Davidovich deja atr¨¢s a sus demonios para retar a Alcaraz

Dejando atr¨¢s sus demonios, esos que le hicieron vivir un infierno en su victoria sobre Jack Draper, este viernes, Alejandro Davidovich (42? del mundo y 25 a?os), en modo zen, alcanz¨® las semifinales del Masters 1.000 de Montecarlo, en las que se medir¨¢ con su compatriota Carlos Alcaraz, vencedor sobre el franc¨¦s Arthur Fils (4-6, 7-5 y 6-3 en 2h36). Habr¨¢ finalista espa?ol en M¨®naco. Foki, en una versi¨®n diametralmente opuesta a la del d¨ªa anterior, arroll¨® (6-3 y 6-2 en 1h10) al australiano Alexei Popyrin (27? y 25), compa?ero de generaci¨®n con el que comparte ser campe¨®n j¨²nior de Slam (el aussie lo fue en Roland Garros de 2017 y el malague?o, en Wimbledon de ese mismo a?o), para alcanzar la pen¨²ltima ronda del torneo monegasco por segunda vez en su carrera. La anterior fue en 2022, cuando cay¨® en la final contra Stefanos Tsitsipas. Ahora, y una vez controladas sus emociones, quiere volver a so?ar.

Pese a que pueda sonar parad¨®jico, Davidovich empez¨® el partido tratando de dejar atr¨¢s todo lo vivido 24 horas antes. El espa?ol ven¨ªa de ganar, s¨ª, y en una victoria de mucho m¨¦rito, pero tras una fren¨¦tica lucha interna. ¡°A nivel emocional puede ser el peor partido del a?o. Ha sido una monta?a rusa todo el partido, no he sabido controlar mis emociones¡±, se sinceraba el malague?o despu¨¦s de cargarse a Draper, campe¨®n en Indian Wells. Contra Popyrin, sali¨® a la Pista Rainier III muy sereno. Tabula rasa a nivel mental. Se not¨® en los primeros minutos del partido, en los que sum¨® dos de sus tres primeros juegos al saque sin ceder ning¨²n punto, y cuando el set se empez¨® a calentar. Celebraciones en petit comit¨¦, con un palco hacia el que siempre mostr¨® una actitud muy positiva, y protestas t¨ªmidas, pr¨¢cticamente inexistentes.

¡°Como dije, ayer fue una monta?a rusa todo el partido. Sab¨ªa que ten¨ªa que cambiar ese aspecto a nivel mental. Al final, he demostrado que puedo hacerlo. Me da fuerzas para poder competir ma?ana y estar a gran nivel¡±, puso en valor Davidovich tras la victoria. La ¨²nica vez que el espa?ol alz¨® la voz fue por un saque de Popyrin que se dio por bueno y que, seg¨²n lo que ¨¦l ve¨ªa en la tierra, no hab¨ªa entrado. Fue en el ecuador de la primera manga, cuando Foki se dispar¨®. Despu¨¦s de un sexto juego eterno, en el que no pudo rematar tres bolas de break, la pista se empez¨® a inclinar hacia el lado australiano, con el saque como ¨²nica arma para defenderse y con muy malas sensaciones f¨ªsicas. En octavos, Alexei necesit¨® casi tres horas para vencer a Casper Ruud. Davidovich lo ley¨® de forma muy inteligente y lo utiliz¨® a su favor, con un juego muy variado, de lado a lado, con el que martille¨® el rev¨¦s rival (el suyo est¨¢ a un nivel supremo) y que le permiti¨® sumar siete juegos seguidos, del 3-3 del primer set al 4-0 del segundo. Game over.

Una victoria inapelable que le permite olvidar el mal trago vivido contra Draper (termin¨® llorando y su entrenador, F¨¦lix Mantilla, hasta se fue de las gradas ante la actitud de su jugador) y que sigue dando forma a un primer tramo de la temporada excelente. Con las presentes, Davidovich ya ha alcanzado tres semifinales en lo que va de a?o (en Montecarlo, tambi¨¦n disputar¨¢ las terceras en Masters 1.000). En los dos anteriores casos (Delray Beach y Acapulco), el espa?ol lleg¨® a la final. El t¨ªtulo, uno que se le resiste en categor¨ªa ATP, se le escap¨®, pero los n¨²meros hablan por s¨ª solos. De forma virtual, Foki ya es octavo en la Race, con lo que, a d¨ªa de hoy, disputar¨ªa las ATP Finals, y 30? del ranking. Cuando puede ganar a sus demonios internos, tambi¨¦n puede ganar a los mejores del mundo.

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