Una peregrina va al camino de Santiago buscando paz y se lleva la sorpresa de su vida: ¡°Antes de que termine la semana...¡±
Una influencer se ha visto envuelta en una aut¨¦ntica carrera contra el resto de peregrinos por conseguir una cama en un albergue.


El Camino de Santiago es un concepto porque, y quien lo ha recorrido lo sabe, son varias las rutas que conforman el nombre que, en singular, alude a la peregrinaci¨®n de origen cristiano que se realiza hacia la tumba de Santiago el Mayor, en la catedral de Santiago de Compostela. Se desconoce cu¨¢l de todas las v¨ªas tom¨® ¡®Nosomosnadie¡¯, una creadora de contenido que se define como ¡°hartista con h¡± porque se dedica a ¡°hartar a la gente¡± y que, con el objetivo de escapar de la ansiedad y el estr¨¦s, se ha echado la mochila a la espalda.
La influencer, seg¨²n ha contado a sus 34.000 seguidores, contaba con olvidarse de todo una vez se pusiera a andar ¡°20 o 30 kil¨®metros¡± al d¨ªa; esperaba hallar refugio en otros peregrinos porque ¡°todos sabemos que los que hacen el Camino son seres de luz¡±. Pero no ha sido as¨ª. Es m¨¢s, la experiencia se ha convertido en una carrera a fondo que ha sacado su versi¨®n m¨¢s p¨ªcara.
60 personas, 40 camas
¡°Pues nada, llevo un d¨ªa y yo no s¨¦ c¨®mo explicaros esto. Tengo el convencimiento de que antes de que termine la semana, algunos terminan a hostias", dice, revelando despu¨¦s el motivo de la hipot¨¦tica batalla campal: ¡°Resulta que ayer en el albergue ¨¦ramos 60 personas, y al que vamos hoy hay 40 plazas. Si no llegas a tiempo para coger la tuya, tienes que seguir unos cuantos kil¨®metros m¨¢s hasta otro pueblo¡±. Entonces la peregrinaci¨®n se ha convertido en ¡°ratas a la carrera, Pek¨ªn Express o El juego del calamar¡±.
Ella ten¨ªa pensado dormir en el albergue. Y nada lo iba a cambiar. ¡°Casualmente antes de la cena escuch¨¦ a una portuguesa hablando por tel¨¦fono diciendo que ella que no se iba a quedar en la calle, que si hac¨ªa falta cog¨ªa un coche. Pues esta ma?ana en cuanto he visto que se met¨ªa al cuarto de ba?o se lo he atrancado con un palo de una escoba y debe estar todav¨ªa intentando salir¡°, cuenta, a?adiendo que ¡°esa a m¨ª no me va a quitar la cama¡±.
Y todo para ver si puede dormir. Ni siquiera pide hacerlo mejor que la anterior noche, tarea que, por otro lado, tampoco debe ser muy dif¨ªcil. ¡°Me he metido en la misma habitaci¨®n con seis jugadores de f¨²tbol americano, cuatro alemanes y dos francesas. No te puedes imaginar c¨®mo ol¨ªa¡±, cuenta, a?adiendo que, adem¨¢s, hubo un ¡°concierto de instrumentos de viento¡± (en alusi¨®n a las flatulencias de sus compa?eros de viaje).
¡°Vamos, que al final esto es un ¡®s¨¢lvese quien pueda¡¯¡±, resume. De hecho, antes de grabar el v¨ªdeo, dice, ha adelantado a una italiana que se hab¨ªa resbalado con el barro: ¡°Ve¨ªa yo a la muchacha de lejos que no se pod¨ªa levantar, estaba as¨ª moviendo las patitas que parec¨ªa una cucaracha. Y digo: ¡®?la ayudo o no la ayudo?¡¯ Pues no lo voy a hacer porque si no es una cama menos por la que luchar", explica.
Y al rebasarla, con una sonrisa, le ha deseado bon voyage: ¡°Le he dicho: ¡®?Qu¨¦? ?Estirando? Pues hala, ?buen camino!¡¯¡°.
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