Lanzan un aviso urgente: nunca dejes tu bolso en este lugar cuando vayas a un restaurante o a un bar

Hay pocos gestos que broten con la misma naturalidad y unan tanto al conjunto de los mortales, independientemente de su patrimonio, raza o procedencia, como el dejar la chaqueta en el respaldo de la silla cuando uno toma asiento en un bar o restaurante. De repente, el asiento se transforma en perchero y, durante el tiempo que se prolongue la comida, el comensal puede olvidarse del paradero de su prenda. Puede hacerlo aunque, quiz¨¢, no deba.

As¨ª lo apunta ¡®Tu blog fiscal¡¯, un creador de contenido especializado en asuntos de la hacienda p¨²blica que, en un reciente v¨ªdeo, ha incursionado en otro tema para advertir a los 438.000 seguidores que conforman su comunidad del peligro en el que incurren si realizan tan cotidiano y aparentemente inocente gesto.

"Cuidado si vas a un restaurante cuando dejas tu chaqueta o el bolso en el respaldo de la silla", apunta, sin paliativos, deslizando que este es el ¡°modus operandi de algunos ladrones¡± que buscan hacerse con las carteras de los clientes. Entonces muestra un fragmento de un reportaje de ¡®Antena 3 Noticias¡¯ en el que una voz en off hace hincapi¨¦ en el asunto mientras se emiten las im¨¢genes que una c¨¢mara de vigilancia ha captado en un restaurante y que ¡®cazan¡¯ a una ladrona en acci¨®n.

Radiograf¨ªa de un hurto

¡°Se sienta en un restaurante junto a un matrimonio que no se imagina lo que va a pasar¡±, introduce la periodista del v¨ªdeo adjuntado, a?adiendo que ¡°no se trata de una clienta habitual¡±, sino que es ¡°la carterista del falso men¨²¡±. Luego narra su crimen: ¡°Acerca la mesa, se coloca incluso la chaqueta por encima de las piernas para tapar los movimientos, y cuando se sienta en la mesa una segunda compa?era, empieza el robo¡±.

Completa el hurto cuando ¡°en un descuido se acerca al bolso de la mujer e intenta coger su cartera; parece que desisten y paran unos segundos, pero es entonces cuando vuelve a intentarlo, le quita la chaqueta, coge el bolso entero, roba la cartera y la guarda en su bolso¡±. Robo cometido. Y todo ha empezado por el resquicio de la oportunidad delictiva que ha apreciado una persona en una inocente chaqueta colgada en el respaldo.

En la caja de comentarios han lamentado la actuaci¨®n de los carteristas, as¨ª como la infinidad de m¨¦todos que conocen para cometer robos, y han deslizado alg¨²n que otro consejo que, con la misma cotidianidad con la que se cuelga una chaqueta en el respaldo de una silla, espantan de golpe la amenaza de cualquier robo: ¡°Yo dejo el bolso colgado vac¨ªo, pero el monedero lo llevo en el bolsillo del pantal¨®n¡±.

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