Todo se americaniza, menos el descanso
La ubicaci¨®n en el calendario trastorna a futbolistas y entrenadores.
El proceso de americanizaci¨®n del f¨²tbol adquiere una nueva magnitud en el Mundial de Clubes. Con la zanahoria de los petrod¨®lares ¡ªprosigue el blitzkrieg saudita por el control y el dominio de la esfera del deporte¡ª, el inter¨¦s que ha adquirido el capital estadounidense por el f¨²tbol y las sinuosas ambiciones de Gianni Infantino, presidente de la UEFA, este torneo aprieta todav¨ªa m¨¢s el asfixiante nudo que opera sobre los futbolistas, v¨ªctimas de una paradoja: todo se americaniza, menos el descanso de los jugadores.
En los ¨²ltimos 10 a?os se ha acelerado en el f¨²tbol un proceso adherido a la mirada que Estados Unidos tiene de sus deportes preferidos. El f¨²tbol no lo ha sido, pero pronto figurar¨¢ entre ellos. D¨¦cadas de migraci¨®n centro y suramericana han trasladado al norte sus pasiones colectivas. El f¨²tbol es una de las m¨¢s evidentes.
Lo que no se pudo lograr en la d¨¦cada de los setenta con la llegada de Pel¨¦, Beckenbauer, Cruyff y George Best, tiene muchas posibilidades de instaurarse ahora. Por si acaso, la FIFA ha regalado un puesto en el torneo al equipo de Messi, el Inter de Miami, que no se hab¨ªa clasificado por derecho. El organismo vigilante de las reglas no ha tenido el menor problema en vulnerarlas. Messi era tan prioritario en el Mundial como el Real Madrid.
La ubicaci¨®n en el calendario trastorna a futbolistas y entrenadores. Unos necesitan respirar y los otros desean preparar la pr¨®xima temporada en unas condiciones decentes, pero se privilegian los 1.000 millones de d¨®lares que Arabia Saud¨ª repartir¨¢ en el Mundial y la adicci¨®n consumidora de los aficionados al f¨²tbol.
El Atl¨¦tico de Madrid y el PSG jugaron el domingo a las doce del mediod¨ªa en Pasadena, bajo un sol infernal, en condiciones penosas para futbolistas y espectadores. Poco importa. No es un torneo dise?ado para que se llenen los estadios y los jugadores vuelen en el campo. Interesa la audiencia y la repercusi¨®n medi¨¢tica. En Espa?a, ¡®DAZN¡¯ (plataforma de streaming de pago que ofrece este evento de forma gratuita) y ¡®Telecinco¡¯ emitieron el partido. La audiencia en el canal generalista fue la m¨¢xima del d¨ªa: el 22%. De eso se trata.
El Mundial se clausurar¨¢ el 15 de julio. Unas semanas, por tanto, con alt¨ªsimas dosis de f¨²tbol en medio de un panorama semivac¨ªo en el deporte profesional estadounidense. En los pr¨®ximos d¨ªas se conocer¨¢ el vencedor de la serie final de la NBA ¡ªOklahoma o Indiana¡ª y s¨®lo permanecer¨¢ en acci¨®n una de las cuatro grandes Ligas profesionales: la de b¨¦isbol. Desde esta perspectiva, tiene todo el sentido rellenar el espacio con f¨²tbol y estrellas mundiales.
Llegar¨¢n quemados, despu¨¦s de ingerir una frondosa ensalada de competiciones nacionales e internacionales, tanto con sus clubes como con las selecciones. El Atl¨¦tico-PSG es un buen ejemplo. Cuatro jugadores del Atl¨¦tico ¡ªDe Paul, Simeone, Juli¨¢n Alvarez y Molina¡ª ven¨ªan de disputar la semana anterior las eliminatorias de clasificaci¨®n para el Mundial. Adem¨¢s, Lenglet y Le Normand hab¨ªan participado en los dos partidos de la Liga de las Naciones.
El PSG ven¨ªa de disputar la final de la Copa de Europa el 30 de mayo y varios de sus internacionales ¡ªDonnarumma, Marquinhos, Pacho, Nuno Mendes, Vitinha, Jo?o Neves, Fabi¨¢n y Gon?alo Ramos¡ª hab¨ªan jugado las eliminatorias sudamericanas o los partidos finales de la Liga de las Naciones. Todo esto despu¨¦s de una temporada que comenz¨® sin resuello para muchos de ellos: Eurocopa, Juegos Ol¨ªmpicos y el salto inmediato a las ligas.
Claro que el negocio manda y el modelo americano se impone en casi todo: VAR, cambios de reglas, ¨¢rbitros a gog¨®, la audiencia como becerro de oro¡ Algo, sin embargo, no cuadra. Mientras que las cuatro grandes Ligas profesionales de Estados Unidos disponen de cinco, seis y hasta siete meses de descanso entre el final de temporada y el comienzo de otra, los patrones del f¨²tbol exprimen sin piedad a los jugadores. Algo es seguro: el nudo seguir¨¢ apret¨¢ndose.
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