Un funcionario va a ¡®First Dates¡¯ buscando el amor y acaba rechazando a su cita por un motivo ¡®chabacano¡¯: ¡°No me gustan los tatuajes¡±
En una nueva entrega de citas sorprendentes en el programa de Carlos Sobera, un hombre de 60 a?os rechaz¨® a su pareja por su piel.
Una vez m¨¢s, y ya van incontables, el restaurante de ¡®First Dates¡¯ dio la bienvenida a parejas empe?adas en demostrar ser merecedoras de unos minutos de pantalla en pleno ¡®prime time¡¯. Pep, un funcionario de Lleida, acudi¨® al formato presentado por Carlos Sobera alardeando de haber estado con muchas mujeres en su vida.
Su cita fue Katy, una mujer un a?o menor apasionada de cuidarse y ¡°verse bien¡±. Divorciada de su primera pareja y viuda de la segunda, la barcelonesa buscaba ¡°alguien con el que compartir cosas y aficiones¡±. Y ese apuntaba a ser Pep durante gran parte de su cita, pues los dos ten¨ªan intereses comunes y aficiones parecidas.
¡°He tenido mujeres guap¨ªsimas de esc¨¢ndalo p¨²blico, pero yo soy feo y me da igual. Cada uno es como es¡±, subray¨® ¨¦l. Poco despu¨¦s debi¨® ver algo en el cuerpo de Katy que le ech¨® para atr¨¢s por completo. ¡°No soporto ning¨²n tatuaje. Veo uno y ya me pongo en guardia, y m¨¢s ese tipo de tatuaje tan chabacano¡±.
Mientras que Katy pensaba que la cita estaba yendo bien, pues los dos estaban abiertos a tener algo estable, aunque ¡°no buscaban nada¡±, Pep le sorprendi¨® confes¨¢ndole que ella no hab¨ªa respondido a sus expectativas. ¡°No pasa nada. A m¨ª me gustan las mujeres diferentes. Yo siempre he ido con mujeres muy guapas¡±.
Ella lo entendi¨®, para sorpresa de nadie, como que le estaba llamando fea, por lo que Pep no tuvo m¨¢s remedio que matizar sus palabras. ¡°Me gustan con una cierta clase. Creo que no llegar¨ªa a acostarme con ella por un tema f¨ªsico. Simplemente, es incompatible con el m¨ªo. No me gustan los tatuajes porque los tengo en la cabeza como otra cosa. Detr¨¢s de un tatuaje veo un poco de drama¡±, justific¨®.
Ella le rebati¨® que en absoluto era as¨ª. ¡°Podr¨ªas hab¨¦rmelo preguntado¡±, le espet¨® antes de explicarle que eran los nombres de su hijo, su hija, su perra y su nieto. Pero ya era tarde. Los dos emprendieron camino por separado pues, a pesar de los formalismos absurdos, hab¨ªa cosas que ¡°no terminaban de cuadrar¡±.
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