De tontear en un tren a calentar ¡®First Dates¡¯: ¡°Ha probado este caramelo...¡±
Mar¨ªa de las Monta?as y Juan coincidieron en el tren de camino a Madrid y tuvieron un flechazo antes de que el programa les juntase delante de las c¨¢maras.


Varios participantes en el programa de citas a ciegas First Dates han confesado que la producci¨®n hace todo lo que est¨¢ en su mano para que las personas que van a compartir comida no se conozcan antes de llegar al plat¨®. Habitaciones separadas una vez que se encuentran en las instalaciones o, incluso, transportes distintos para llegar hasta el restaurante dirigido por Carlos Sobera son algunas de las estrategias que emplean.
Sin embargo, no siempre es posible conseguir su prop¨®sito. Se han visto bastantes casos de personas que ya se conoc¨ªan antes de aparecer delante de las c¨¢maras, pero no tantos como el de anoche. Mar¨ªa de las Monta?as, ¡®Monti¡¯ para las amigas, y Juan viajaron en el mismo tren desde M¨¢laga sin saber que el destino les deparaba una comida juntos. Aun as¨ª, no tuvieron que esperar a su destino final para suponerlo, pues ambos sintieron tal flechazo que, en realidad, su primera cita fue sobre las v¨ªas del tren.
Cuando fue recibida por Laura Boado, Monti confes¨® lo que hab¨ªa sucedido de camino a Madrid. No sab¨ªa si Juan ser¨ªa finalmente su pareja, pero ten¨ªa ese presentimiento. Su paisano tampoco se hizo mucho de rogar y, cuando entr¨® al plat¨®, se fundi¨® en un abrazo c¨®mplice con Mar¨ªa de las Monta?as. Su cita oficial acababa de comenzar, aunque ya ten¨ªan la mayor parte del camino recorrido.
¡°Qu¨¦ buen ojo hab¨¦is tenido, de verdad¡±, le dijo la malague?a a Laura Boado visiblemente feliz. ¡°Ven¨ªamos los dos en el tren desde M¨¢laga... Blanco y en botella, leche¡±, replic¨® Juan, que en todo momento dio por hecho que su cita era aquella extra?a del tren.
Sube la temperatura en el reservado
Como la parte inc¨®moda del trabajo ya la llevaban resuelta desde por la ma?ana, Monti y Juan fueron directamente al grano. Los dos coincid¨ªan en que el sexo ¡°ten¨ªa que ser el 80% de una relaci¨®n¡± y a ella no le importaba la calvicie de ¨¦l. ¡°Me ponen los calvos y m¨¢s un calvo con cara de malote¡±, le dijo ella. ?l, nada m¨¢s escuchar eso, decidi¨® que no quer¨ªa volverse a M¨¢laga esa noche y que prefer¨ªa quedarse con ella en Madrid.
Sus preferencias sexuales, lugares en los que lo hab¨ªan hecho en p¨²blico o la frecuencia diaria fueron algunos de los temas que dejaron resueltos antes de comerse en postre en el reservado. Y all¨ª, con la ayuda de la producci¨®n del programa, termin¨® explotando la pasi¨®n. Besos, caricias y promesas de futuro. ¡°Me llaman el pulpillo de M¨¢laga porque no tengo dos manos, tengo muchos tent¨¢culos. Ya ha probado este caramelo y parece que le ha gustado. Ya ver¨¢s cuando encuentre la sorpresa¡±, ha bromeado Juan en un estado de aparente excitaci¨®n. Aunque, despu¨¦s de todo, eso era lo de menos.