escurr¨ªa de las falanges, era a Deron Williams. Impecable en los traslados y en las ejecuciones a distancia. Tambi¨¦n se desmelen¨® Seth Curry, un p¨¢rvulo cada vez m¨¢s consciente (y responsable) de su linaje. En Phoenix s¨®lo se asom¨® Chriss Marquese, m¨¢ximo anotador del primer periodo (11 puntos) y ¨²nico foco de resistencia de los Suns en la zona cr¨ªtica.

A Carlisle no le rindi¨® frutos el quinteto sin sin glamour. Powell, Anderson, Finney-Smith y Mejri sucumbieron al poder¨ªo de Chandler, el cactus m¨¢s grande del desierto, inc¨®lume entre el fragor, y a la clarividencia de Bledsoe. Del segundo ya inferimos sus capacidades, notables pero no flameables. Del primero no queda m¨¢s que admirar c¨®mo surge como Coloso de Rodas entre la pintura. 11 rebotes. Amo y se?or. Sus hombros de titanio bien le podr¨ªan seguir para conquistar M¨¦xico ¨¦l s¨®lo. La Arena Ciudad de M¨¦xico, concurrida pero sin rebozar, recibi¨® al medio tiempo con ventaja para su hijo adoptivo por dos d¨ªas (57-59). Nunca logramos discernir por qu¨¦ la hostilidad hacia los colores de N¨¢jera, Nash y Nowitzki, quien luc¨ªa como el guerrero que sabe que la ¨²ltima batalla aguarda tras el amanecer.

Pero Deron Williams ten¨ªa un plan. Sus "jumpers" asesinos devolvieron el agua a su cauce mientras la magia de Barea, un nigromante capaz de abrir espacios donde no los hay, perfumaron a los Mavs con sus esencias de anta?o: la del juego met¨®dico, vigoroso y puntual que por tantos a?os le mantuvo en la competencia del Salvaje Oeste.

Los Mavs entraron al ¨²ltimo periodo con una ventaja lo suficientemente s¨®lida como para que incluso los desatinos de su endeble defensa la pusieran en peligro. Y mientras Booker entraba en combusti¨®n (39 puntos, m¨¢ximo anotador del partido), tres triples firmados por Matthews, Nowitzki (un tierno beso de despedida, la ¨²ltima batalla siempre se gana) y Curry (el ADN), sentenciaron el partido. Alg¨²n giro inesperado en la trama asom¨® al final (la defensa de los Mavs esta temporada da para cualquier cosa), pero no fueron m¨¢s que fuegos artificiales: los que aclaman por Dirk, la raz¨®n de muchos, la raz¨®n de todo esta noche.