El truco de una mujer con su armario para seguir en plena forma a los 94 a?os: ¡°Tampoco quiero dinero¡±
Miep Carree, quien reside en la residencia Casa Amadeus de Alphen aan den Rijn (Pa¨ªses Bajos), realiza una actividad concreta varias veces a la semana.
No hay bulo mayor que el que reduce la edad a ¡°solo un n¨²mero¡±. Los a?os pasan y el cuerpo no es ajeno ni al cambio de las estaciones ni a la acumulaci¨®n de las hojas del calendario en la papelera. Sin embargo, s¨ª que hay personas que, debido a su incre¨ªble condici¨®n f¨ªsica, amagan con instalar la duda en la primera afirmaci¨®n. Es el caso de Miep Carree.
Miep tiene 94 a?os. En ocasiones aparecen en su cabeza los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, que ella vivi¨® como adolescente y que hizo verdaderos estragos en su familia. Desde hace dos a?os reside en Casa Amadeus, una residencia de Alphen aan den Rijn (Pa¨ªses Bajos), donde, adem¨¢s de vivir, contribuye enormemente con un ejercicio que desempe?a con voluntad y en el que, dice, se esconde la clave de su buen estado f¨ªsico: doblar toallas.
¡°Lo hago a mi manera y seg¨²n mis gustos¡±
No es una. Tampoco dos. Son algunas m¨¢s de tres. Miep dobla varias veces por semana 210 toallas. ¡°Me gusta estar ocupada¡±, reconoce. Su historia est¨¢ recogida en el libro Grijs Goud, del fot¨®grafo Arnaud Mooij, y de ella se ha hecho eco el medio neerland¨¦s ¡®Algemeen Dagblad¡¯. Primero las dobla, despu¨¦s las coloca en pilas ordenadas y va a recogerlas con un carrito que, finalmente, termina deposit¨¢ndolas en las habitaciones de la residencia.
¡°Otros pueden ayudarme, pero quiero hacerlo a mi manera¡±, afirma, asegurando que ¡°tampoco quiero dinero, simplemente me gusta estar ocupada y quiero ayudar a esas chicas¡±. ¡°Siempre doblo de pie. Lo hago a mi manera y seg¨²n mis gustos. Saben que me gusta hacerlo aqu¨ª, por eso me llaman¡±, detalla.
Sus compa?eros de residencia admiran su trabajo. ¡°Recibo muchas reacciones. A veces pregunto: ¡®?Est¨¢s celosa?¡¯ No me relaciono mucho con la gente porque enseguida piensan que eres demasiado lista", cuenta, desprendiendo fortaleza y cautela. De hecho, insiste en que su modo de ser no es fruto del entrenamiento, sino de una costumbre heredada y una actitud moldeada por los sucesos de su vida. ¡°Es algo que llevo dentro. Antes me llamaban madre¡±, cuenta, revelando que, de peque?a, su madre estaba ¡°hospitalizada a menudo¡±, de manera que ¡°cuidar y organizar es parte de mi naturaleza¡±.
Su otra clave y la opini¨®n de su hija
Al ejercicio de las toallas se suma la nataci¨®n. ¡°Cuando mis hijos tomaban clases de nataci¨®n, yo tambi¨¦n empec¨¦ a tomarlas. Cuando est¨¢bamos en la piscina, les ped¨ªa a otras madres que me vigilaran para poder saltar desde el trampol¨ªn alto¡±, revela de su pasado, vincul¨¢ndolo directamente a su rutina en el presente: ¡°Ahora nadamos con un grupo de dos o tres de la Casa Amadeus en una piscina en el s¨®tano de una casa al otro lado de la calle. Hace poco, me puse terca y me tir¨¦ al agua sin supervisi¨®n. No era mi intenci¨®n¡±.
Conny habla con admiraci¨®n de su madre. ¡°Cuid¨® intensamente de mi padre, quien tuvo c¨¢ncer de colon dos veces, durante ocho a?os. Cuando finalmente lo ingresaron en una residencia de ancianos, todos se sorprendieron de que mi madre hubiera seguido cuid¨¢ndolo durante tanto tiempo¡±, cuenta sobre Miep. Una vez all¨ª, dice, ¡°lo visitaba todos los d¨ªas y se aseguraba de que su armario de ropa blanca estuviera siempre ordenado¡±.
No es solamente la cantidad. Miep se centra en sus actividades y trata de hacerlas lo mejor posible. ¡°Las enfermeras sol¨ªan decir que nunca hab¨ªan visto un armario de ropa blanca tan ordenado¡±, recuerda Conny.
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