¡®Olympo¡¯, el espejo deformado en el que cine y deporte perdieron el norte: ¡°Segundo puesto, primer perdedor¡±
Los vicios y virtudes del ser humano se arremolinan en Ba?os de Panticosa, donde se encuentra el centro de alto rendimiento que acoge la ¨²ltima gran apuesta de Netflix.


En pleno Valle de Tena, en el coraz¨®n del Alto G¨¢llego y oculto tras las curvas que dibuja una angosta carretera, descansa un vergel hotelero en torno a un viejo y helado ib¨®n que recibe el nombre de Ba?os de Panticosa. Olympo empieza justo cuando Amaia Olaberria (Clara Galle) comete el po¨¦tico atrevimiento de sumergirse en una piscina a 1.630 metros de altitud. Esta suerte de reto a los dioses es toda una deslealtad hacia los mortales; una infidelidad entre iguales cometida de manera sistem¨¢tica. Quiz¨¢ sea porque la traici¨®n es un deporte de equipo.
¡°Maravilloso. Un regalo¡±, dice Nuno Gallego (Cristian Delallave, en la serie de Netflix) de aquellos d¨ªas en los Pirineos, se?alando que fue ¡°como un campamento¡± en tanto que les confinaron en lo alto de la monta?a durante el rodaje. ¡°Uni¨® mucho al equipo t¨¦cnico con el equipo art¨ªstico¡±, a?ade Mar¨ªa Romanillos, quien encarna a Nuria Borges, definiendo como ¡°hogar¡± la experiencia pirenaica y suscitando un sincero ¡°absolutamente¡± por parte de Nira Osahia.

Esta ¨²ltima asume el rol de Zoe Moral, cuyo ingreso en el centro de alto rendimiento donde transcurre la producci¨®n, a medio camino entre el instituto de ?lite y el de El internado, supone la nota discordante que da pie a los acontecimientos de la serie. Despierta en cada uno de los deportistas un reflejo de los pecados capitales que guarda m¨¢s de un s¨ªmil con la industria cinematogr¨¢fica y, en general, con una sociedad que hace del ¨¦xito un fin que justifica cualquier tipo de medio. Incluso el de la v¨ªa r¨¢pida.
?Oscura moraleja o triste realidad?
¡°Yo creo que no pretende dejar ninguna moraleja¡±, pone Nira algo de tierra de por medio; se trata de ¡°ficci¨®n y no es un documental sobre deporte¡±, son ¡°simplemente las historias de un grupo de chicos j¨®venes que son atletas¡±. ¡°Pero s¨ª refleja muchos arquetipos de personalidades del deporte y de la sociedad, y cada uno puede sacar sus conclusiones¡±, concede. A?ade Mar¨ªa Romanillos algo de saz¨®n a este trasfondo filos¨®fico: ¡°Plantea dudas y no las resuelve para que sea el espectador quien se pregunte d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite¡±.

Esa misma duda se dibuja en la cara de Agust¨ªn Della Corte (Roque P¨¦rez, en la ficci¨®n) cuando cavila acerca del mensaje de Olympo. ¡°Creo que nos hace reflexionar mucho sobre la idea y el concepto de ¨¦xito. Y m¨¢s all¨¢ del deporte, cada persona va a poder transportarlo a su experiencia propia, a su trabajo, a su vida¡±, contesta. Es dif¨ªcil concretar qu¨¦ es el ¨¦xito, pero ¨¦l, humilde, aboga por una construcci¨®n propia e individual, alejada de ¡°la contaminaci¨®n de informaci¨®n, que nos puede alejar de los objetivos que est¨¢n m¨¢s alineados con nuestra persona¡±.
Mismo punto de partido para Clara Galle. ¡°Siempre que vemos los ¨¦xitos de un deportista, o de cualquier persona ¡ª'de un periodista, o de un actor¡¯, acerca su divagaci¨®n¡ª sabemos el logro, pero no lo que hay hasta llegar ah¨ª. Ha podido ser una aut¨¦ntica monta?a rusa y no tenemos ni idea de lo que ocurre detr¨¢s", expresa, identificando, ahora s¨ª, una moraleja: ¡°La historia detr¨¢s de lo que consigues. Ah¨ª es donde das verdaderamente tu vida¡±.
Cine y deporte, universos paralelos
Es ah¨ª donde se cruza el s¨¦ptimo arte y el deporte. ¡°Un set de rodaje comparte mucho con el funcionamiento de un equipo deportivo: cada uno se tiene que hacer cargo de su parte del trabajo, y si uno falla perjudica a todos¡±, confiesa Della Corte, quien pone en valor la ¡°disciplina, la puntualidad y el compromiso¡± que se respira en ambos mundos.
La historia detr¨¢s de lo que consigues. Ah¨ª es donde das verdaderamente tu vida
Clara Galle
¡°Y la presi¨®n de estar expuesto¡±, completa Galle. Quiz¨¢ ah¨ª resida el hermanamiento, ya que ¡°son oficios en los que no puedes fallar sin que nadie lo vea¡±. ¡°Los deportistas est¨¢n cuatro a?os prepar¨¢ndose para las Olimpiadas y en un d¨ªa se juegan todo. A nosotros nos pasa parecido. Hemos estado rodando durante nueves meses para que alguien se vea la serie en dos d¨ªas¡±, se sincera, a lo que Della Corte identifica en tan poco plazo de visionado una evidente victoria: ¡°?Ojal¨¢!¡°.
Esto, resume Galle, es ¡±la presi¨®n del ojo externo", algo que, en ocasiones, perjudica; de todo ello ha aprendido la int¨¦rprete en su mete¨®rico ascenso en la industria: ¡°Yo ahora cada vez que cojo un papel digo: ¡®Mira, ?ojal¨¢ cagarla!¡¯. Y ya est¨¢. Si no lo hago bien, tengo toda mi carrera por delante... no me quiero meter la presi¨®n. No tengo que estar perfecta para que la gente vea que soy buena. En otros oficios no existe ese ojo p¨²blico para recordarte en qu¨¦ momento lo haces mal. Habr¨¢ proyectos donde reluzcas m¨¢s y en otros menos. Y ya est¨¢¡±.

