Kyle Tucker se perfila como el próximo megacontrato en MLB

Cuando alguien firma por 500 millones de dólares, la pelota deja de ser redonda. Se vuelve cuadrada como un cheque. La extensión que  Vladimir Guerrero Jr. cerró con Toronto no fue sólo un contrato, fue un dictado para el resto de las oficinas de las organizaciones: Hay que invertir si quieres talento premium.

Mientras las luces siguen apuntando a Toronto por el gran paso que dieron como franquicia al retener a uno de los mejores swings de la industria, en Chicago ya se hablaba en voz baja del dinero que deberán poner sobre la mesa para retener a Kyler Tucker.

El jardinero está  en posición de negociar un contrato tan grande como sus números en el campo. Apenas termine la próxima Serie Mundial, Tucker podrá atender todas las llamadas que suenen en su teléfono para hablar de negocios. Tiene 29 a?os, números que no se inflan con humo y un perfil de esos que hacen babear a los due?os con presupuesto.

Es verdad que Tucker no vende camisetas con su nombre, pero llena casilleros de estadísticas útiles. Su consistencia está en la caja de bateo y su concentración en la pelota de 108 costuras. No es un rostro visible del juego, pero es uno de los reyes del juego. Su OPS que no se baja del .870 y guante confiable. En la era de las métricas, Tucker es un algoritmo con piernas.

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Llegó a Cubs en un cambio con Houston. Su contrato actual es de poco más de 16 millones de dólares, pero su valor en el actual mercado es mucho mayor.  A final de temporada será agente libre y lo va a hacer con la seguridad de que hay equipos dispuestos a pagar lo que pide.

Los contratos millonarios no sólo retribuyen talento. Inflan mercados. Son bengalas que anuncian cuánto debe pagar el siguiente en la fila. El de Guerrero Jr. fue un recordatorio brutal: si quieres tener un bateador franquicia, empieza en 500 y de ahí sube.

Tucker con el viento a favor, obtendrá una cifra similar por 10 temporadas.

Aspirantes a grandes cheques

Pete Alonso, que acaba de asegurar 54 millones en dos a?os, ya olfateó el cambio de clima. Si Guerrero cobró eso, él, con más cuadrangulares y mejor historial de salud, también puede apuntar alto. Aunque ya no le sobra tanto tiempo en el reloj.

Alex Bregman hizo un movimiento quirúrgico: se fue a Boston por tres a?os y 120 millones. Pero dejó una puerta abierta. Si el mercado explota, puede salir antes. No está firmando paz, está tomando tiempo. Sabe que un contrato como el de Tucker podría redibujar la liga.

Los contratos de 500 millones ya no son excepción. Son tendencia. Ohtani y Soto lo convirtieron en norma. Guerrero lo ratificó. Tucker podría ser el siguiente en subir el escalón.

Los grandes rostros de la industria

Y eso no es casualidad. El beisbol ya no premia sólo al que conecta. Premia al que rinde, al que aguanta, al que proyecta 10 a?os sin descomponerse.

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Esto no es una predicción. Es una advertencia. Kyle Tucker va a romper el mercado. Y si alguien quiere tenerlo, va a tener que escribir un cheque del tama?o del Wrigley Field o quizá Yankee Stadium.

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