La nueva vida del padre Apeles en el ¡®exilio¡¯
Durante unos a?os uno de los rostros m¨¢s populares de la televisi¨®n, pero tras varios problemas personales se alej¨® del foco medi¨¢tico y opt¨® por marcharse de Espa?a relata en El Pa¨ªs.

Jos¨¦-Apeles Santolaria de Puey y Cruells fue durante a?os una de las figuras m¨¢s controvertidas de la televisi¨®n en Espa?a. Su condici¨®n de cura reconvertido en polemista profesional fue todo un canto a la incorrecci¨®n en una ¨¦poca en la que el monopolio de la televisi¨®n p¨²blica desaparec¨ªa y llegaban nuevas propuestas ¨¢vidas de estramb¨®ticos personajes.
Y en ese contexto el padre Apeles supo moverse como pez en el agua. Quiz¨¢ resultara inconcebible para muchos, pero lo cierto es que el sacerdote catal¨¢n tir¨® la puerta abajo y pas¨® de ser un mero colaborador a ser el alma de la fiesta en muchos espacios televisivos. Curiosamente, empez¨® a despuntar en la radio, pero fueron las c¨¢maras las que se enamoraron de su labia y su presencia.
¡°Me vio en un debate Joan Ramon Mainat y le dijo a Xavier Sard¨¤ que me invitara a La Ventana de la Cadena SER. Luego a Sard¨¤ le ofrecieron presentar el programa de debate Moros y Cristianos en Telecinco. Yo entonces estudiaba en la escuela diplom¨¢tica y cada d¨ªa iba a clase en metro. Un s¨¢bado aparec¨ª en Moros y Cristianos y el lunes me conoc¨ªa toda Espa?a. Ya no pod¨ªa coger el metro¡±, relata a El Pa¨ªs el padre Apeles, cuyo salto definitivo al estrellato se produjo en 1997.
Si irrupci¨®n en la peque?a pantalla le report¨® una popularidad tal que fue encadenando colaboraciones en formatos tan dispares como Telecup¨®n, D¨ªa a D¨ªa o Cr¨®nicas marcianas. E incluso lleg¨® a tener su propio programa Cita con Apeles, aunque ahora reniega de ¨¦l. ¡°Me convencieron para presentar mi propio programa: Cita con Apeles junto con Roc¨ªo Carrasco. Fue un error. Yo ten¨ªa que haber hecho un programa parecido a los de Buenafuente pero acabamos haciendo el Sem¨¢foro donde ven¨ªa gente a cantar o hacer cosas estramb¨®ticas¡±, se?ala.
Evidentemente, su omnipresencia en la televisi¨®n choc¨® frontalmente con la Conferencia Episcopal, que lleg¨® a desautorizarle a pesar de que ni ejerc¨ªa como sacerdote ni pertenec¨ªa a ninguna di¨®cesis. ¡°Yo solo me representaba a m¨ª mismo¡±, alega el padre Apeles, que tras finalizar Cr¨®nicas marcianas en 2005 a¨²n tuvo tiempo de pasar por Gran Hermano VIP, como comentarista, en El gran debate y en Espejo P¨²blico, que fue de facto su ¨²ltimo trabajo en televisi¨®n.
Pero dejaron de llamarle porque asegura que no encaja ¡°en ciertos¡± formatos y se precipit¨® a una etapa bastante oscura que pudo acaba en drama all¨¢ por 2012. ¡°Soy depresivo de una manera end¨®gena. Hubo una ¨¦poca en que tomaba muchos somn¨ªferos. Cuando dejaban de hacer efecto, los mezclaba con whisky para poder dormir. Estuve enganchado y destrozado, pero ahora estoy bien¡±, zanja el padre Apeles, que logr¨® recomponerse para seguir form¨¢ndose hasta un extremo casi enfermizo.
Rumbo a Italia
Pero con una cuenta bancaria bien nutrida y sin la ¡®molestia¡¯ de los medios de comunicaci¨®n se dedic¨® a estudiar humanidades, ciencias pol¨ªticas, criminolog¨ªa¡ e incluso a convertirse en capit¨¢n del Ej¨¦rcito en la reserva. Y lleg¨® un momento en el que, sin motivos familiares por los que permanecer en Barcelona y empujado por el Independentismo, hizo las maletas y se fue a Italia.
¡°Me fui de Barcelona harto. Soy catal¨¢n, tengo el t¨ªtulo de profesor de catal¨¢n y soy catalanista porque me gusta la cultura y la lengua, pero es un atraso que se pretenda despu¨¦s de 500 a?os que Catalu?a sea una naci¨®n diferente (¡) La independencia nos hace peque?os y cerriles y solo se debe a la avidez de algunos pol¨ªticos que lo que quieren es exaltar los sentimientos de la gente para mantenerse en el poder¡±, se?ala el sacerdote al m¨¢s puro estilo Apeles.
As¨ª las cosas, a sus 56 a?os, no tiene ninguna intenci¨®n de volver. ¡°En Ferrara, por primera vez, trabaj¨¦ para la iglesia como canciller del arzobispo y en el archivo hist¨®rico. Hace dos a?os me traslad¨¦ a Roma y me dedico al estudio¡±, zanja el catal¨¢n, que se aloja cerca del Vaticano, sigue viviendo de las rentas y sus ¨²nicos acompa?antes hoy en d¨ªa son los libros. ¡°No me gusta hablar demasiado, no tengo paciencia para aguantar a las personas. No me hubiera gustado ser p¨¢rroco para nada¡±, concluye.