Pero no es el ¨²nico punto en com¨²n. ¡°Al final competimos por muy pocos puestos de trabajo, perfiles muy similares... Y, por desgracia, hay mucha traici¨®n¡±, confiesa Gallego. Aunque a Romanillos no le guste ¡°verlo como una competici¨®n¡±, tampoco puede evitar compartir dicha reflexi¨®n: ¡°Hay algo de que si yo me llevo este personaje t¨² no te lo puedes llevar, y si t¨² te lo llevas, yo no me lo puedo llevar. Y en el deporte si t¨² quedas primero, yo no. Existe competitividad. Es inevitable¡±. Osahia pr¨¢cticamente ha debutado en la peque?a pantalla con esta producci¨®n, pero le basta para sentenciar estos entresijos de la industria: ¡°Segundo puesto, primer perdedor¡±.
El rugido del atleta tras la claqueta
Cada uno lo aprendi¨® con el deporte y con la interpretaci¨®n en su vida personal. Llevarlo a Olympo fue, como quien dice, cuesti¨®n de oficio. Y de sacrificio. ¡°He hecho deporte toda mi vida. Me han gustado de todo tipo y siempre me lo he pasado genial. Llevaba un tiempo sin entrenar de continuo, como un par de a?os, pero Olympo me ha venido genial para volver a conectar con esa parte¡±, dice Osahia, que identifica a Serena Williams y a Ana Peleteiro como sus dos referencias deportivas.

¡°Yo soy del Real Madrid a muerte. Y mi ¨ªdolo es Michael Jordan¡±, descarga Gallego, cuya conexi¨®n con el deporte es ¡°fundamental¡±, se ha prolongado ¡°durante toda la vida¡± y, adem¨¢s del f¨ªsico, ha sido ¡°primordial para la cabeza y la salud¡±. ¡°Yo soy del Rayo Vallecano, pero vamos, porque soy vallecana¡±, a?ade una Romanillos transparente.
Quien conoci¨® a la perfecci¨®n el deporte de ¨¦lite antes del rodaje fue Della Corte. ¡°Jugu¨¦ durante mucho tiempo a rugby, me desempe?¨¦ profesionalmente y represent¨¦ a Uruguay, mi pa¨ªs, en diferentes competencias internacionales y durante varios a?os¡±, detalla. Su ¨ªdolo no es otro que Diego Forl¨¢n, leyenda goleadora de Villarreal y Atl¨¦tico de Madrid. ¡°Por suerte pude conocerlo y compartir alguna cosa con ¨¦l. Yo entrenaba en el mismo centro de alto rendimiento en el que ¨¦l entren¨® durante una parte de su carrera. Era muy fuerte llegar a las siete de la ma?ana para entrenar y que ¨¦l, casi al final de su carrera, estuviera ah¨ª desde las cinco con su entrenador personal. Esa obsesi¨®n por el trabajo y esa relaci¨®n tan sana con el deporte que ha mantenido a lo largo de toda su vida... Me parece muy admirable¡±, relata, risue?o.

Empez¨® tambi¨¦n muy pronto en el deporte Clara Galle. ¡°Fui gimnasta durante mucho tiempo. Mi vida era ir al cole y luego a entrenar; cuando lo dej¨¦, que ten¨ªa 18 a?os y fue cuando me vine a Madrid, he seguido haciendo much¨ªsimo deporte porque para m¨ª...¡°, trata de buscar palabras; las encuentra: ¡±Termino de rodar y necesito hacerlo; o me levanto y lo necesito para empezar bien el d¨ªa. Es algo necesario¡±. Su admiraci¨®n patria va hacia Rita Mam¨²n y Almudena Cid, adem¨¢s del gui?o simp¨¢tico que tiene hacia su antigua entrenadora; m¨¢s all¨¢ de la frontera, hacia Simone Biles, ¡°que es un referente de los l¨ªmites a los que uno est¨¢ dispuesto a llegar para competir; llegar a una meta, pero sin olvidarte que detr¨¢s hay una vida y una persona que cuidar¡±.
No extra?a que, cuando uno propone a Della Corte y a Galle que describan Olympo en una frase, ambos se miren y, a la vez, pronuncien la misma frase: ¡°?Hasta d¨®nde est¨¢s dispuesto a llegar?¡°.
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